Publicamos aquí un testimonio anónimo dejado en nuestro blog que refleja información que hemos estado recibiendo en estos últimos años.
Fui seminarista en la «Finca»*. Me exprimian con los horarios (así como a mí, a todos). Me explotaban con los trabajos, puesto que era encargado de muchas cosas, y apenas tenía tiempo de estudiar, y a veces, de dormir. Ya tampoco podía rezar, por el estrés y ansiedad que estaba soportando por el ritmo tan enfermizo de ese manicomio (y no seminario católico).
(más…)