El Padre Zafata venía zafando bien: hasta el momento había logrado permanecer, no sólo en su eterno cargo de “consejero infalible”, sino, sobre todo, limpio de otros cargos, ya no de gobierno, sino en contra suyo.
A-Zafata no le gustaba andar por las nubes: si volaba, no era de las que pasaban ofreciendo a los tripulantes algún trago; más bien lo haría para ver al Volador y ahí sí, tomarse unas copitas de Johnnie Walker con él y los suyos, manteniendo las “buenas tradiciones”. En ese sentido, conservaba los pies en la tierra… o en los zapatos.
En pocas palabras: Zafata venía zafando bastante, y como muchos recordarán la rima, “si no la gana la empata”.
La cuestión es que una vez metió la pata. Y su indiscreción quedó grabada para siempre. No sólo “scripta manent”, sino también, hoy en día, lo grabado, grabado está. Y Zafata mostró la hilacha.
¡Hace mucho que no contábamos una fábula! Y la de hoy ni siquiera empezó: los dejamos con la intriga, y entonces, quien quiera terminar entendiendo este vuelo a Roma, que escuche el audio aludido, yendo a este enlace, para conocer las maniobras ocultas, las “alegrías” selectivas, la discriminación en la información y la división interna de este Instituto.
La pregunta obvia sigue en pie: ¿pero hasta cuándo van a seguir «zafando»?
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