Categoría: Fábulas

  • San Bruno en el Siglo Veintiuno

    San Bruno en el Siglo Veintiuno

    Para cambiar un poco el aire, a continuación, una nueva “fábula” de esas que pueden encontrar en este blog yendo a la categoría de fábulas, haciendo clic en el ícono que encabeza el artículo:

    En esta ocasión contaremos la historia que nunca pasó de la segunda pesadilla de la monjita, la misma que había soñado la parábola del samaritano y que pueden encontrar aquí.

    Y esta vez salió con rima:

    San Bruno

    En el Siglo 21

    La monjita sólo se abría totalmente con su segundo director espiritual: el Padre Contreras. No se trataba de un director «suplente», sino más bien del más confiable, el seguro. «El titular» era parte de la actuación que le obligaban interpretar en su “familia religiosa”.

    Y como su último sueño había sido revelador como el anterior del buen samaritano, no dudó en mandarle un mensajito a Contreras pidiéndolo ver en secreto. El Padre Contreras tenía un pie adentro y otro afuera de la “familia”.

    -Padre, la otra noche tuve una especie de pesadilla. No paro de soñar con el P. Volador… con esto de su muerte, no dejan de alabarlo en la comunidad; ya lo tienen por santo y le están pidiendo gracias especiales.

    -Cuénteme, Hermana.

    -Esta vez fue bastante aterrador- prosiguió la monjita frotándose las manos de impresión que le daba. -La historia de San Bruno me la han contado tantas veces que se metió en mi sueño…

    San Bruno, para los que no saben, era un monje que decidió cambiar de vida al ver a un muerto en su ataúd levantarse y decir que dejen de rezar por él porque estaba condenado en el infierno. Casualmente, el difunto tenía fama de santidad, y por lo que se deduce, era una fama bastante auténtica y no artificial. Así y todo, no había sido suficiente la fama para ingresar al Paraíso.

    -Continúe Hermana.

    -Es escalofriante, Padre. No sé si estaré pecando al contarle esto…- dijo la monja haciéndose la escrupulosa.

    -Déjese de vueltas que tenemos poco tiempo- apuró el curita Contreras que sabía que en cualquier momento alguien lo descubriría atendiendo monjas nadalinas.

    -Era el Padre…-siguió con voz temblorosa.

    -¿Qué padre?…

    -El Padre… Bueno; el Padre… Volador.

    -¿Y?

    -Era él, digo, que estaba muerto en el féretro. Y todo sucedía acá en San Rafael. Lo habían traído de Génova y lo estaban por enterrar en una fosa común… o sea… no común-común, sino común, normal, como todas las demás…- terminó de expresarse la complicada religiosa.

    -Ok- alentó el curita cada vez más intrigado. -¿Y qué tiene que ver San Bruno?

    -Ahora le cuento, Padre. De repente lo ví a San Bruno, en el fondo del enrome grupo de gente que había allí, con hábito de trapense, austero y serio, y me miró a los ojos como comunicándome algo. Yo entendí que me quería decir que vaya más cerca del cajón de Volador, y así lo hice.

    Llegado el mejor punto del relato, la monjita cambió súbitamente de tema:

    -Padre, no hizo mate esta vez…

    -Hermana, ¿qué tiene que ver el mate ahora? Termine de una buena vez, que tenemos vigías por todos lados, y más en estos tiempos de luto institucional.

    -Perdón. El tema es que me acerqué con miedo… Usted sabe que el Padre Volador no me simpatiza mucho. Y entonces, cuando le hacían el responso en latín… ¡Se ABRIÓ EL CAJÓN!

    – Jejeje. Ya me imaginaba- sonrió Contreras. – Y después dijo “Por justo juicio de Dios” …

    -«He sido condenado»- completó la monjita horrorizada. – Dejen de rezar por mí, dijo. Y se tumbó para siempre. Me desperté a las 3 de la mañana convencida de que el sueño era realidad. Me costó mucho volver a dormir. Y hasta ahora tengo esa imagen grabada. Una cara… la cara de siempre del Padre, digamos… Pero desesperada…

    El Padre Contreras no dijo nada. Hubo un silencio sepulcral entre los religiosos disidentes.

    A los pocos días, cuando el funeral estaba por hacerse realidad, la monjita encontró una excelente escusa para no asistir. No le creyeron, pero la dejaron. Total, ya sabían que era de las “espías” o algo así. La división de su “familia religiosa” era cada vez más evidente.

    Y del Padre Contreras no se supo más nada. La monjita dedujo que se había hecho diocesano por un comentario que escuchó de otra monjita que repetía la conocida frase. “Pobre… se fue mal y está en Buenos Aires con los progresistas. Perdió el espíritu de la Congre. Dios lo perdone”.

    En cuanto al Padre Volador… nunca se supo si “voló” realmente de Italia a Argentina, o mandaron en su lugar un muñeco.

  • Nadalinas vs Bueludos

    Nadalinas vs Bueludos

    Dirigido a las SSVM y a los miembros del IVE que quieran enterarse

    El partido había comenzado, allá por el año 1988: de un lado, el verdadero Fundador, con su raqueta en mano, y toda su hinchada de “Nadalinas” apoyándolo… Del otro, el inexperto en cualquier deporte: el “Usurpador”, aclamado paradójicamente como “Campeón” por los… (ahora se entiende), “Bueludos”.

    Obviamente, cuando hay intereses de por medio, hasta los verdaderos campeones pierden. De hecho, la partida se extendió por más de 30 años sin presentar mayores problemas por parte del experimentado tenista: hace rato se encontraba “fuera de juego”, y la victoria se adjudicaba al “Chanta”, el “Usurpador”, que de tenista tenía menos educación que Kicillof para hablar.

    Sin embargo, la verdad, incluso en los deportes, sale a la luz, tarde o temprano, como lo acaba de demostrar el Campeón de Fútbol rosarino. El gran tenista, aún retirado y fuera de juego, todavía podía hablar, y a eso le temían los Bueludos y las actuales ex Nadalinas. ¡Qué terrible sería enterarse que al final, el verdadero “fundador” no era el de estómago generoso, sino el esbelto de la raqueta, a quien las ex “nadalinas” le debían su apodo… y existencia!…

    Pero esta información la manejaban sólo algunas en la “Congre” del Usurpa. La mayoría seguía en el error inducido por todas y cada una de las Superioras Nadalinas… perdón, Bueludas.

    Hasta que llegó el momento de relatar la verdadera historia…

    Continuará en el próximo set…

  • Discursos tendenciosos para ir «zafando»

    Discursos tendenciosos para ir «zafando»

    El Padre Zafata venía zafando bien: hasta el momento había logrado permanecer, no sólo en su eterno cargo de “consejero infalible”, sino, sobre todo, limpio de otros cargos, ya no de gobierno, sino en contra suyo.

    A-Zafata no le gustaba andar por las nubes: si volaba, no era de las que pasaban ofreciendo a los tripulantes algún trago; más bien lo haría para ver al Volador y ahí sí, tomarse unas copitas de Johnnie Walker con él y los suyos, manteniendo las “buenas tradiciones”. En ese sentido, conservaba los pies en la tierra… o en los zapatos.

    En pocas palabras: Zafata venía zafando bastante, y como muchos recordarán la rima, “si no la gana la empata”.

    La cuestión es que una vez metió la pata. Y su indiscreción quedó grabada para siempre. No sólo “scripta manent”, sino también, hoy en día, lo grabado, grabado está. Y Zafata mostró la hilacha.

    ¡Hace mucho que no contábamos una fábula! Y la de hoy ni siquiera empezó: los dejamos con la intriga, y entonces, quien quiera terminar entendiendo este vuelo a Roma, que escuche el audio aludido, yendo a este enlace, para conocer las maniobras ocultas, las “alegrías” selectivas, la discriminación en la información y la división interna de este Instituto.

    La pregunta obvia sigue en pie: ¿pero hasta cuándo van a seguir «zafando»?

  • Dando explicaciones (II)

    Dando explicaciones (II)

    Lo que había que dar, como siempre, eran explicaciones. Porque, claro: las noticias estaban en la Web, y eso significaba la muerte para los Intocables.

    Sobre el caso del “Volador” ya se habían dado algunas, y lo hemos relatado en la primera parte de esta fábula, AQUÍ.

    Ahora había que explicar el caso “Luisito”; sí: el mismo que escribía en “el Blog de Luisito”.

    Para ello llamaban a los mejores Chamulleros Oficiales de la zona. Y sin demorarse mucho, juntaban a las matarazas todas juntas en el gallinero, y pontificaban con aire de seriedad.

    Esta vez la suerte cayó sobre el Gran Chamullero Gilonch, y con su habitual estilo pseudo filosófico y fingida gravedad y aplomo, de dirigió al público con las siguientes palabras:

    “Nos han llegado algunas consultas sobre un chico, Luisito, que estuvo con nosotros, pero que salió mal…”

    No podían omitir el famoso “salió mal”. Gracias a ciertos slogans finqueros, los Intocables podían englobar las cosas más degeneradas, (entiéndase como variedad de géneros, siguiendo el estilo filosófico del elegido para informar). Cualquier caso era bien explicado con algunas típicas frases como “mal espíritu”, “persecución”, “juicio propio”, etc.

    El caso es que Luisito escribía en el blog y la gente se enteraba de muchas cosas ocultas. Los diarios también los “perseguían”, así que, la explicación a las matarazas era necesaria.

    Continuó el Padre Gilonch:

    Lamentablemente es cierto: el abuso ocurrió, pero Luisito no habló nunca en su debido tiempo. Recién ahora, ya de grande, empieza a hablar porque quiere plata.

    El relato escusaba todo con la siguiente pregunta retórica: «¿Cómo íbamos a saber algo que nunca contó?«

    Y con esto terminó la “explicación”. Obviamente que aquí la resumimos para no cansar con discursos oficialistas de los Intocables.

    Sin embargo, la fábula no termina aquí. Las matarazas no eran todas tontas como se las catalogaba en la Finca. El chismerío era inevitable, y alguna que otra monjita pensante se puso a objetar:

    -Pero entonces ocurrió el abuso de Luisito- objetó Sor Viva a Sor Etérea.

    -Sí, claro. Pero no habló en su debido tiempo. ¿Cómo pretende que los superiores hagan algo si no habla? – respondió casi de memoria la Etérea, como si viviese en una nube de gas.

    -En verdad, amiga, lo que no te dije es que yo leí su testimonio, y él dice que habló siendo seminarista mayor, en el 2005 si no me equivoco, y el Padre Zapatero fue el que lo escuchó.

    La Sor Ete, (como le decían los seminaristas y los curas), no manejaba tanta información. Era una monjita oficialista, de esas que repiten lo que dicen los oficialistas machos, y listo.

    – ¿Qué tiene que ver, Vi? Acá lo que importa es lo que nos dijo el Padre Gilonch. Esa es la verdad. No te dejes llevar por las mentiras que corren por la Web, – sentenció la Etérea sin inmutarse.

    -Pero te estoy diciendo: el hecho ocurrió, en nuestra Congregación, y los superiores mismos nos lo están diciendo. Quiere decir que hay abusos, al menos, hubo uno, – terminó molesta la objetora.

    -Tranquila, hermana. Es una excepción que no dice nada, un caso aislado-, tranquilizó la oficialista. -Además no nos corresponde a nosotros juzgar el caso. Simplemente nos están explicando que ese chico está loco y busca dañar a la congregación, y quiere plata, nada más.

    A la monjita inteligente no le cerraba la simplista conclusión de su colega. No resistió a rebatirle: -Sólo digo lo que nos comunicó Gilonch: el hecho ocurrió.

    -Sí, obvio-

    – ¿Y? …- dijo la Viva. – ¿Entonces?…

    – Y nada. ¿Qué más querés saber? – manifestó su enojo la no pensante.

    -Quiero saber si habló o no con Zapatero. Porque si habló y Zapatero con Volador no denunciaron a Roma, entonces Luisito tiene razón. Al menos, el Comunicado oficial del Padre Rosito le da la razón. Por eso no me cierra lo de Gilonch.

    – ¡Qué terrible que sos, Viva! – se escandalizó la Sor Ete-Rea. -Con ese juicio propio que tenés te vas a perder. Tenés mal espíritu, sos soberbia y te dejás llevar por las falsas noticias de internet. Te conviene hablar pronto con tu director espiritual. ¿Quién es?

    – ¿Mi director? – preguntó aturdida la Sor Viva.

    -Sí. ¿Quién te dirige?

    La monjita inteligente sabía que no era bueno responder la verdad, en este caso. Pero no temió las consecuencias, y lo dijo:

    -Me dirijo con el Padre Contreras. ¿Por qué?…

    – ¿Contreras? – exclamó llena de escándalo la Etérea. – ¡Pero ese Padre salió de la Congregación! ¿Cómo te permiten eso? Deberías ya mismo cambiar de director. Ahora entiendo todo. Tenés mal espíritu.

    La monjita con luces no se contuvo y se puso a reír a carcajadas.

    – ¿De qué cuernos te reís, Viva? – gritó enojada la oficialista.

    – Es que yo también ahora entiendo todo. La verdad pasa por lo que te dicen los Padres como Giloch. Todo lo demás es mentira. ¡¡Jajajaja!!

    A los pocos días, la Sor Viva pasaba a otra congregación de Buenos Aires. Y la Sor Ete ascendía a encargada en su convento de filtrar malos espíritus a tiempo.

    Fuente: https://fabulasdelverboencarnado.blogspot.com/2022/12/dando-explicaciones-ii.html

  • De caricias y golpes

    De caricias y golpes

    En la comarca mendocina había de todo: caricias y también golpes.

    De las caricias ya hemos narrado algunas historias, como aquella del cuarto del Padre Buela. Buela era el cura “Violador” que le habían hecho “el muñeco volador”. Condenado por las autoridades de la alta jerarquía, pero negado por sus seguidores y ocultado a sus inferiores, el viejo “aBuelo/a” gozaba de gran prestigio a pesar de todo, y ya desde los inicios de la comarca, acariciaba a sus elegidos, con gustos parecidos a los de su viejo amigo, el defenestrado ex príncipe, “Tío Mac”.

    Pero en esta loca comarca no todos recibían “las caricias del aBuelo/a” … también se recibían golpes… Se practicaba una especie de boxeo religioso, porque la susodicha comarca era en verdad un seminario religioso… así decían.

    (más…)
  • «El Blog de Luisito»

    «El Blog de Luisito»

    Lo llamaban “Luisito” … Y escribía con bastante frecuencia. Por eso, para los conocidos, era «el blog de Luisito».

    Pocos sabían que, en verdad, el tan temido blog no era suyo, sino de otras personas que, desde mucho antes, venían escribiendo y aumentando día a día la audiencia. Ahora, por esta inconveniente aparición en escena del Luisito, el blog pasaba a robarse su nombre.

    El joven escritor ya no era tan joven, y ese diminutivo en verdad ya no le cabía. Los años habían pasado y la época en que lo identificaban así ya había quedado bastante atrás.

    Sacerdotes, religiosas, maestros, profesores, amigos, padres y madres de familia lo habían visto crecer al nuevo autor del blog: “El Luisito”.

    Muchos de ellos no lo podían creer: de repente, el tan inocente Luisito se da vuelta y empieza a “atacarnos” …

    Se trataba de todo un grupo de gente, muy aficionados a una orden religiosa joven, que, en vez de detenerse a ver las cosas que el antiguo alumno hacía notar en su blog, preferían seguir defendiendo la imagen idílica de su fundación y, sobre todo, de su fundador.

    Muchos de los aficionados a la orden decían no interesarles los escritos del molesto autor, -porque en verdad les molestaba-, y, sin embargo, se dedicaban a leerlos y comentarlos con llamativa curiosidad.

    De ahí que, además de los chismes de pasillo en la “curia” de la orden, se usara el diminutivo semi cariñoso para comentar en el blog, la mayor parte de las veces, en contra de su persona. Ya no era sólo en los corredores de la alta curia: “¿viste que Luisito volvió a publicar más desvaríos?”, sino también en los espacios de la web: “Luisito, Luisito, ¿por qué atacás una obra tan buena? ¿no te das cuenta del daño que hacés a las personas y a la Iglesia? ¿con qué autoridad decís estas cosas?”. Etc. Etc. Etc.
    Eran los comentaristas “moderados” que no querían ser censurados de entrada por utilizar vocabulario no aceptable para Luisito.

    Después de todo, había que tratarlo bien. De lo contrario, ya tenían experiencia de ser cancelados, y no les agradaba la idea de haber perdido tiempo en tipear un comentario que al final no lo leería nadie. Mejor jugar con sus reglas.

    Una vez más se repitió el chismerío en los pasillos sanrafaelinos:

    -Che, de vuelta el “loquillo” sacó otra pavada de las suyas que anda circulando entre los laicos- avisó Alcahuete a Chupamedias.

    -Bah, ¿qué me importa? -le respondía el obsecuente con algo de interés oculto. – ¿qué pone?

    -Nada. Más de lo de siempre: mentiras, indirectas, verdaderas calumnias. Avisále a Plim Plim si lo ves.

    -Ah, pero si Plim Plim seguro que ya lo leyó- dijo con evidente desgano el Chupamedias.

    – ¿Cómo sabés?

    -Se fija todos los días a ver si hay alguna entrada nueva en el blog. Lo marca de cerca.

    El Alcahuete se desentendió, pero igualmente quiso ser precavido y alertar: -Pero mirá que ya están preguntando los laicos, muchas monjas y familias. Dicen que hagan algo, que expliquen o que desmientan las acusaciones…

    El miedo de Alcahuete se olía a la distancia.

    -Quedáte tranqui, hermano- le palmeó la espalda el grandote Chupamedias. -Plim Plim lo tiene controlado. Le compete a él: vos quédate en el molde.

    La conversación fue esa: un circunloquio verbal ya conocido. Se trataba, después de todo, de un artículo más del “blog de Luisito”

     

    Fuente: https://fabulasdelverboencarnado.blogspot.com/2022/11/blog-de-luisito.html

    (más…)