Vida Nueva Digital: «Los monstruos y las doncellas»

Artículo de Cristina Inogés Sanz, publicado por Vida Nueva Digital el 16 de julio de 2025

Es muy extraña la cultura que no tiene leyendas de doncellas raptadas por dragones o monstruos de las que ya no se sabe más, o leyendas de doncellas que eran entregadas en ceremonias cargadas de rituales, como tributo y cuyas familias lo vivían como un honor. Eran representaciones festivas, tanto religiosas como profanas. Por supuesto, de las doncellas no se volvía a saber. Todo esto lo vemos y estudiamos ahora dentro de la Antropología Cultural y, todas las culturas sienten gran satisfacción al recuperar parte de su historia. Si tradicionalmente las protagonistas de raptos y tributos eran doncellas y, pese a creer que era algo de tiempos pasados, en el siglo XXI seguimos con doncellas en peligro y, además ¡donceles!

Cada cierto tiempo leemos la noticia de un movimiento, fraternidad, o grupo intervenidas por el Vaticano. En algunas ocasiones nos encontramos también con el nombre del o de los comisarios enviados para su escucha e inspección. Pero, son noticias aisladas de las que no volvemos a tener más información. No obstante, gracias a estas noticias, sabemos de algunos casos que ponen la piel de gallina y nos sitúan ante la realidad.

Estamos, o deberíamos estar ya, en tiempos de transparencia sinodal, pero creo que nos falta mucho. Tal vez se deba a que pocas personas pueden creer que haya instituciones tan corrompidas como esta –y no es la única- por la corrupción de sus miembros.

Pero, al ir sabiendo lo que encierran algunas de ellas, he empezado a pensar y me cuestiono si no hay alguna lista de todas las instituciones intervenidas por la Santa Sede y la causa. Supongo que alguna habrá y que estará en algunos dicasterios, pero, ¿por qué no hacerla pública? Al menos hacérsela llegar a los obispos para que sean conscientes de lo que puede llegar a sus diócesis, aunque, para ser sincera, ¿por qué no a todo el pueblo de Dios que tendría que saberlo? ¿Y, por qué tendría que saberlo?

Porque así sabríamos todos sobre qué instituciones deberíamos tener ciertas precauciones y, sobre todo, para que algunas doncellas y donceles, no fueran engañados al encuentro con el monstruo como si de una actual leyenda se tratase.

Colonización emocional

Estos jóvenes de ambos sexos solo escuchan los cantos de sirena y, cuando podrían reaccionar, ya es tarde porque el proceso de manipulación se inicia al captarlos y la “colonización emocional” empieza desde el primer día y la primera noche que pasan entre sus muros.

Dejar en manos de los obispos la decisión de permitir o no que estos monstruos modernos aniden en sus diócesis, ¿no es en sí mismo arbitrario? La realidad demuestra que muy pocos piden informes fuera de los que le facilite la propia institución que llama a sus puertas y, evidentemente, no les van a decir que están intervenidas. Algunos obispos quieren buenos números en sus diócesis para presentar estupendos informes en Roma, pero, ¿a qué precio? ¿Son preferibles estos grupos sectarios cuyas barbaridades se llegan a saber, cuando algunos de sus miembros consiguen denunciar los abusos sufridos, y eso si consiguen escapar? Claro, estos grupos, por principio, no van a causar problemas para que su forma de vida no salga a la luz y, son muy diferentes a la sana Vida Religiosa que con su punto de profecía puede ser más molesta…

Es verdad que, en algunas de esas diócesis en las que son admitidas, puede haber un equipo que haga un seguimiento a estos grupos sin que sepa (¡otra vez la falta de transparencia!) y que solo lo digan si sucede algo, para que se vea que se ponían los medios adecuados para evitar algunos males. Generalmente, si existe este grupo de seguimiento, se debe a las indicaciones de instancias superiores.

Un programa para delinquir

Hay familias que entregan a sus hijas e hijos a estos monstruos, en ceremonias también muy ritualistas, llenas de belleza (falsa) que, en ocasiones, están presididas por el propio obispo. Pero, realmente, las familias no saben que las/los están entregando en el altar profano de un sacrificio que solo va a servir para ser convertidas en víctimas de abusos de todo tipo y terminar siendo personas totalmente rotas.

No son grupos, fraternidades, o movimientos perseguidos por ser fieles a la tradición y ser auténticos discípulos del Señor, que es su argumento para defenderse presentándose como víctimas. Son monstruos a los que se ha permitido existir, aunque algunas veces, en sus propias constituciones está su programa para delinquir. Porque, no podemos olvidar que todo abuso, de la forma que sea, es espiritual y es un delito.

Tiempo de una transparencia que deberíamos pedir por el bien de todos. Sobre todo, porque ya no vivimos en tiempos de monstruos a los que entregar doncellas y donceles. Porque, de lo contrario, habrá que empezar a pedir más responsabilidades.

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