Después de años de acumular denuncias, el papa Francisco ha apartado a la cúpula de la congregación, fundada hace 40 años por un hombre condenado por abusos sexuales
Marta Freixanet/Ferran Moreno (16/01/2025 – Actualizado 17/04/2025)
«En el mensaje no decía nada, sólo una ubicación». Y sin embargo, Adriana lo tuvo claro: su hermana se había metido en problemas. No dudó y cogió el primer vuelo para venir a ayudarle. Viajó desde Estados Unidos hasta Manresa, un lugar del que nunca había oído hablar. La sorpresa aún fue mayor cuando vio que la dirección era de la parroquia de la Merced de Manresa .
Buscando en internet, descubrió que la sede estaba en el Bages, una congregación religiosa: el Instituto del Verbo Encarnado . «Lo primero que me salió ueron denuncias y abusos», recuerda Adriana.
Una vez allí, llamó a la puerta y el hombre que abrió la puerta le dijo que no sabían nada de su hermana. Tras mucha insistencia, salió el párroco de la parroquia . Detrás de él, venía la hermana de Adriana. Cuando intentó intervenir, el sacerdote le impidió la salida y la agredió. «Me cogió por los brazos y me arrojó al suelo», explica Adriana.
Sin poder liberar a la hermana, se fue inmediatamente al hospital para que le hicieran pruebas por las lesiones causadas por el cura y por otros hombres que había en la parroquia. Acto seguido, ya de madrugada, acudió a la comisaría de los Mossos d’Esquadra en Manresa para denunciar a la policía el enfrentamiento vivido en la iglesia . Lamenta que le costó mucho que le aceptaran la denuncia.
Cuando lo consiguió, les explicó que el enfrentamiento había sido con Gustavo Lombardo, párroco de la parroquia y sacerdote del Instituto del Verbo Encarnado.
Acusados de forzar vocaciones
Conocida como el IVE, se trata de una congregación muy joven que nació en Argentina hace apenas 40 años. Su fundador, Carlos Buela , fue condenado por una decena de abusos sexuales , pero murió antes de que la sentencia fuera firme.
Esta noticia tuvo un impacto importante en Sudamérica, pero no ha impedido a sus discípulos extender la congregación por Europa . Yamile Peralta, exmonja de la congregación, explica que «están haciendo en España y en Italia lo mismo que hicieron en Argentina». Se jactan de ser de las congregaciones con más vocaciones en todo el mundo y de tener misiones en países de guerra donde ya no quedan religiosos.
Su rama femenina son las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará, conocidas popularmente como las monjas alegres. Llevan un hábito de color azul muy llamativo que las hace fácilmente reconocibles y son muy activas socialmente.
A pesar de esta imagen, el Vaticano lleva años acumulando denuncias sobre esta congregación, sobre todo en lo que se refiere a manipulación psicológica. Numerosas monjas aseguran que no las han dejado salir cuando lo han pedido.
Golpe sobre la mesa del Vaticano
Después de haberlos investigado, el Vaticano ha apartado la cúpula del Instituto del Verbo Encarnado y de su rama femenina . Y ha decidido designar a unos delegados pontificios para las dos familias religiosas.
Sin embargo, la medida más importante que ha tomado el papa Francisco es la de cerrarlos por un período de tres años el noviciado que tienen en Segni, cerca de Roma, donde las jóvenes se preparan para ser monjas.
Entre los argumentos que señala la Santa Sede, destaca la falta de rigor de la congregación a la hora de detectar vocaciones y le reprocha que siga idolatrando al fundador difundiendo sus escritos y peregrinando a su tumba. Estos elementos encajan a la perfección con el relato de las víctimas.
El decreto del Papa no es poco : si el IVE sigue como hasta ahora, desobedeciendo al Vaticano, se puede enfrentar a la expulsión de la Iglesia.«Si tienes que escaparte de casa, hazlo»
Valeria iba de vez en cuando a la parroquia cuando a ella ya su grupo de amigas las invitaron a participar en los ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola. No vieron inconveniente y accedieron.
«Fueron cuatro días de abrirse en canal», cómo suele suceder, de confesiones generales, de abrirse emocionalmente y estar constantemente llorando», explica. Al final de los ejercicios le dijeron que la veían preparada para entrar en el noviciado. Nunca se había planteado una vida religiosa , pero le ofrecieron como una oportunidad para «perdonar sus pecados».
Sus padres no querían ese destino para ella, pero ya le avisaron de que esto pasaría «porque unos padres difícilmente entenderían la vocación de su hija». Tenía sólo 17 años y tuvo que esperar a cumplir 18 años para marcharse . El sacerdote de su parroquia le decía: «Si tienes que escapar, hazlo.»
«No sabemos ni dónde está ni qué hace»
Es lo mismo que le ocurrió a otro padre: «Me encontré una carta sobre la mesa que decía que se iba». Su hija se fue de casa al día siguiente de cumplir la mayoría de edad. También acababa de hacer los ejercicios espirituales ignacianos . Dejó a la pareja, cambió la forma de vestir y su actitud se volvió más agresiva.
Ahora la comunicación con ella es muy concisa: «Buenos días y buenas noches por WhatsApp, y poco más.»
«Ya ha perdido la juventud. Ha tenido tanta influencia que ha dejado de ser ella».
Sabe que tarde o temprano su hija volverá, pero teme que sea demasiado tarde : «No sabemos cómo saldrá ni de qué vivirá.»
«Pedías salir y siempre te decían que no»
A Valeria le ha costado 20 años conseguir salir.
«Pedía dejar la congregación y me decían que no, que ya había dicho que sí a Dios y que sería una infidelidad muy grande.»
Pasó la mayoría de estos años en la catedral de Vic, medicada por su depresión. Denuncia que nunca le permitieron acudir a un médico de la sanidad pública y que le obligaban a visitarse con quien sus superioras le imponían.
«Era un consagrado del Opus Dei que les ayudaba a ellas y no a mí», lamenta. Asegura que nunca pudo ver sus informes médicos ni sabía cuáles eran las pastillas que le recetaba y se tomaba.
«No miraban en si había o no una vocación real»
Relata cómo ella ha participado en esta captación desenfrenada de jóvenes : «Buscaban números, no importaba si la vocación no era real». Había participado en retiros espirituales y en charlas en escuelas.
Como le ocurrió a ella, Valeria explica que la mayoría de mujeres que salen de esta congregación no han podido acceder a unos estudios, generar unos ahorros económicos, ni tampoco cotizar a la Seguridad Social.
Pese a celebrar las medidas impuestas por el Vaticano, sigue subiendo el número de denuncias de víctimas y familiares.
Nadie de la congregación, como tampoco los obispados de Vic y Girona, han querido hacer declaraciones.
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