Lo lamento por la gente buena que hay en el Instituto del Verbo
Encarnado, e incluso por los que lo defienden de buena voluntad.
Pero el nivel de los “comentarios” que tuvimos que eliminar por
mínima decencia humana, es de los más bajos, llegando a la categoría de “pornográficos”.
Triste, increíble, pero REAL.
¿Dónde quedó, me pregunto, la «afabilidad en el diálogo», de la que han predicado los superiores basándose en las mismas Constituciones? Si están interesados en seguir leyendo del tema, vayan a este artículo.
No le hacen ningún favor ni a la Institución ni a la buena gente que
allí hay.
Si al menos defendieran el IVE con nivel, con argumentos serios y bien
expuestos, (pedimos la mínima educación), sería todo muy distinto. No
tendríamos problema de conciencia para publicarlos. Pero no… No llegan a eso.
Son comentarios de gente que, lamentablemente, y evidentemente,
defienden mal al IVE. Repito: si expusieran argumentos racionales y
ubicados, sin tener que recurrir al sexo, a la pornografía y a la indecencia,
no sería lamentable. Sería incluso positivo: poder escuchar sus razones.
Pero repetimos: no es así como sucede.
No le hacen ningún bien a la Institución que pretenden defender y por la
cual venden hasta su dignidad. ¿Quién les pidió que atacaran de ese modo? ¿Se
sintieron tan heridos? ¿No les ha gustado en absoluto algo que se haya dicho?
Pues entonces es muy simple: deje de leer.
La bajeza con la que escriben manifiesta dos cosas principalmente:
- que
no tienen educación, - que hemos tocado una llaga, y les ha afectado lo escrito hasta el enojo.
Si no está de acuerdo con algo, estimado/a “anónimo”, o deje de
leer, o exponga sus razones con un mínimo de decencia. Entonces sí conoceremos
su opinión y quizás discutamos.
Termino con lo que dije al comienzo: lo lamento por las personas que
de verdad están buscando la verdad, y se encuentran con estos “defensores”
que arruinan todo. Los aliento, a su vez, a abrir los ojos, y darse cuenta que,
mucho de lo que venimos denunciando, lo prueban estos mismos comentadores. Si
de “deriva sectaria” hemos hablado, también AQUI, pues todos los síntomas se ven en ellos.
No vamos a cambiar nuestra política ni nuestra altura y nivel.
Conservaremos la caridad y la verdad por sobre todas las cosas, citando
para esta ocasión al gran San Antonio de Padua, que no tuvo miedo en decir:
“La verdad engendra odio; por esto algunos, para no incurrir en el odio
de los demás, echan sobre su boca el manto del silencio… Jamás se debe dejar de
decir la verdad, aun a costa de provocar escándalo”
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