Hace poco se publicó en YouTube el video de 4 exreligiosas, contando sus experiencias en las «Servidoras del Señor y la Virgen de Matará», un video que en una semana alcanzó 5000 visitas.
Cada una desde su sencillez expresó sus vivencias de abusos, manipulaciones, abandono de persona, y lo que les llevó a dejar el Instituto y no seguir permitiendo que la Congregación manipularan sus vidas.
Entre tantos mensajes de apoyo, muchos expresaron que se sintieron identificados con el testimonio de Mónica en cuanto al abandono de persona después de años de vida religiosa. ¿Y por qué será?
Para aquellos que la conocieron, recordarán que Mónica ingresó con apenas 17 años, fue una joven activa, transparente y con muchos anhelos de santidad. Una joven dócil a su director espiritual, a sus superioras y amante de su instituto. ¡Quizás demasiado dócil!
Mónica ha sido cómo muchas vocaciones que ingresaron, joven, fuerte, con grandes deseos de santidad, de hacer el bien, etc., pero este no es el problema, sino el modo con que el Instituto se aprovecha de ellos, abusando de sus conciencias, manipulándoles, y después de años abandonándolos.
Conocido es el afán que tenía Buela a principio en fundar rápidamente en muchos países, de enviar a sus jóvenes misioneros a lugares lejanos, con lenguas difíciles, sin experiencias; lo importante era crecer en número, eso evitaría que la Iglesia los cerrara, sin embargo él nunca tuvo la iniciativa de ir a misionar.
De esos primeros misioneros, algunos permanecen, pero la tasa de abandono en el IVE es grande. Algunos se hicieron diocesano, otros se enfermaron, otros perdieron la fe o simplemente tuvieron que abandonar por algún escándalo o por «temas de pollera».
El IVE prefiere tener a algunos cómo amigos, tener a sus hijos en los Bachilleratos de San Rafael y en la Tercera Orden, desde cuando esto no signifique un gasto para ellos, más bien quieren demonstrar que son caritativos, o quizás, para evitar que se sepa lo que realmente ocurrió, pues en el caso de los que optaron por no quedarse como «amigos», a denunciar los abusos de autoridad, llegando a casos de delitos, a eses los superiores prohíben cualquier contacto; aunque hayan sido buenos religiosos o que, incluso, sigan siéndolo, hacen comentarios en detrimento de su persona, lo tachan de locos para que los miembros no lo busquen, diciendo: ¡»son un peligro»!, ¡El peligro es si llegan a contar la verdad!
No son «locos», simplemente se fueron porqué empezaron a PENSAR, al darse cuenta de las acciones de los superiores, de las manipulaciones y que estafaron su buena FE.
Así ocurrió con Mónica, la enviaron a un hogar con más de 140 niños con diversos problemas familiares y judiciales. Con 20 años de edad ya era la vicaria de la comunidad (la segunda en autoridad), pero prácticamente estaba sola en el mando, ya que, la superiora era la ecónoma provincial y viajaba mucho, y Mónica no solo atendía a los niños con sus problemas, sino también a las religiosas, sin tener respuestas efectivas de su superiora.
Un hogar con pocas religiosas, algunas enfermas, sin una preparación profesional para tratar a niños en situaciones, muchas veces, complejas; con la ayuda de pocos voluntarios, comida insuficiente y escaso tiempo para el descanso.
Las SSVM juegan con la caridad, no forman lo suficiente a sus miembros y les sobrecargan con funciones que sobrepasan humanamente sus capacidades, las envían con una única frase: «son madres de almas» y con esto piensan que no pueden fallar.
Son indiferentes al sufrimiento humano de las religiosas. Repiten la famosa frase de las Constituciones: «que venderían un cáliz por el bien de la salud de las hermanas», lo dicen, pero no lo aplican.
Apenas se reemplaza por otras más joven y dócil.
Mónica llevaba más de 20 años de vida religiosa, no dejó nunca de comunicar los problemas que ocurría, tanto en las comunidades por donde pasó cómo su situación personal, la única ayuda por parte de las superioras fue cambiarla de comunidad, pero exigiéndole lo mismo hasta que su salud física y psicológica colapsaron.
Su superiora provincial le llegó a decir que podía ayudarla más afuera que adentro (un modo sutil de «echar» a una persona que ya no es útil), la misma superiora sabia que seria una ayuda de dos meses máximo, y luego dejaría de contestarla.
En Mónica están representadas cientos de religiosas que salieron enfermas, después de muchos años y aun sigue ocurriendo.
Otro tema es el de la Obra Social, (se tratará más adelante), solo la tienen las que trabajan en la docencia y si la ley del país lo exige, caso contrario ninguna tienen aportes jubilatorios, y en el caso de que futuramente vengan a necesitar por temas de enfermedad pasarán por lo que están pasando ahora mismo las jóvenes, tendrán que dejar la vida religiosa, pues la Congregación no tiene medios económicos -o no quieren utilizarlo- para la salud de las hermanas.
Mónica, incluso, salió sin haber acabado estudios secundarios, pues fue recibida en el noviciado y le impusieron el hábito sin haberlos acabado, contrario de lo que pide el Derecho Canónico.
Y esta es la situación de muchas que, suma el hecho de no contar tampoco con sus padres vivos, pero a las SSVM eso les interesa más bien poco.
La redacción de este blog consultó a otras congregaciones como los Franciscanos, los Redentoristas, los Oblatos, etc y les preguntaron cómo hacen con aquellos que salen. Todas respondieron que los religiosos tienen sus aportes y su Obra Social correspondientes, y al salir el Instituto trata de ayudarlos a que se inserten en el mundo, ya sea con trabajos, viviendas, etc. Aunque, el derecho canónico no los obligue, se recomienda por caridad a aquellos que un día entregaron parte de su vida a la Congregación.
Sin embargo, el IVE y las SSVM, con sus ex miembros, en el mejor de los casos, les envían un sobre con algo, dos trapos cómo ropa y no les vuelven a hablar, y si se entera de alguna queja, los tachan de mal agradecidos.
Tal vez por esto y muchas razones más siguen siendo un Instituto de derecho diocesano y jamás lleguen a una aprobación pontificia, pues a los superiores solo les interesa el sistema fundamentalistas creado por Buela. Mónica tuvo el valor de hablar y denunciar por los daños morales y psicológicos que causaron, que en su caso fue terrible.
No sabemos cómo la conciencia de estos superiores los deja seguir, causando, cada día más daños a otros, pues saben que los miembros salen sin fuerzas e indefensos, que no podrán procesar rápidamente lo sucedido, ponerse de pie y contarlo.
¿Cuándo la Santa Sede hará algo para detenerlos?
¡Ojalá se haga justicia!
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