Soy Luis María de la Calle; sufrí abusos sexuales en el seminario menor del IVE a los 12 años de edad. Denuncié todo lo ocurrido ante el ex obispo de San Rafael, Mons. Taussig, quien hizo lo correcto. Pero tuve que presentar la denuncia por mi cuenta, yo directamente al obispo diocesano, ya que este deber de los superiores del IVE en la persona del finado Buela y el impresentable actual rector del mismo seminario menor en el que sufrí los abusos, el P. Gabriel Zapata, no fue hecho en su momento.
Llevar mi caso a Roma lo hizo Taussig, porque yo le conté todo. Si yo no lo hacía, el abusador hoy por hoy seguiría ejerciendo el ministerio. Esa era la práctica de los superiores del IVE, pero no la de la Iglesia.
Estamos cansados de renuncias y reposiciones en nuevos destinos. Digamos las cosas por su nombre: lo que está ocurriendo en este momento es una verdadera vergüenza. El Pueblo fiel está cansado, está harto, y probablemente muchos pensarán lo mismo que yo, y a ellos quiero representar. Quiero alzar la voz de nuevo, ya que así de cansado estuve de hablar en público y dar la cara, y había decidido no escribir más ni testimoniar nada, ya que había dicho todo.
Sin embargo ahora, esta noticia rabalzó el colmo de mi paciencia, y seguro que la de la gente de a pie. Exigimos justicia inmediata, por las víctimas que tanto sufren y para poner un punto final a esta práctica encubridora.
Hablo de encubrimiento, porue lo que me pasó a mi fue un caso de abuso y luego encubrimiento del abusador. Zapata no denunció a Roma sino que lo guardó para adentro del instituto, seguramente obedeciendo a Buela. Luego, una vez que alcé la vos denunciando estas irregularidades, pasé a ser el enemigo, el desagradecido, y lo peor, lo que es más injusto y falso, el calumniador.
Sin embargo, hoy los hechos me dan la razón.
Este mamarracho de obispo también es homosexual y pedófilo como el abusador que me abusó de chico. Este desastre de religioso encubrió al Padre Gabriel Zapata, un manipulador profesional, cuando me fui en persona a San Rafael a denunciar a Zapata por encubridor. Me recibió unos breves minutos y me despachó con aire de mafioso. Luego, hicieron la supuesta investigación y concluyeron que Zapata era inocente porque había notificado a Buela. Y se me dijo que a Buela hay que denunciarlo en el Vaticano. Aun vivía el Capo Mafia Carluncho. Hice la denuncia a Roma con correo certificado y jamás me llegó una notificación de recibo.
Con todo esto quiero también alzar la voz contra el que está sentado en la silla de Pedro en este momento, otro mamarracho de persona. Beroglio, el susodicho Francisco, el de la tolerancia cero, no hizo un carajo por el bien de las almas heridas y el bien espiritual de la iglesia que se le encomendó. Lo único que hizo fue cubrir una y mil veces a los delincuentes. ¿Por qué será? No será que él tiene mugre que esconder debajo de la alfombra? Porqué no condenó al Padre Buela en vida, sino que le dijo a un par de sacerdotes en privado: Lo mejor que le puede pasar a Buela es que se muera antes de la condena? Porqué íbamos a esperar de un mediocre como Bergoglio algo de justicia?
Hoy lo testimonio con el hartazgo de la situación, sin ganas pero con mucha indignación. Lo hago porque quiero que se sepa: Domínguez encubrió a Zapata, Zapata obedeció a Buela y no hizo lo correcto, Buela encubrió a mi abusador Miguel Angel Paz y lo cambió de destino nada más. Y todos se encubren unos a otros. Esta cadena naturalmente llega a la cabeza incompetente que desgobierna la iglesia: el Papa Francisco, que más le vale que haga justicia con Domínguez, cosa que no se animó a hacer con su pollo Zanchetta, a quien custodió todo lo que pudo en el Vaticano.
Parásitos de la Iglesia: váyanse afuera, empezando por el decrépito Bergoglio, que lo esperan sus amigotes de la Unión Europea, Agenda 2023 y Nuevo Orden Mundial.
Lo atestiguo, lo puedo asegurar: cuando me recibió sin mucha simpatía el desaparecido Domínguez en San Rafael, la impresión que me dio fue que estuve en la casa de un mafioso.
Ante mi respuesta a la pregunta: quiere decir o pedir algo más?, yo sugerí al obispo Domínguez que se revise la posición del susodicho Padre Gabriel Zapata como superior del Seminario Menor, ya que me parecía a ojos de sentido común y mínimo de prudencia, algo incorrecto que quien omitió un acto tan grave esté a cargo del mismo seminario. Pero de este pedido directamente no sé me notificó absolutamente nada, y por supuesto, tampoco se hizo nada al respecto.
Nada más por hoy. Que sea de provecho y que llegue esta carta hasta el despacho de Jorge Bergoglio.
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