¿Afabilidad en el diálogo, o incoherencia?

Comentar en el blog no es propiamente un “diálogo”.

Sin embargo, fundamentalmente, se trata de lo mismo.

Ser afables en el diálogo y en la comunicación: Eso es lo que uno entiende, al menos en su espíritu, cuando se lee el punto 277 del directorio de espiritualidad del IVE. “Para llegar a ser hombres de auténtico diálogo debemos aprender a practicar… la afabilidad: el diálogo no es orgulloso, no es hiriente, no es ofensivo”

¿Qué hemos visto, en lugar de esta recomendada “afabilidad”?

Justamente, lo que venimos denunciando AQUÍ del IVE, una característica muy propia de las sectas: defensa a ultranza de la institución, aun a costa de las personas y la caridad, y otras buenas costumbres. Argumentos ad hominem, y ninguna referencia al texto que “comentan”.

Razón por la cual, simplemente, tuvimos que moderar los comentarios.

La entrada de hoy es breve y quiere mostrar lo que venimos diciendo.

No sería bueno ni ejemplar reproducir aquí los comentarios de algunos protectores del IVE, los cuales, defendiéndolo de esa manera, no le hacen ningún bien al propio instituto. Basta con señalar que se utiliza lenguaje bajo, con malas palabras incluidas. A eso yo no llamo “diálogo afable, diálogo no orgulloso, hiriente ni ofensivo”, sino más bien, defensa ciega de la institución y cero autocríticas (otra de las características sectarias)

En el artículo citado, «El que avisa no traiciona», vemos el ejemplo. Incluida la mentira, ya que han tomado mi nombre, e intencionalmente se hicieron pasar por mí.

Tampoco encontré ninguna disponibilidad al diálogo afable cuando, junto con mis abogados, pedimos hablar con los responsables del IVE para evitar un juicio, el cual ya está en marcha, justamente por voluntad de los “afables”.

En fin.

Nadie está obligado a entrar en este blog y leer.

Lo que escribimos aquí es con buena voluntad, para lectores con buena voluntad, y para el bien de los que no conocen la otra cara del IVE; siempre con respeto. El que no quiera dialogar de la misma manera, que se abstenga de leer y comentar.

Pero si hay algo a lo que nos remite esta actitud, es a la frase de nuestro Señor: “Haced lo que dicen, pero no lo que hacen”


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