Instituto del Verbo Encarnado, ¿too big to fail?

En el mundo de las finanzas, la expresión too big to fail se utiliza para describir a aquellas instituciones cuya magnitud es tal que su caída podría arrastrar a todo el sistema. Normalmente se aplica a entidades corruptas o mal gestionadas que, a pesar de sus faltas, son mantenidas en pie porque su derrumbe tendría consecuencias aún más graves. Pero ¿qué sucede cuando esta lógica se aplica, de manera silenciosa, dentro de la Iglesia Católica?

El Instituto del Verbo Encarnado (IVE) y su rama femenina, las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará (SSVM), son un caso claro. Desde su fundación en los años 80 en Argentina, el instituto ha crecido de manera desmesurada, desplegando seminarios, conventos, colegios, universidades, editoriales y múltiples fundaciones en decenas de países. Ese crecimiento, sin embargo, ha estado acompañado por una corrupción estructural que el Vaticano ha intentado contener sin éxito.

Corrupción bajo múltiples formas

  • Admisión clandestina de novicios: a pesar de la prohibición expresa de Roma, el IVE/SSVM continúa aceptando novicios/as de manera disimulada («voluntariado») en distintas regiones, encubriendo ingresos y manipulando expedientes, en desafío abierto a la autoridad eclesiástica.
  • Opacidad económica: red de colegios, fundaciones y editoriales que operan con baja transparencia, permitiendo mover recursos, sostener la expansión y eludir controles sustantivos de la Santa Sede.
  • Abusos espirituales y psicológicos: control de conciencias, dirección espiritual invasiva, dependencia total de los superiores y anulación de la libertad personal; dinámicas más propias de una secta que de un instituto religioso.
  • Manipulación doctrinal: autopercepción como único depositario de la verdad, instalando la idea de una Iglesia “oficial” debilitada o contaminada, lo que refuerza el aislamiento y justifica la desobediencia canónica.

Una resistencia calculada

El Vaticano ha nombrado seis comisarios pontificios en un intento por corregir la situación. Cada uno ha documentado irregularidades graves, pero ninguno ha logrado frenar el avance del instituto. La estrategia del IVE parece clara: resistir y desgastar, apostando a que su tamaño lo hace intocable.

El dilema de Roma

¿Puede la Iglesia tolerar que una congregación corrupta siga funcionando solo porque su disolución es complicada? Esa lógica genera impunidad y debilita la credibilidad eclesial. El caso de los Legionarios de Cristo ya mostró que, incluso con poder económico y presencia internacional, la intervención puede ser inevitable.

Un riesgo mayor que la caída

El verdadero peligro no es la desaparición del instituto, sino el mensaje de su permanencia impune: que una congregación puede violar normas, manipular conciencias y ocultar corrupción si se vuelve lo bastante grande. Ese es el mayor daño: no solo a las víctimas, sino a la confianza en toda la Iglesia.

Comentarios

Una respuesta a «Instituto del Verbo Encarnado, ¿too big to fail?»

  1. Carlos

    Interesante paralelismo con el mundo de las finanzas.
    De hecho, lo que está ocurriendo es de carácter fundamentalmente financiero en mi opinión

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