¿Cuántas veces ha intervenido la Iglesia al IVE? Y…, ¿Cuál ha sido la solución y/o el cambio? La respuesta es NINGUNA/O.
Me asombra como la Iglesia oculta, tapa, alarga los procesos, intenta hacer ver como reconduce los malos actos, pero la realidad es que no se moja con nada.
Actualmente hay numerosos casos de daño (de todo tipo) causados por el IVE, algunos bastante serios, que de quererse podrían juzgarse ante un tribunal. Son muchísimos los testimonios que hay por todo el mundo a los que la Familia Religiosa del Verbo Encarnado les ha alejado de la fe, y otros tantos que no se conocen (ya sea porque las
víctimas tienen relación con seres queridos que aún están dentro y/o por el simple hecho de que las consecuencias traumáticas no les dejan aun). Estos testimonios se reparten por todo el mundo y la gran mayoría tienen bastantes puntos en común, lo cual evidencia y justifica la veracidad de estas actuaciones por parte del Verbo Encarnado.
Pero y, ¿a la Iglesia qué? Igual que Poncio Pilatos se lavó las manos poniendo la sentencia en manos de los judíos, así la Iglesia lo hace ante esta situación, mandando a los visitadores apostólicos y creyendo que con esto el daño está saldado. ¿Qué es lo que realmente ocurre?:
¿No será que el IVE se ha hecho con tantos lugares de culto por todo el mundo que su censura supondría a la Iglesia el quedarse sin recursos para hacerlo frente, dada la falta generalizada de vocaciones actual?
¿No será que el IVE goza de tanto poder dentro de la Iglesia, que respaldados por aquellos que los apoyan, pueda más esto que el daño causado?
¿No será que a la Iglesia no le interese perder esta orden que, aparentemente muestra al mundo una continuidad en las vocaciones jóvenes dentro de la Iglesia, ante las numerosas ordenes en decadencia por su falta vocacional?
¿No será que a la Iglesia le importe más todo esto que el daño causado y la pérdida de la fe de sus fieles?
Esta es una muestra más del poder que existe dentro de la Iglesia. De que la justicia no existe dentro de esta Institución, más bien todo es imagen, hacer ver, y ocultar aquello que no es bueno que se sepa.
Estamos en el proceso que siempre se da dentro de la Iglesia ante aquello que tienen dentro, que saben que está mal y que quiere o intentan acallarlo de la forma más disimulada posible, sin importarles que esto agrave el daño a las víctimas. Esto mismo ocurrió con el proceso de aceptación e investigación de los casos de abusos a menores y, en otros tiempos, con lo ocurrido con la Inquisición. Siempre es lo mismo: tapar y ocultar mientras se pueda.
Esto también es muestra de que predican la palabra de Dios, animando a ponerla en práctica y, en realidad, ellos mismos no lo hacen. Pues en el Evangelio de Lucas capítulo 17 versículo del 1 al 2, la Biblia cita así: ‘Y Jesús dijo a sus discípulos: Es inevitable que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel por quien vienen! Mejor le sería si se le colgara una piedra de molino al cuello y fuera arrojado al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeños’.
El tropiezo es más que evidente, son muchos los testigos de ello por todo el mundo. Y no ha sido, ni un pequeño, ni dos, a los que han hecho tropezar, pues hay cientos de testimonios a los que el IVE ha alejado de la fe. Yo misma llevaba 30 años viendo mi fe de una forma totalmente sana, era el pilar fundamental de mi vida, y después de conocer al IVE mis años de fe se rompieron. Hoy no sé cómo recuperar la fe que yo tenía. Solo para el que ha pasado por ello, sabe lo doloroso que es. Y me sorprende que esto pase por alto a la Iglesia, que hagan como que están haciendo algo, pero en realidad no muevan un dedo. Que no censuren a instituciones así porque quizá sus intereses pesen más que lo que debiera ser lo más importante para ellos: la fe de los cristianos.
Amigos del blog, los animo a que sigamos luchando con esto, que no decaigamos, que sigamos dando voz a nuestros testimonios, que cada vez seamos más los que participemos aquí escribiendo sobre todo aquello que sabemos. Con la esperanza de que un día se hará algo y el bien triunfe sobre el gran mal que se ha hecho y que les permiten que sigan haciendo. Ojalá y la verdad triunfe.
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