Porque, recuerda, “no existe una definición precisa de la secta. La palabra en sí tiene un origen complejo. Viene del verbo latino sequi (seguir), pero fue influenciado por el verbo secare (cortar). Entre el sectario que sigue a su líder y las tijeras de podar que cortan la planta, la diferencia de sonido es mínima y la diferencia de significado se reduce”.
Sin embargo, nos hemos arriesgado a presentarles las distinciones que existen, o deberían existir, entre una secta y una religión. El texto que estamos publicando para este propósito está tomado de las Directrices para el Clero [ii] escritas por el Reverendo Richard L. DOWHOWER, en su libro Restoring Sects, editado por Michael D. Langone, Ph.D., por WW Norton and Company .
Nuestros lectores, para formarse su propia opinión, se preguntarán entonces, a partir de los criterios expuestos, si un movimiento particular o tal comunidad de conocimiento se inclina más hacia la columna de la izquierda o hacia la columna de la derecha del cuadro.
Traducción de AVREF.
ISBN 2 – 253 – 10988 – 6
[ii] «Directrices para el clero» por el Rev. Richard L. Dowhower, en Recovery From Cults,
editado por Michael D. Langone, Ph.D. y publicado por WW Norton and Company
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El debate: ¿secta o religión?
Las sectas refuerzan la sumisión.
Las sectas explotan las necesidades espirituales.
Las sectas desalientan el cuestionamiento y el pensamiento crítico independiente.
Los cultos hacen una ruptura en la identidad de sus miembros entre el «buen yo de la secta» y el «viejo yo malo».
La conversión a cultos implica la entrega inconsciente a fuerzas externas que se preocupan poco por la identidad de una persona.
Las sectas ven el dinero como un fin o un medio para lograr el poder o las metas egoístas del líder.
Las religiones consideran que el sexo entre el clero y los fieles no es ético.
Los miembros de las sectas están frecuentemente sujetos a los apetitos sexuales de sus líderes.
Los cultos ven a la familia como un enemigo.
Las sectas fomentan decisiones rápidas con poca información.
