Una nueva misiva del Cardenal Santos Abril, 4to Comisario Pontificio para el IVE desde su fundación hasta la fecha, nos ha llegado, con las habituales advertencias a las que nos tiene acostumbrados.
La pueden leer en su totalidad al final del artículo; sin embargo, algunos párrafos nos han parecido especialmente destacables, y los queremos publicar aquí, a modo de reumen, clasificados por temática:
1. Destaca a simple vista la admirable buena voluntad del Comisario y al mismo tiempo, la paciencia que tiene:
“En mi condición de Comisario Pontificio para el instituto del Verbo Encarnado, junto con los miembros del Consejo General que me acompañan, aprovecho la ocasión que nos brinda la celebración de la Pascua de Resurrección para llegar a todos vosotros con mi saludo pascual y mis mejores deseos de paz.”
Con qué delicadeza, por ejemplo, hace alusión a los problemas del Instituto, en esta parte:
“Cuando hemos podido dialogar sobre esto con algunos de vosotros, con frecuencia se pone de manifiesto la disponibilidad y espíritu misionero del IVE, que es de alabar: ¿cómo negarnos ante las peticiones de los Obispos, ante las necesidades de la Iglesia? Está bien reflexionar de esta manera, pero el aporte del IVE a la vida diocesana no puede limitarse a suministrar párrocos, sino que debe ser el enriquecimiento de la vida de la diócesis con el carisma del Instituto, que por ser Instituto religioso conlleva la vida fraterna en común y su correspondiente testimonio”.
Y más adelante:
“Si algo hemos podido confirmar, yo y mis Colaboradores del Comisariato, a lo largo de estos años, es la habitual ilegalidad en el modo de operar de los responsables del Instituto del Verbo Encarnado en sus relaciones con el oficio del Comisario Pontificio; queriendo pensar bien, tal vez sea por desconocimiento de las Constituciones y Directorios.”
En numerosos lugares de su carta, el Cardenal se muestra disponible para ayudar al Instituto, con una preocupación verdadera: “Hubiera sido nuestro deseo haber procedido de manera más rápida en esta cuestión, pero no ha sido posible”.
Y con delicadeza y altura, corrige y agradece:
“Con gran dolor he sido informado por religiosos del IVE de la presencia del P. Buela en Acilia, el pasado mes de marzo, presencia realizada sin mi conocimiento ni permiso. Un hecho realmente grave, entre otras cosas por tratarse de una casa que está bajo mi directa jurisdicción en cuanto Comisario Pontificio. Estos religiosos, a quienes agradezco su sinceridad, manifiestan su dolor por las situaciones que rodean al Instituto y la continua desobediencia hacia las normas de la Iglesia con la continua promoción del P. Buela por parte de los superiores entre las filas de los miembros de ambas ramas.”
Finalmente, para mostrar su buena disposición y seriedad en el cumplimiento de su oficio, se despide:
“Con nuestra mejor intención, con nuestras limitaciones y posibilidades y con la ayuda de los religiosos del IVE que con su mejor buena voluntad quieran colaborar, seguiremos trabajando para el bien del IVE y de la Iglesia”
¿A quién le cabría pensar que no hay buena voluntad en el Cardenal? Sólo con un prejuicio muy arraigado (de más de 30 años) se podría llegar a pensar lo contrario.
2. La situación irregular del IVE
También en la carta queda de manifiesto una situación claramente irregular, innegable bajo cualquier punto de vista. Se toman datos reales, se citan fuentes oficiales del mismo Instituto, y se corrobora con la realidad. Algunos párrafos son más que claros:
«Las Constituciones n.353 piden que en las comunidades haya un número de religiosos que salvaguarden la vida comunitaria y posibiliten la práctica de los consejos evangélicos. Salvo casos excepcionales, deberán estar destinados, por lo menos, tres religiosos. Y decir que ‘están destinados’ supone que viven y hacen vida común en aquella comunidad, no que vivan en otra comunidad o se dediquen a la itinerancia por razones formativas u otras. Más aún, cuando en Const. 354 se afirma que en cada comunidad local habrá un sacerdote (superior local) asistido, salvo que no sea posible, por un Consejo con cuatro miembros, se está pensando en que lo normal serían comunidades de al menos 5 religiosos«.
«Lo que sucede a nivel de las comunidades locales se refleja en las jurisdicciones. Partiendo de las estadísticas presentadas, el número de religiosos profesos en el IVE correspondería a dos provincias medianas de cualquier instituto religioso, mientras que en el IVE hay 13 Provincias y 4 Delegaciones».
«Los datos anteriormente referidos hablan de unas 150 presencias en estas 17 jurisdicciones, que se extienden por 44 naciones y casi 100 diócesis. Lo cual nos da un mapa del IVE muy distorsionado. Entidades jurídicas con pocos religiosos y comunidades, que apenas pueden responder a las exigencias propias de una Provincia religiosa: marco jurídico civil, dimensión económica y formativa, gestión de archivos y otras necesidades que implica una jurisdicción eclesiástica».
3. La cantidad de bajas:
«La excesiva ocupación ha sido una realidad constante desde la época de mi formación. Creo que nunca tuve tiempo para poder pensar lo que sucedía en mi vida. Era una cosa después de otra. Como sacerdote esto fue todavía peor. No tenía tiempo para hacer todo lo que se nos pedía…» El anterior es el testimonio de un religioso que solicitó a la Santa Sede la dispensa de las obligaciones sacerdotales y religiosas, incluido el celibato. No tenía tiempo, y cuando tuvo tiempo, lo que hizo fue abandonar la vida religiosa y sacerdotal. No son casos aislados. Es un testimonio que se repite en muchas peticiones de dispensa o de incardinación en las Diócesis. Pensemos que en los últimos años, con la información todavía incompleta, casi 275 religiosos, la mayoría sacerdotes, han abandonado el Instituto: 125 reducciones al estado laical, 52 incardinaciones en diferentes diócesis, 5 procesos en Doctrina de la Fe, 11 expulsiones y casi 50 exclaustraciones simples. Además, más de 30 dispensas de votos temporales y perpetuos concedidos solamente en los cuatro años de este último Comisariamiento.
4. Constante “ilegalidad” y desobediencia en el Instituto:
“Si algo hemos podido confirmar, yo y mis Colaboradores del Comisariato, a lo largo de estos años, es la habitual ilegalidad en el modo de operar de los responsables del Instituto del Verbo Encarnado en sus relaciones con el oficio del Comisario Pontificio; queriendo pensar bien, tal vez sea por desconocimiento de las Constituciones y Directorios.”
“…Hemos sido puestos de lado y en todo momento se ha obrado sin nuestro conocimiento y consentimiento, en contra de las Constituciones y Directorios del IVE. Lo poco que hemos podido conocer ha sido siempre como cosa pasada, y gracias a la información enviada por algún religioso, nunca por los Provinciales. Releyendo las Constituciones y los Directorios y teniendo presente que, desde hace cuatro años las atribuciones del Superior General las tiene el Comisario Pontificio, esta lista de actuaciones ilegales sería interminable. No me extiendo en ello. Me limito a recordar a los Superiores Provinciales su voto de obediencia y la obligación que tienen de respetar y cumplir, ellos en primer lugar, las normas de las Constituciones y Directorios.”
Una constante, desde sus inicios:
“Los puntos anteriormente expuestos y otros en los que no me extiendo ahora, manifiestan que después de 30 años de intervenciones de la Santa Sede y siendo el cuarto Comisario Pontificio, las cosas poco han cambiado”.
Desobediencia a los Papas:
Ya lo hemos citado más arriba, pero por la gravedad del hecho, conviene recalcar:
“Con gran dolor he sido informado por religiosos del IVE de la presencia del P. Buela en Acilia, el pasado mes de marzo, presencia realizada sin mi conocimiento ni permiso. Un hecho realmente grave, entre otras cosas por tratarse de una casa que está bajo mi directa jurisdicción en cuanto Comisario Pontificio. Estos religiosos, a quienes agradezco su sinceridad, manifiestan su dolor por las situaciones que rodean al Instituto y la continua desobediencia hacia las normas de la Iglesia con la continua promoción del P. Buela por parte de los superiores entre las filas de los miembros de ambas ramas.
Esta visita, como se me informa, ha dado ocasión a una peregrinación masiva por parte de novicios, seminaristas, hermanas y sacerdotes, todos deseosos de verlo y hablar con él.
Me limito a recordar que el Papa Benedicto XVI prohibió al P. Buela cualquier injerencia en el gobierno y en la marcha del Instituto, prohibición que fue ratificada por el Papa Francisco el 25 de marzo de 2013.
Y, puestos a recordar, tengan todos los religiosos (y religiosas) presente que por el voto de obediencia se obligan a obedecer al Sumo Pontífice, como a su Superior supremo (can. 590 S2) y que el Papa actúa normalmente a través de la Curia Romana (can. 360), en nuestro caso, a través del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica (Francisco, Constitución Apostólica Praedicate Evangelium, números 121-127 [19/03/2022])”.
Con este último tema, concluimos el resumen de la Carta, que nos pareció particularmente clara y grave. Como bien lo recuerda el Cardenal, el vivir en la Iglesia, obedientes a la jerarquía y al Santo Padre, es uno de los elementos esenciales del instituto, el cual, por los hechos, parecería que se está perdiendo. Termina el Cardenal diciendo:
“De lo contrario seguiremos traicionando lo que las Constituciones 211 señalan como lema del Instituto del Verbo Encarnado: «con Pedro y bajo Pedro»
¡Buena lectura!
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