Elementos “no negociables” negociados en el 2020

El Instituto del Verbo Encarnado tiene una magnífica presentación propagandística en la web, una fuerte presencia y posicionamiento que, no lo podemos negar, es casi perfecta.

Así es: no llega a ser perfecta, porque si no le faltara algo, sería “acabada”, es decir, perfecta. Pero no. Lo que le falta es una palabrita muy difícil, que molesta a muchos y que, en algunos casos, brilla por su ausencia. Estamos hablando de la coherencia.

Volviendo a la casi perfecta imagen del IVE en Internet: nos encontramos que, en su página principal https://ive.org/ aparecen los Elementos «no negociables», con su muy moderna presentación de galería ilustrada, inteligentemente elegida, con sus fotos de seminaristas y curas sonrientes donde dice “espíritu de alegría”, y así en cada “elemento”. La primera sección nos explica qué son estos “no negociables”, y cuando uno hace clic, se abre la pestaña https://ive.org/no-negociable/ que los explica en general.

Muy bien: hasta ahí les introducimos al tema de hoy. Podrán ustedes mismos dirigirse a la propagandística del IVE y leer lo que referimos aquí. Sin embargo, lo que no van a encontrar, por cierto, es la coherencia, esencial elemento verdaderamente “no negociable” al cual el instituto de marras parece ya haber renunciado hace bastante, y en la reflexión de hoy, al menos desde el 2020, año inolvidable de la pandemia, en el que negoció su primer “no negociable”

“El primero de ellos –dice la página oficial del IVE– es “la marcada devoción eucarística”. La Eucaristía, en la cual Cristo está realmente presente y sacramentalmente presente, debe ser siempre el centro de nuestra vida espiritual y apostólica. Cada uno debe ser adorador de Cristo en la Eucaristía y promotor de la adoración eucarística y de la Santa Misa. Nuestro obrar, de hecho, debe dirigirse a atraer las almas a Él.”

Lamentamos tener que desilusionar a muchos con esta observación de hoy. En verdad no lamentamos tener que decir la verdad; lo que nos causa es una verdadera pena por lo que sucedió, y que probablemente muchos devotos de la Eucaristía y del IVE aún no se han percatado.

¿Qué sucedió en ese año de la pandemia?

Bueno: justamente, con lo que ocurrió, (que hablamos de hechos, no teorías ni mucho menos), nos terminamos de dar cuenta que existen elementos negociables en el IVE cuando las papas queman, y que, por lo tanto, la incoherencia y la hipocresía no pueden más que manifestarse.

Dos hechos: el seminario diocesano de San Rafael (el otro seminario que no pertenece al IVE) fue literal y fatalmente CERRADO por no ceder a una fuerte presión de dar la comunión en la mano obligatoriamente. Ellos, los diocesanos, prefirieron no negociar con Roma ni con nadie su sincero y ferviente amor a la Eucaristía, que les impedía obedecer una orden que iba directamente en contra de un principio innegociable de ellos.

Nunca anduvieron escribiendo sobre este tema, ni hicieron toda una propaganda de sus convicciones y firmes principios; nunca subieron a la web ninguna heroica declaración de su adhesión total y absoluta a un “elemento no negociable”. Simplemente, lo hicieron: no negociaron. No pactaron. No renunciaron a su humilde y a la vez fuerte convicción. Dijeron que a eso no, y el precio fue el cierre inmediato de su floreciente y fructífero seminario.

Segundo hecho, lamentable: el otro seminario, el del IVE, que se gloriaba y se gloría de sus elementos no negociables, para no ser cerrado, obedeció las órdenes del obispo, y sin dudarlo mucho, comenzó a distribuir la comunión en la mano a todos. Para el caso, esa devoción y tradición de recibir la Eucaristía en la boca, no fue algo totalmente “innegociable”. Al contrario: se “discernió”, y se vio oportuno, digámoslo crudamente, renunciar a “la marcada devoción eucarística”, primer elemento de incoherencia del IVE.

¿Hay más incoherencias?

Creemos que sí. Por testimonios numerosos venimos a conocer que el espíritu de alegría que debe reinar en nosotros” no suele reinar en las misiones, donde los pingos se ven en la cancha.

“Las obras de misericordia, sobre todo con discapacitados”, otro de los “no negociables”, a veces parece ser un poco selectivo, porque se practica la caridad con los discapacitados, pero no con los inmediatamente prójimos, como los miembros de una misma comunidad religiosa en tierra de misión, o con cualquier ex miembro que por alguna razón decide abandonar la institución.

“La elección de los puestos de avanzada en la misión”, que, “la imitación del Verbo Encarnado nos urge a trabajar en los lugares más difíciles (aquellos donde nadie quiere ir)”, a veces nos resulta también un poco selectiva y escasa por no decir una pantalla propagandística de imagen. Si urge trabajar en los lugares más difíciles y pobres, ¿por qué no mandan más misioneros a África y Oceanía? Sabemos que son pocos los misioneros que, a veces, de manera ininterrumpida, por muchos años consecutivos, continúan en los mismos puestos de misión pobres y alejados. Es laudable lo que hacen esos pocos, pero el Instituto, que tanto las promociona, ¿por qué no hace un acto de honestidad y mayor coherencia mandando más sacerdotes a esas misiones “a donde nadie quiere ir”? A veces parece que los que no quieren ir a esas misiones son ellos mismos, es decir, los inmortales e intocables de siempre: los ex superiores mayores. (Hablemos con propiedad; ya no son más superiores legítimos desde que asumió el Cardenal Santos Abril como nuevo Superior)

A veces parecería que aquello de “morder la realidad”, otro de los “no negociables”, carece de dentadura real, ya que se obstinan en negar la realidad de la condena eclesiástica a su propio fundador, el Padre Carlos Miguel Buela.

“La docilidad al Magisterio vivo de la Iglesia de todos los tiemposnos parece también selectiva, de a momentos. Se parece más a un “nos vamos adaptando según conveniencia”, ya sea por el ejemplo de la comunión en la mano que explicamos más arriba, como por cualquier otra nueva “docilidad” a las enseñanzas ambiguas de Francisco, sin animarse jamás a predicar en público contra dichas desviaciones pontificias, como cuando a un sacerdote ex IVE muy conocido y muy odiado por ellos, se lo amonestó por predicar a los fieles la verdadera enseñanza de la Iglesia en al Parroquia San Maximiliano Kolbe, en San Rafael Mendoza. Repetimos: el IVE guarda muy bien, casi perfectamente las formas y apariencias.

Entonces nos preguntamos: ¿Dónde quedó la coherencia, el abnegado compromiso, el hermoso testimonio callado pero elocuente, la parresia de los santos, y todo lo que a uno le atrae de los héroes de verdad? … No está: no existe más que en las letras. Pero en la realidad, (espero que lean este artículo y la muerdan), no.

Ahora el seminario del IVE sigue adelante, con menos vocaciones que en otras épocas y menos ordenaciones aún, pero sigue en pie, alineado con las normas y modas del momento.

¿Qué hubiese pasado en aquel histórico 2020, si en vez de negociar su marcada devoción eucarística, hubiesen permanecido firmes en sus prácticas y convicciones, como hicieron sus colegas diocesanos? La respuesta es obvia.

Cada quien sabrá entender el ejemplo que hoy sacamos a la luz, y cada quién podrá juzgar por sí mismo si hay o no coherencia en el Verbo Encarnado. Lo que hemos notado, sin embargo, es una simple confrontación de hechos. Y los hechos son testarudos.


Publicado

en

por

Etiquetas: