Estos últimos meses nos tocó presenciar y escuchar innumerables testimonios en el IVE sobre el amor al fundador, la fidelidad al carisma y el amor a la congregación. Se comparaba al Padre Carlos Buela con los santos canonizados y es así que al cumplirse un año de su fallecimiento, aparte de las celebraciones en su honor en todo el mundo, muchos miembros daban sus testimonios sobre su persona. Así tuvimos que escuchar incongruencias como religiosas de los primeros tiempos de fundación contando las bondades del padre, aun cuando todos sabemos que las monjas no eran de su agrado y él era bastante tosco y bruto con la rama femenina.
Más de una vez solíamos escucharlo burlarse de las monjas o retarlas con ironías en público. Se le agradecía en los testimonios su generosidad al enviarlas a misiones difíciles y eso es verdad, las enviaba generosamente con 20 años a destinos difíciles como Rusia, China (leprosarios), etc., sin contar que muchas de esas primeras terminaron con problemas psicológicos por el abandono que recibieron en esos lugares, donde iban sin saber la lengua y a veces sin lugar donde ampararse. Pero Buela pregonaba orgulloso las nuevas fundaciones, sin contar cuántas hermanas de esas fundaciones dejaron la vida religiosa ya que siempre tuvo piezas nuevas para reemplazar a las enfermas. Así que eso no fue problema, con el tiempo se va olvidando, se usa el mismo nombre que tenía la anterior y problema resuelto.
En fin, en todas partes del mundo se recordaban las bondades del P. Buela y la importancia de defender el Carisma. ¿Defenderlo de quién? ¿De la propia iglesia, que investiga qué sucede realmente en el IVE? ¿De sus propios formadores, que defienden más la institución que sus miembros? ¿Defenderlo de la crítica constructiva de cientos de religiosos que abandonaron el IVE? La defensa que el IVE decidió librar es a través de los medios. Llenar las redes de videos sobre la santidad de vida del fundador, sobre el cielo de vida religiosa dentro del IVE, sobre el amor a la congregación, etc. Con estos multimedia en las comunidades, solo se acrecienta el amor al Instituto y se aleja cualquier duda sobre la conducta por la que están siendo intervenidos. Todo lo que sirva para aumentar el amor a la Congregación se deja; el resto, lo que siembre duda, se aleja, porque viene del enemigo.
Entre los tantos testimonios y videos que se enviaron, publicamos aquí uno que nos llamó particularmente la atención y demuestra el nivel de secta del IVE.
La religiosa María Madre Virgen Demianzuck, superiora actualmente de la comunidad que trabaja en el colegio «Isabel la Católica» en San Rafael, escribe y publica un texto titulado: «Es de bien nacidos ser agradecidos, a mi madre la congregación».
Esta joven y buena religiosa ingresó a los 11 años al aspirantado de las SSVM, por lo que no llama la atención que sienta al IVE como su propia madre, ya que tiene más años de vida dentro de la institución que lo que vivió con su familia de sangre. Es por esto que expresa que no hay otra madre más hermosa que su congregación, que es todo lo que conoció. Su familia de sangre, muy religiosa, dio a la congregación 3 hijos: dos religiosas y 1 sacerdote (que misionó en Holanda y abandonó el instituto siendo sacerdote, alegando que no tenía vocación. Otro caso donde el Instituto los tenía más de 20 años y aunque sospechaban que no tenían vocación, los ordenaba igual). Las dos religiosas de esta familia ingresaron pequeñas al aspirantado, una con 15 años y otra con 11 años. Sus padres donaron la mayoría de las tierras donde hoy están los conventos de las monjas en San Rafael. Su madre Roxana, psicóloga, y muy cercana al Instituto (de hecho, atendió psicológicamente a religiosos del IVE por mucho tiempo hasta hace muy poco, aunque fuese poco objetiva su terapia por tener hijos dentro de la institución y ser parte de la tercera orden).
Amigos cercanos del P. Buela y toda la vida de esta familia fue alrededor de la congregación. Por lo que la manija y obsesión por la congregación es bastante conocida en sus alrededores, ya que aunque haya visto a su hijo sacerdote salir y a todos los demás hijos adoptivos que tenían también salir, sin embargo, la lealtad y amor es más grande que el amor a la propia iglesia. Ni siquiera cabe la posibilidad que el P. Buela y el Instituto se hayan equivocado… Solo son persecuciones.
Y con esta escuela hoy su hija nos deja un mensaje: «el pecado que más ofende a Dios es la ingratitud con una institución que aún no ha sido ni siquiera aprobada como congregación religiosa».
En fin, el lector al leer esta carta, sin ser psicólogo ni estudioso en el tema, puede ver que esta alma no puede ni siquiera permitirse dudar en nada de su institución; una madre que nunca dice mentiras, que la preparó para la vida, ¿qué sería de mí sin ella? Se interpela.
Esta religiosa que es la superiora de una comunidad grande, que jamás comprenderá si alguna otra no siente el amor maternal que ella siente por su Instituto, al contrario, no será de buen nacida atreverse a dudar o interpelarse sobre la obra de Carlos Buela.
Esto y otros cientos de testimonios de jóvenes religiosos nos confirma una vez más que el fanatismo daña toda posibilidad de que estos espíritus sean libres. El fanatismo no soporta la dolorosa realidad y elimina la incertidumbre al 100%.
Pero como en todos los casos, al final el juicio caerá sobre aquellos que dejen que el tiempo pase y estas buenas almas sigan tan o peor de confundidas que antes.
¡Que la Virgen de Luján nos libre de todo fanatismo y obsesión institucional!
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