Lo que había que dar, como siempre, eran explicaciones. Porque, claro: las noticias estaban en la Web, y eso significaba la muerte para los Intocables.
Sobre el caso del “Volador” ya se habían dado algunas, y lo hemos relatado en la primera parte de esta fábula, AQUÍ.
Ahora había que explicar el caso “Luisito”; sí: el mismo que escribía en “el Blog de Luisito”.
Para ello llamaban a los mejores Chamulleros Oficiales de la zona. Y sin demorarse mucho, juntaban a las matarazas todas juntas en el gallinero, y pontificaban con aire de seriedad.
Esta vez la suerte cayó sobre el Gran Chamullero Gilonch, y con su habitual estilo pseudo filosófico y fingida gravedad y aplomo, de dirigió al público con las siguientes palabras:
“Nos han llegado algunas consultas sobre un chico, Luisito, que estuvo con nosotros, pero que salió mal…”
No podían omitir el famoso “salió mal”. Gracias a ciertos slogans finqueros, los Intocables podían englobar las cosas más degeneradas, (entiéndase como variedad de géneros, siguiendo el estilo filosófico del elegido para informar). Cualquier caso era bien explicado con algunas típicas frases como “mal espíritu”, “persecución”, “juicio propio”, etc.
El caso es que Luisito escribía en el blog y la gente se enteraba de muchas cosas ocultas. Los diarios también los “perseguían”, así que, la explicación a las matarazas era necesaria.
Continuó el Padre Gilonch:
Lamentablemente es cierto: el abuso ocurrió, pero Luisito no habló nunca en su debido tiempo. Recién ahora, ya de grande, empieza a hablar porque quiere plata.
El relato escusaba todo con la siguiente pregunta retórica: «¿Cómo íbamos a saber algo que nunca contó?«
Y con esto terminó la “explicación”. Obviamente que aquí la resumimos para no cansar con discursos oficialistas de los Intocables.
Sin embargo, la fábula no termina aquí. Las matarazas no eran todas tontas como se las catalogaba en la Finca. El chismerío era inevitable, y alguna que otra monjita pensante se puso a objetar:
-Pero entonces ocurrió el abuso de Luisito- objetó Sor Viva a Sor Etérea.
-Sí, claro. Pero no habló en su debido tiempo. ¿Cómo pretende que los superiores hagan algo si no habla? – respondió casi de memoria la Etérea, como si viviese en una nube de gas.
-En verdad, amiga, lo que no te dije es que yo leí su testimonio, y él dice que habló siendo seminarista mayor, en el 2005 si no me equivoco, y el Padre Zapatero fue el que lo escuchó.
La Sor Ete, (como le decían los seminaristas y los curas), no manejaba tanta información. Era una monjita oficialista, de esas que repiten lo que dicen los oficialistas machos, y listo.
– ¿Qué tiene que ver, Vi? Acá lo que importa es lo que nos dijo el Padre Gilonch. Esa es la verdad. No te dejes llevar por las mentiras que corren por la Web, – sentenció la Etérea sin inmutarse.
-Pero te estoy diciendo: el hecho ocurrió, en nuestra Congregación, y los superiores mismos nos lo están diciendo. Quiere decir que hay abusos, al menos, hubo uno, – terminó molesta la objetora.
-Tranquila, hermana. Es una excepción que no dice nada, un caso aislado-, tranquilizó la oficialista. -Además no nos corresponde a nosotros juzgar el caso. Simplemente nos están explicando que ese chico está loco y busca dañar a la congregación, y quiere plata, nada más.
A la monjita inteligente no le cerraba la simplista conclusión de su colega. No resistió a rebatirle: -Sólo digo lo que nos comunicó Gilonch: el hecho ocurrió.
-Sí, obvio-
– ¿Y? …- dijo la Viva. – ¿Entonces?…
– Y nada. ¿Qué más querés saber? – manifestó su enojo la no pensante.
-Quiero saber si habló o no con Zapatero. Porque si habló y Zapatero con Volador no denunciaron a Roma, entonces Luisito tiene razón. Al menos, el Comunicado oficial del Padre Rosito le da la razón. Por eso no me cierra lo de Gilonch.
– ¡Qué terrible que sos, Viva! – se escandalizó la Sor Ete-Rea. -Con ese juicio propio que tenés te vas a perder. Tenés mal espíritu, sos soberbia y te dejás llevar por las falsas noticias de internet. Te conviene hablar pronto con tu director espiritual. ¿Quién es?
– ¿Mi director? – preguntó aturdida la Sor Viva.
-Sí. ¿Quién te dirige?
La monjita inteligente sabía que no era bueno responder la verdad, en este caso. Pero no temió las consecuencias, y lo dijo:
-Me dirijo con el Padre Contreras. ¿Por qué?…
– ¿Contreras? – exclamó llena de escándalo la Etérea. – ¡Pero ese Padre salió de la Congregación! ¿Cómo te permiten eso? Deberías ya mismo cambiar de director. Ahora entiendo todo. Tenés mal espíritu.
La monjita con luces no se contuvo y se puso a reír a carcajadas.
– ¿De qué cuernos te reís, Viva? – gritó enojada la oficialista.
– Es que yo también ahora entiendo todo. La verdad pasa por lo que te dicen los Padres como Giloch. Todo lo demás es mentira. ¡¡Jajajaja!!
A los pocos días, la Sor Viva pasaba a otra congregación de Buenos Aires. Y la Sor Ete ascendía a encargada en su convento de filtrar malos espíritus a tiempo.
Fuente: https://fabulasdelverboencarnado.blogspot.com/2022/12/dando-explicaciones-ii.html
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