«Experiencia vocacional” en el noviciado del Verbo Encarnado

 

Hemos recibido este testimonio de un joven que, luego de haber hecho una experiencia vocacional en un seminario diocesano, quiso conocer más de cerca la vida religiosa de un Instituto religioso. 

Este joven a diferencia de otros supo ver que en el IVE, infelizmente, no existe un proceso de discernimento como tal.


Soy
un joven vocacionado que no revelaré mi nombre para guardar mi imagen, pero me
gustaría relatar aquí mi experiencia en los días que pasé en el noviciado del
Instituto del Verbo Encarnado, IVE.

Lo
que a principio sería una experiencia de 11 días, solo he estado 5 días de ejercicios
espirituales y 3 días de convivencia en el noviciado. No he estado solo, sino
que había más jóvenes que juntamente conmigo estábamos allí para una
experiencia vocacional, es decir, para que pudiéramos con ayuda del superior
discernir la vocación a la vida religiosa, pero nombres cómo: experiencia o
discernimiento vocacionales como tal no eran utilizados, sino convivencia que
en resumen acabó siendo una especie de voluntariado.

Ha
habido en conjunto varios detalles que vi en pocos días, pero detalles que dice
mucho de la falta de orden, de discernimiento y de la presión que se vive por
una decisión de entrar a la vida religiosa con ellos.


¿Discernimiento
vocacional o voluntariado?

Para
empezar, fui con la intención de hacer una experiencia y poder así hacer un
discernimiento vocacional a respecto de la vida religiosa, conocer la
espiritualidad, el carisma, etc, pero en realidad “hui” de aquel lugar. La
mayor parte del tiempo estuvimos acompañados por los bedeles (son seminaristas
que aún no han acabado su periodo de formación y están un año o dos ayudando en
el noviciado). El superior nunca comía con nosotros, siempre en la habitación y
muchas veces le llevaban la comida; no hubo un momento de compartir en la mesa
para conocernos mejor, una charla vocacional más privada, ¡nada! Un cierto día
nos dimos cuenta de que el superior no estaba, se había ido de viaje y no nos
había dicho nada, nosotros que estábamos allí para un encuentro vocacional para
conocer la vida religiosa no tuvimos tiempo para una charla séria individual o
grupal. La charla con el superior se resumió en apenas unos minutos, donde me
dijo que estaba todo bien y que podría ingresar al noviciado, sin apenas
indagar el hecho de que yo había sido ya seminarista en otro lugar, sin
preguntar los motivos por los cuales me fui, siempre con el mismo discurso: “Dios
no le gusta la espera”, “No dejes la decisión para después”, “puedes perder la
vocación
”, etc.

Todo
el día hacíamos trabajos voluntarios para el seminario cómo: escardar la tierra,
cocinar en condiciones ben sucias, limpiar, servir, etc. Éramos cerca de 70
chavales, la mayoría dormíamos en la biblioteca, en el suelo, todos juntos, sin
lugar para guardar nuestras cosas, y sin contar que acabávamos el día bastante
cansados.

En definitiva, todos los días de la “experiencia” que tendrían que haber sido un
acompañamiento vocacional se resumió en trabajos en beneficios del seminario, nos mantenían ocupados todo el día con distintos trabajos de mantenimientos, cocina,
limpieza, servicio de mesa, incluso días de trabajos pesados bajo la lluvia; no
había momentos de espiritualidad, de formación, de compartir juntos, tampoco
había momentos en que pudiésemos estar solos, para reflexionar, etc. ¡Todo eran
prisas!

Hubo
días, en los cuales, literalmente no había agua para tomar, para ducharse; para
nuestras necesidades no había agua para los lavabos y la poca agua que había teníamos que
utilizarla con un cubo y en casos muy necesarios, lo cual, los lavabos se encontraban
en situacion de higiene lamentables.

Y
lo más importante, en el IVE no hay proceso de admisión para los jóvenes
vocacionados que quieren hacer un proceso de discernimiento. Por la experiencia
que tuve era sencillamente plantear la vocación y recibir como respuesta: “¡Muy
bien, quédate!”.

Las
oraciones como el rosario, las laudes las hacíamos mientras cocinábamos o trabajábamos, sin devoción alguna, parecía que lo más importante era acabar el
trabajo.

Un
día aprovechando el descanso de los demás me acerqué al superior y le dije que
volvería a casa, pues no había planeado estar tantos días, y que además no era
posible -por la falta de agua- lavar las ropas, ducharse, etc. Ese día nos
fuimos de allí, un chaval y yo, y antes de cogernos el autobús nos paramos en un lugar para comer, pues teníamos mucha hambre y sed.


¿Fuiste
con la intención de hacer una experiencia y poder discernir con la ayuda del
superior?

R:
Sí, conocí el IVE por medio de un amigo seminarista que hizo los Ejercicios
Espirituales Ignacianos y me lo recomendó. Esto ha sido en el año 2018 y, desde
entonces empecé a interesarme en hacer algún acompañamiento vocacional con
ellos. Entré en contacto con un sacerdote del IVE que me propuso hacer una
experiencia de un mes, pero por algunos impedimentos no me fue posible.


¿Qué
elementos de discernimientos ellos utilizaron contigo?

R:
¡No ha habido muchos! Hice una video llamada de menos de media hora con el
padre responsable de los vocacionados en el Noviciado, le dije que había sido
seminarista en otro lugar y que me gustaría hacer un discernimiento vocacional
con ellos, no me ha hecho más preguntas y me explicó un poco cómo era la vida
de comunidad que tenían.

Decidí
irme a hacer los EE, y al acabar los EE fui al noviciado para una convivencia
vocacional de 6 días, pero solo me he quedado 3, ya que, me fui dando cuenta
que el contacto con los padres era extremamente difícil, porqué nunca tenían
tiempo, no comían con nosotros y trabajábamos todo el día, no teníamos tampoco mucho
tiempo para llamar a nuestras casas, el acceso a internet era muy difícil. Era un constante trabajar, era salir de un
trabajo y empezar otro. Yo he ayudado bastante en la cocina, que cabe decir, era
bastante sucia.


¿Cuánto
tiempo el padre superior se dedicó a hablarte?

R:
Tuve dos conversaciones con el padre encargado de los vocacionados y una
con el padre Maestro de novicios. Los dos me dieron el visto bueno para un
eventual ingreso, sin embargo, les dije que quería hacer un acompañamiento
vocacional por mas tiempo, no me agradaba aquella realidad difícil e incómoda
en todos los aspectos.


¿Tuviste
tiempo para hablar de manera privada o en grupo con los demás que estaban
también haciendo la experiencia?

R:
¡Poco! Cuando llegué, un lunes por la mañana tuvimos un rato de charla, pero
luego de los EE solo hemos vuelto a hablar en la comida del viernes. No tuvimos
casi tiempo de conocernos con los demás, cuando acabó los EE y fuimos al
noviciado para unos días de experiencia, hablábamos en algunos ratos libres,
pero muy poco, ya que, pasábamos casi todo el tiempo trabajando.


Los
días se resumieron en trabajos voluntarios, es lo que parece.

R:
¡Exacto! Los días en que he estado en el noviciado había un grupo de
seminaristas mayores haciendo los EE de mes, ellos pasaban casi todo el día en
la minúscula capilla del noviciado, y, nosotros, los vocacionados, trabajábamos,
sea en la limpieza, cocinando, tareas de la casa, etc. El modo de vida llegaba
a ser asqueroso por la falta de una higiene más básica, por ejemplo: no tiran
de la cadena al usar el inodoro para la orina, solamente en casos de defecar.
El olor que respirábamos era bastante desagradable y asqueroso, ya que, nunca
había pasado por aquella situación en ningún seminario. En un determinado día
hubo un problema con el agua y tuvieron que raciónala, es decir, nos quedamos
tres días sin ducharnos y sin agua potable, o sea, prácticamente tres días sin
lavabo (fue el tiempo en que ya no pude más con aquella situación y decidí
irme). Antes de marcharme recuerdo que habían conseguido agua de una fuente
cerca del seminario para que pudiésemos beber, era un agua de color oscura y
olor fuerte; también he tenido que limpiar los baños que se encontraban en una
situación horrible y fétidas como se puede imaginar y solo contaba con un cubo y poca
agua para limpiarlos.


¿El
superior o los bedeles propusieron hacer los EE para poder decidir?

R:
La participación en los EE ignacianos es una parte indispensable del
acompañamiento vocacional. Para la admisión es recomendable hacerlos por lo
menos una vez. Así me sugirió el padre encargado de los vocacionados.

Conclusión:
Yo he sido seminarista y he querido hacer una experiencia con ellos, ya que, los
conocía desde 2018, pero al estar allí he visto que no encajaría en aquel
estilo de vida. Noté también de cómo ellos insisten a que pidas admisión al
noviciado y se quede de una vez sin regresar a su casa, como aconteció en mi
caso, el padre insistía a que me quedase más días lo cual, no acepté, no sé si
soportaría vivir en aquella situación precaria, sin la debida atención a la más
mínima necesidades básicas, como el agua; la comida también era racionada y
puedo decir que he tenido hambre en los tres días en que he estado allí (que me
pareció una eternidad), esos días solo trabajábamos, los sacerdotes
extremamente ausentes, la mayor parte del día en sus habitaciones o fuera del
seminario. Llegué a la conclusión de que no saben o directamente no hacen
ningún proceso de discernimiento vocacional, pues tampoco se refiere como
acompañamiento o discernimiento vocacional en esos días, sino que te invitan a
unos días de convivencia y llegando allí uno se da cuenta de que se trata de un
voluntariado.

Cuando
manifesté que quería irme al tercer día de convivencia el superior insistió
muchísimo a que me quedara o volviera a hacer una convivencia de más días, pero
sin mencionar qué elementos o proceso de discernimiento vocacional se haría.

¡En
fin, la experiencia ha sido pésima y me ha hecho daño! Ocultan cosas como la
historia de su fundador,  hablan y defienden, parece ser, sin conocimiento alguno acerca del ex cardenal McCarrick, hacen hincapié de modo exagerado repitiendo constantemente que el fundador, el padre Buela, pidió a Dios pobreza y persecución para su orden. Desde el principio percebi algo exagerado, y a mi modo de ver entienden mal este aspecto, intenté cuestionar, pero me respodian siempre con argumentos de los santos que también sufrieron persecución. Es decir, el padre Buela colocó  las consecuencias antes mismo de sus actos. Todo lo que hoy sucede lo justifican que Dios ha escuchado al fundador y le ha concedido la persecución, por lo tanto, ya no se cuestiona sus malos actos, se cuestiona los que intentan pedir cuentas de lo que él hace.


¿Cuál
fue tu percepción acerca de esa pobreza llevada al extremo? para ellos un modo
heroico y virtuoso de vivir. ¿Qué te pareció?

R:
La virtud de la pobreza en la mentalidad de ellos es algo un tanto peculiar.
Ellos no ofrecen siquiera un mínimo de condiciones dignas para sus seminaristas
y creen que amontonándonos por los rincones es algo muy normal. Yo mismo he
tenido que dormir en el suelo de una biblioteca muy pequeña del noviciado
juntamente con tres chavales más, no había espacio ni para caminar, pues los
“colchones”, es decir, las mantas que hacíamos de colchón y nuestras maletas
ocupaban toda la biblioteca.

La
pobreza en la comida: alimentos como verduras y legumbres al punto de pudrirse
eran cocinados para el consumo y algo que me ha dejado un poco perplejo era la
suciedad y el olor, los cubos de basura orgánica quedaban junto al horno de
leña y el mal olor que se desprendía era muy desagradable juntamente con la
comida que preparábamos allí. El orden y la limpieza son dos cosas que carecen,
el suelo siempre muy sucio y la comida en contacto con la suciedad, etc. Los
bedeles siempre estaban con nosotros, pero solamente mandaban que se hicieran las cosas, parecían tener más autoridad que los sacerdotes, pues daban ordenes,
incluso, delante de los mismos sacerdotes. Había un bedel, en particular que
probaba toda la comida todo el tiempo y el otro se la pasaba en el móvil de la
comunidad y se reía y burlaba de todos, no llevaba nada en serio. ¡Era muy desagradable!


¿El
superior mencionó alguna vez que procesos de discernimientos haría cuando
ingresases al noviciado?

R:
¡No! No hubo proceso propiamente dicho. Hubo apenas una video llamada para un
primer contacto y en menos de dos semanas viajé para hacer los EE Ignacianos y
seguidamente nos fuimos para el Noviciado a hacer la convivencia, como dicen
ellos, que en realidad no ha pasado de trabajos voluntarios. He tenido algunas
conversaciones con el promotor vocacional y con el padre Maestro de novicios,
¡nada más! No hubo diferencia, ellos dicen los mismo y recomiendan los mismos
libros, los del Instituto.

 

 

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Comentarios

5 respuestas a ««Experiencia vocacional” en el noviciado del Verbo Encarnado»

  1. Anónimo

    Ingresó Lunes, habló personalmente con el cura a cargo un Viernes, pero insiste en que duró 3 días su estancia en el I.V.E. (Algo no cuadra) de todos modos la historia es de Alberto Migré

    1. Abusos SSVM

      No sé de hablas exactamente, pero esta historia publicada no pertenece a Alberto Migré.

    2. Anónimo

      Nada cuadra…en ningún testimonio. Pobres!

    3. Anónimo

      Seguro un nene de mamá,que no sabe de pobreza,que no siempre tubo todo servido,y que no le gusta trabajar! La verdad hizo u favor al no entrar,por que el si hubiera sido un mal ejemplo para le Ive!

  2. Anónimo

    Gracias por tu testimonio.