“Extra ive nulla salus”



Había varias cosas de la meditación “ignaciana” que a la novicia de 21 años no le cerraban… 

El sacerdote que la guiaba era un religioso muy filosófico que, con sus afirmaciones taxativas, aparentemente no daba lugar a objeciones. A nuestra despabilada monjita no le fue fácil evitarlas, y la primera que se le vino fue sobre el por qué hablar de esas cosas en un ejercicio espiritual ignaciano.

El tema de la charla era la fidelidad al propio instituto, “amor a la congregación”, un discurso repetido y machacado en los últimos meses. Fidelidad que consistía en no salir, bajo ninguna razón, porque entrar sí se podía, pero lo contrario estaba más que prohibido. 

La novicia, finalmente, dio rienda suelta a todas sus dudas, de las cuales el filósofo albino pretendía no dar cabida. 

“Es importante resaltar, -sentenciaba el conferencista, – que los dones del Espíritu Santo son concretos y te exigen fidelidad concreta, o sea, si te da el don para ser Servidora tienes que ser Servidora y no carmelita.

La pobre jovencita se sintió determinada, y, confusa, no llegó a tomar nota de toda la oración, y finalmente tachó desprolijamente, dejando una pregunta abierta en su bien cuidado cuaderno espiritual: “¿Y la Madre Teresa de Calcuta?” …

El cura seguía poniendo ejemplos y hablando de coches como si su monjil público a la mecánica fuese aficionado, o quizás les gustase las marcas y modelos automovilísticos. La idea era clara: no dar lugar a duda que una vez que ingresaste en las servidoras, de allí no te podías retirar.

Sin embargo, la palpitante duda de la monjita disidente floreció cuando escuchó lo que el insistente “platiquero” quería transmitir: 

Por eso, la fidelidad a la vida religiosa, que es la fidelidad a los dones recibidos, está vinculada con la fidelidad a la propia congregaciónla gracia de la perseverancia te llegará por la misma congregación; la congregación es de alguna manera el vínculo por el cual te llegará la gracia para vivir la consagración religiosa.

Esta vez se sintió acorralada: 

“¿Puede ser correcto todo eso?”, pensaba asustada. Porque ahora, no sólo que la Madre Teresa de Calcuta había contradicho con su vida lo apenas afirmado por el filósofo, sino que cualquier ejemplo de la historia también caería por tierra, como San Antonio de Padua, que de dominico se había hecho franciscano, y, por lo tanto, ya no era un verdadero ejemplo de religioso a seguir. ¿Quién tendría razón?

Ahora, hasta la Sagrada Escritura parecía respaldar al sacerdote, y el mismo Salvador avalaba la teoría del instituto al que pertenecía: 

“Entonces, si no eres fiel a tu congregación vas a terminar dejando de ser fiel a tu vida religiosa, así como el sarmiento está unido a la vid, análogamente, entonces, debemos estar unidos a la naturaleza, fin, espíritu y sanas tradiciones de nuestro Instituto, lo cual, significa estar unidos a la mente del fundador”, sentenció sin piedad el predicador de ejercicios ignacianos.

Esto fue lo más perturbador para la inocente actriz, (así se sentía ella misma desde que había entrado): la última frase sobre “la mente del fundador” …. – ¿La de éste fundador? -, se preguntó la novicia rebelde… ¿Tendré que ser fiel a la “mente” de este señor?

Fue el colmo.

Dejó de tomar notas, primero, y dejó de escuchar, acto seguido, como si hipnotizada estuviera. Su mirada fija en el banco de adelante, “tildada”, no le permitía estar más “en espíritu” con la congregación que la rodeaba. Su cuerpo estaba allí, resignado a los barrotes invisibles que le impedían dejar el convento. Pero su mente estaba peor aún: se había trasladado a la de su fundador.

“Extra ive nulla salus” fue la última frase que se encontró escrita en su piadoso cuaderno de notas. 

Lo que se supo de nuestra monjita dudosa fue que “perseveró” por más de 20 años en dicha congregación, luego de lo cual fue transferida a un manicomio del estado, y cuentan que de ahí no salió; siempre perseveró en la mente de su fundador.

Al menos, se había salvado. 

Luis de la Calle

Aclaramos que la historia de esta novicia es ficticia. Sin embargo, la plática a la que se hace referencia, es real.







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Comentarios

4 respuestas a «“Extra ive nulla salus”»

  1. Trini Sekei

    Hola Luis Gracias por tu articulo, me duele mucho y lamento el abuso que decis que sufris, pero mas me duele que ahora te dejes abusar por el P. Javier O.R… Lo unico que va a sanar tus heridas es el perdón no el hacer justicia por propia mano. Un abrazo rezamos por vos

  2. Vi

    Excelente artículo….a mi a diferencia del anónimo me parece bárbaro …será que el anónimo es algún cura del ive ja ja ??se molesta mucho con el blog y no le gustan los artículos pero entra a chusmear todo el tiempo…menos mal que no le gusta ja

  3. Anónimo

    Pobre P. Luis…no se lo que busca con estos escritos. Estaba por comprar con mi novia tu libro sobre la "luna de miel". Pero si es del mismo nivel que estos ensayos…ni lo compro. Por otro lado, estaría bueno que pongas en spotify tus canciones de Povia…creo que tendrán mas visitas que tus escritos…(solo un consejo)

    1. Luis

      Cuando entiendas, si es que alguna vez lo alcanzas, vas a darte cuenta por qué advertimos sobre las manipulaciones que se sufren adentro. Pero nadie está obligado a leer ni informarse. Totalmente libre.