Capítulo 3: La cultura de la mentira

 

Seguimos ofreciendo resúmenes del «libro prohibido»

Este capítulo fue escrito por una abadesa y un abad, ambos víctimas o
muy cercanos a una deriva sectaria.

Este es probablemente un elemento omnipresente en las «comunidades
de desviación sectaria.”
No es cierto que se predique oficialmente el arte de
la mentira… lejos de eso, porque cada uno, por el contrario, se siente
perfectamente amoldado al Señor, pero en los hechos, es lo que sucede,
precisamente por este llamado «ajuste perfecto» al Señor que no será
entendido desde afuera. Y venimos a protegernos de miradas externas, y nos
encerramos en una burbuja de auto justificación,
y comenzamos a filtrar los
eventos externos, a interpretarlos, a juzgarlos con el prisma de nuestra luz,
que a menudo no se corresponde del todo con la realidad. En cuanto a lo que se
dirá afuera, de la vida de la comunidad, aquí también, especialmente aquí, se
hará una clasificación de lo que queremos mostrar
, una forma de presentar las
cosas que se distancian de la realidad, de la verdad… de ahí lo que se puede
llamar una cultura del mentir.

Notemos que esta cultura del mentir encuentra elementos en la vida
religiosa que favorecerán enormemente su expresión. La virtud de la obediencia
alienta a confiar en el superior, a no argumentar constantemente pidiendo explicaciones
,
sobre todo. De la misma manera la discreción es una cualidad religiosa que
enseña a no repetir a todo el mundo aquello que sucede entre nosotros.
Aquí
tenemos los ingredientes cuya fuerza una persona manipuladora sabrá utilizar su
provecho personal.

Añadimos a esto el
arte de la disimulación y la seducción
, desplegado de frente a aquellos que
tienen autoridad (Obispo o Superior General) para que no se den cuenta en
absoluto de la realidad que se está viviendo
. La autoridad quedará subyugada
por lo que ella ve, y por lo tanto será incapaz de aceptar las críticas hechas
contra esta comunidad: por ejemplo, las visitas frecuentes de la superiora
local a su obispo, dan la impresión de que ella sea obediente, pero su forma de
presentar las cosas, para que aquel que tiene autoridad le dé la razón, revela
un arte consumado de simulación, dejando en claro que, desde el exterior, tal
vez sea muy difícil identificar estos abusos de autoridad.


Cualquier semejanza con el IVE o las Servidoras, no será mera casualidad.


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