Reacciones sobre la orden papal de cierre de los seminários – 2001

Um poco más de historia… 

No solo el Mons. Guillermo Gallarti (obispo de San Rafael en 2001) se negaba conceder la aprobación diocesana al Verbo Encarnado, los dos obispos anteriores también se negaron. Motivo: al Verbo Encarnado «les resulta difícil aceptar cualquier autoridad de la Iglesia ajena a ellos mismos, ya de obispos locales, ya de la Santa Sede». Tanto el fundador como los superiores explicaban a sus miembros que los motivos eran la envidia de los obispos porqué el IVE tenia muchas vocaciones y trabajan muy bien.

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Reacciones por el cierre del Verbo Encarnado
El Papa está al tanto de la medida

El cierre de tres casas de formación del Instituto del Verbo Encarnado en la diócesis de San Rafael, Mendoza, dispuesto en Roma por el comisario pontificio, el arzobispo de San Juan, monseñor Alfonso Delgado, ocasionó reacciones, aunque el vicario provincial de esa asociación aseguró que aceptarán la medida de la Iglesia.

En las últimas noches, simpatizantes de ese instituto, una asociación pública de fieles que aspira a ser una congregación religiosa, se reunieron ante la sede del obispado sanrafaelino -cuyo titular es el obispo Guillermo Garlatti- para rezar por la suspensión del cierre, previsto para el 1º de febrero. La medida no comprende a dos parroquias, un colegio y un hogar de discapacitados a cargo de la institución.

¿Por qué ese cierre de casas de una institución que ha convocado a un camino exigente a muchos jóvenes de todo el país e iniciado misiones en lugares distantes, como Rusia, Israel y Nueva Guinea?, preguntan los seguidores. En ámbitos eclesiásticos, buscando no ahondar las divergencias, prevalece la discreción en un tema que juzgan complejo. Pero fuentes cercanas a medios episcopales indican que a los miembros del instituto «les resulta difícil aceptar cualquier autoridad de la Iglesia ajena a ellos mismos, ya de obispos locales, ya de la Santa Sede».

Seguidores de la institución se quejan de ánimo de persecución y no falta alguno más airado que atribuya heterodoxia doctrinaria a los obispos. Afectos al uso de la sotana y a devociones tradicionales, los miembros mantienen comunicación entre sí, en diversos países, con un uso diligente y actualizado de Internet, donde difunden mensajes hasta en ruso o en chino.

En medios episcopales estiman que no se dan las garantías suficientes para la formación de sacerdotes de acuerdo a las exigencias de la Iglesia Católica. «A ellos no se les ha pedido ni una coma más que a otras instituciones similares que aspiran a ser una congregación de la Iglesia», dicen.

Fundado en 1984, al Instituto le fue nombrado un comisario pontificio en 1995, el salesiano español José Rico, y en 1998, el vicentino colombiano Aurelio Londoño. Finalmente, en 1999 fue nombrado comisario un obispo argentino, Alfonso Delgado, entonces diocesano de Posadas, formado en el clero de la prelatura del Opus Dei.

Una impronta

Entonces, en una homilía, Delgado expresó que ninguno de los obispos que gobernaron San Rafael -León Kruk, que les dio el primer permiso; Jesús Roldán, Cándido Rubiolo y el actual, Garlatti- había podido en conciencia concederles la aprobación diocesana y ello indica que el problema -que la Santa Sede veía como falta de «una correcta comunión eclesial»- va más allá de las personas. Indicó que el Instituto «tarda en tomar conciencia de esta situación, debido quizás a una impronta que lo marca desde sus orígenes».

En 1984, el Verbo Encarnado comenzó en San Rafael como un pequeño grupo de sacerdotes y seminaristas iniciado por el padre Carlos Buela, ordenado en 1971 en la diócesis de San Martín. Ahora en Ecuador y sin cargo de dirección pero con fuerte influencia sobre los miembros, Buela se reconoce discípulo de los padres Julio Meinvielle y Leonardo Castellani, sacerdotes que tuvieron mucho ascendiente en sectores políticos nacionalistas.

Sin confundirse, el fenómeno se imbrica con otro episodio ocurrido en 1985. Monseñor Estanislao Karlic, actual presidente del Episcopado y entonces coadjutor de Paraná, dispuso reformas en el seminario de esa ciudad, en el cual algunos observaban una actitud reticente ante orientaciones del Concilio Vaticano II. Entonces, unos 30 seminaristas y algunos sacerdotes decidieron emigrar e instalarse en San Rafael, disconformes con los cambios llegados de la mano de Karlic.

Consultado, Delgado se limitó a asegurar que «estas medidas han sido tomadas en plena coincidencia con el Santo Padre Juan Pablo II y todos los organismos y personas que trabajan a las órdenes del Papa» en este tema.

El instituto

El Instituto del Verbo Encarnado fue fundado en 1984, en San Rafael, por el padre Carlos Buela, que en 1988 fundó la rama femenina, las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará.

Según sus constituciones, de 1997, los miembros sostienen el propósito de seguir a Jesucristo por la profesión de los votos de pobreza, castidad y obediencia, y un cuarto, de «esclavitud mariana». Desde 1995, el instituto tuvo tres comisarios pontificios (especie de interventores). El actual, el arzobispo Alfonso Delgado, dispuso el cierre de tres casas de formación del instituto en San Rafael.

Jorge Rouillon

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