Quise titular este artículo así: “Advertencia por experiencia”, porque me pareció lo más exacto.
Es una advertencia, es decir, un aviso, para los que están adentro, pero también para los que miran desde afuera y están “a punto de comprar” …
Y está basada en mi experiencia, lo cual la hace más valiosa, ya que voy a contar hechos reales, históricos y de público conocimiento, admitidos por los mismos superiores encargados.
Y hablo por los que no se animan, o no pueden hacerlo. Confío en que este artículo que escribo hoy va a dar sus buenos frutos, de ahora en adelante, ya que “scripta manent” (lo escrito permanece) … y servirá para muchos; no lo dudo.
Mi advertencia se dirige a los que “están a punto de comprar”; y con esta comparación no quiero banalizar ni mucho menos desacralizar la vida religiosa. Simplemente me pareció muy ilustrativa: cuando estamos a punto de comprar un determinado producto o servicio, lo que solemos hacer es leer los comentarios, informarnos si no ha habido estafas o fraudes, y que no haya casos, por más que sea uno solo, con efectos adversos graves.
Muchas familias estarán a punto de mandar a su hijo menor de edad, o a su hija menor a alguna de las casas “de formación” del IVE: les quiero advertir, a modo de comentario basado en ciertos hechos admitidos por los mismos “gerentes de la empresa”, que no es una muy buena idea, y que les convendría seguir leyendo este artículo, para hacer las cosas inteligentemente.
“No todo lo que brilla es oro”, reza el dicho; y yo hoy les confirmo que en el IVE no todo es color de rosas.
Les cuento que mi caso es ya bien conocido… No soy ningún famoso ni mucho menos. Lo que hice hace algunos años, en el 2016, fue publicar mi historia en un diario de Mendoza, lo cual tuvo gran repercusión en todo el mundo. Sin embargo, ya me conocían muchas familias del IVE, porque estuve allí desde pequeño y hasta hace no mucho, en el 2015, cuando logré liberarme y cambiar mi vida para bien.
Mi nombre es Luis María de la Calle. Ingresé al seminario menor a los 12 años en el 1997. Allí sufrí un abuso sexual por parte de un diácono que a los meses se hizo sacerdote. Denuncié esta experiencia traumática en el 2005, cuando vencí el miedo, al Padre Gabriel Zapata, solamente de manera oral ya que no me solicitó nada más, teniendo yo 20 años y siendo seminarista mayor de segundo año de filosofía, en San Rafael.
Más tarde, ya ordenado de sacerdote, hice la denuncia formal por escrito, como corresponde, delante del Obispo de San Rafael, Monseñor Eduardo María Taussig, el cual la tomó y llevó diligentemente a Roma, haciendo todo lo que el Padre Zapata no hizo en su debido momento.
¿Qué hizo y qué no hizo el Padre Zapata?
Lo que no hizo, (y por lo cual acabo de denunciarlo por encubrimiento en la Diócesis sanrafaelina actualmente dirigida por Mons. Domínguez), es llevar mi caso al ámbito de la Iglesia Universal, a la diócesis en primer lugar, y luego
a Roma, como hizo Taussig. Eso evidentemente no lo hizo.
En cambio, lo que sí hizo fue comunicar “ad intra” solamente a los superiores del IVE, entre los que estaba de superior general el fundador, el Padre Buela. Y con eso se quedó tranquilo. Ellos sacaron al abusador de Perú donde se encontraba misionando, y lo llevaron a San Rafael, al Monasterio, para que haga penitencia y se rehabilite. A los años ya estaba bastante “rehabilitado”, participando de las reuniones de clero, concelebrando misas en público y votando para el capítulo general del IVE.
Hasta aquí mi caso.
Ahora quiero compartir algunas reflexiones importantes, luego de enterarme que muchas víctimas pasan por situaciones parecidas, y el “modus operandi” del IVE no cambia a lo largo de los años.
Eso en primer lugar: el modus operandi.
En los pocos años de vida que lleva este instituto, no ha habido grandes cambios en cuanto al modo de llevar adelante las denuncias de abuso, y el trato a los que salen del grupo. Se han comportado y se comportan actualmente, como una secta. Los que salen son mal vistos y se corta toda relación con ellos. Y si hay denuncias o víctimas, los culpables son los que hablan, y terminan siendo los victimarios víctimas, y éstas los delincuentes. Resulta que el escándalo no lo producen los malos, sino los que sufrieron y se animaron a hablar. Todo al revés. Y esto en pro de la institución, para no perder una buena imagen de la obra. A la larga, sabemos que este modus operandi destruye aún más su imagen. Y es justo lo que están cosechando ahora.
Dentro del modus operandi siempre estuvo la defensa a ultranza del fundador, el Padre Carlos Buela. No les importa si es cierto lo que se dice de él: en todo caso, habrá que cambiar la moral para adaptarla y justificarla a la imagen intocable del fundador. Si besó a un cura, o si anduvo toqueteando a hombres, no estará tan mal; serán “las caricias del abuelo”, -incomprendido, por cierto-, y los denunciantes serán exagerados, puritanos y sembradores de mal espíritu y murmuradores, además de soberbios y desagradecidos.
Sin embargo, no se sorprendan: “en todas partes se cuecen habas”, como dice el dicho. No nos engañemos con que este síntoma sea exclusivo del IVE.
Otra reflexión más: no hay que generalizar. Por supuesto, como en todos los ámbitos, tampoco podemos decir que todos sean igual. Yo hago referencia a un modus operandi llevado adelante por ciertos superiores especialmente manipuladores, que suelen rotar y permanecer siempre en sus cargos.
A propósito de esto último, quiero hacer un llamado al sentido común y generar un disparador de pensamiento libre, que no sea el pensamiento único al cual se nos somete dentro del IVE.
Es el siguiente interrogativo: ¿Por qué, -y ya después de casi cuarenta años-, siguen yéndose los curas más viejos, y se quedan o entran solamente los jóvenes? ¿No será porque son más manipulables estos últimos, y tienen menos experiencia de vida?… ¿Por qué más de la mitad se han ido? … ¿Por qué esos puestos de influencia, como son los superiores y formadores, están ocupados por jóvenes sin mucha experiencia y sumamente dóciles y obedientes? …
Hay muchos interrogantes más, pero creo que, para muestra, bastan.
Si está usted a punto de comprar, le aconsejo que lea también los comentarios negativos que no son tan propagandeados. Sepa que hay muchas víctimas que no saben o no pueden expresarse como lo estoy haciendo yo ahora.
Sepan que quizás sea yo, Luis de la Calle, el primer ex miembro del IVE que lleve a los culpables de crímenes de abuso sexual y sus encubridores ante los tribunales de la justicia, en el ámbito penal de la República Argentina, y que estamos en pleno proceso.
Sepan que no lo hago con ánimos de venganza ni odio a nadie, sino todo lo contrario: por compasión de los que están sufriendo allí en este mismo momento, y para evitar futuros daños irreparables.
Sé que muchos se enojarán por este escrito o por mis acciones, pero también sé que muchos otros agradecerán y compartirán esta visión, al menos, para prevenir prudentemente.
Lo hago porque yo también tengo dos hermanos en dicho instituto: una religiosa y un sacerdote, y los dos son excelentes personas. Pienso en su bien, tanto moral como psicológico y físico. Así como ellos, conozco muchas personas que tienen las mismas cualidades, y a las que simplemente quiero ayudar.
No me resulta prudente, como está el IVE ahora, mandar a sus hijos a las casas de menores, como el seminario menor y el “aspirantado” femenino. Porque, aparte de un eventual abuso que se pueda padecer, existe el triste y conocido fenómeno de lavado de cerebro, que comienza justamente a esa tierna edad.
Como ejemplo para que se entienda: hay muchas personas que no les ha hecho mal consumir suplementos de Herbalife o cualquier otra marca. Pero, con que haya habido al menos uno a más casos de gente que sí le produjo cáncer o algún otro traumatismo, para mí ya es suficiente. No pondría en riesgo, valga la comparación, mi salud ni la de mis hijos.
El IVE no es la Iglesia. La que goza de notas sobrenaturales es la Iglesia, no el IVE. El IVE forma parte de ella, pero no es de naturaleza divina, sino humana: tan humana como que la fundó el Padre Buela.
Por lo tanto, alejarse de un ambiente no sano, como mínimo, es lo más prudente. Se puede seguir siendo fieles a Dios y a su Iglesia, desde fuera del IVE.
Me adelanto a quien diga que en todos lados hay corrupción: sí, muy bien: en todos lados, hasta en la Iglesia de Cristo, hay seres humanos. Por esa misma razón no tienes necesidad de quedarte en el IVE como única opción.
Conocemos muchas personas que han perdido su salud por quedarse allí mucho tiempo, y para muchas, ya es demasiado tarde.
“Más vale prevenir que curar”, y en lo que nos toca hoy, más vale escuchar
testimonios que mandarse de una.
Les agradezco a los que han leído mi testimonio. Los aliento a investigar más antes de comprar. Y sobre todo los animo a que sean libres. Estamos hablando con libertad, sobre hechos reales, no conspiraciones ni
calumnias.
El Padre Buela resultó culpable de 12 casos de abusos demostrados y denunciados. Dentro de poco conoceremos la sentencia. No sabemos si habrá más. Por lo menos, que nos digan la verdad estaría bueno.
Pueden compartir mi testimonio y ponerse en contacto conmigo para que les explique en primera persona. Es muchísimo más lo que tendría por decir, pero creo que con lo expuesto hasta aquí es suficiente.
Para más información no duden en escribirme a mi mail: luismdelacalle@gmail.com
La verdad nos hace libres.
Luis María de la Calle
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