Por FRANCESCO ANTONIOLI – 18 Abril 2020
El consejo presbiteral sobre los tres sacerdotes investigados:
«Una justicia a la altura de la verdad»
Cinco meses después de los primeros artículos en la República, el semanario católico La Voce e il tempo advierte el problema de los tres sacerdotes de Turín en la mira de la Fiscalía y ahora también del Vaticano. Sobre el caso de Don Salvatore Vitiello, considerado líder del trío (los otros dos son Don Damiano Cavallaro y Don Luciano Tiso, párroco de San’Antonio Abate), ayer se publicó una nota firmada por el Consejo Presbiteral, resultado de diversas mediaciones y presentaciones con el arzobispo Cesare Nosiglia tras el encuentro que tuvo lugar el 18 de septiembre.
¿Vocaciones forzadas? «Somos conscientes de que estos hechos han dejado heridas», admite la nota. Quien luego se detiene en el «discernimiento vocacional», con algunos pasajes muy claros: «La legítima diversidad y pluralidad del presbiterio no debe ser a expensas de la unidad y al mismo tiempo no significa que cada uno haga lo que quiera sin ningún control, de manera individualista y autorreferencial «. Y nuevamente, insta la nota, es necesario superar «imágenes autorreferenciales, de un solo sacerdote, «monarca absoluto», sin vínculos ni con el obispo ni con sus co-hermanos», evitando «cursos de formación privados».
Un llamamiento a la comunidad, una interesante apertura al consejo pastoral diocesano, es decir a los laicos, pero sobre todo un recordatorio para los tres: uno, Don Tiso, es actualmente párroco; otro, don Cavallaro, habría pedido dejar el clero de la diócesis para pasar a los oratorianos de San Filippo Neri (a los que pertenece el obispo de Ivrea Edoardo Aldo Cerrato). Esto significa que los tres, por ejemplo, ya no podrán decidir enviar a los jóvenes a los seminarios más tradicionalistas, aunque el tema de la relación con los conventos femeninos permanezca abierto.
En la Fiscalía -el consejo presbiteral espera «una justicia a la altura de la verdad que todos deseamos»– aún no han tomado una decisión sobre el cierre de las investigaciones y sobre qué hipótesis delictivas respecto a las denuncias presentadas el «vocaciones forzadas». El fiscal Marco Sanini, antes de las vacaciones de verano, escuchó a muchos testigos y ahora está examinando las distintas declaraciones. En el Vaticano hay un expediente abierto sobre los tres, pero más allá del Tíber avanzan en silencio, tal vez incluso a la espera de comprender qué surgirá del Palacio de Justicia.