¿Por qué ser quisquilloso cuando los miembros de estas comunidades dicen ser felices?

Toda la dificultad radica en el hecho de que el fenómeno sectario genera formidables mecanismos de autosugestión. En una secta, el seguidor aprende a negar su propia identidad y a mentirse a sí mismo. Una persona bajo la influencia siempre dirá que es perfectamente feliz, ¡incluso si no lo es en absoluto! Y es por ello que conviene estar muy atentos a los testimonios de personas que se encuentran en estado de sometimiento, porque tienen una necesidad compulsiva e irracional de defender su vocación, su grupo y su gurú.

Para salir de estos mecanismos extremadamente perversos, no basta con salir físicamente de la secta: hay que hacer una relectura crítica de su experiencia personal, preferiblemente con personas calificadas. Y puede llevar meses o incluso años.

Publicado en L’envers du decor

***


Publicado

en

por