La Tercera Orden del Instituto del Verbo Encarnado (IVE) agrupa a laicos que siguen una espiritualidad bastante difusa y sin una jerarquía claramente definida. Muchos de estos laicos son padres y madres de sacerdotes y religiosas tanto del IVE como de las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará (SSVM). De hecho, existe casi una inscripción automática para los padres y madres de miembros del IVE en esta Tercera Orden. A diferencia de otras Terceras Órdenes más tradicionales, parece no existir un registro formal de miembros ni procesos organizativos comunes, como la elección de presidentes o secretarios. Esta falta de estructura es otra característica del mamarrachismo típico del buelismo.
El rechazo de los padres y madres: un fenómeno sectario
Un fenómeno grave que se observa en este contexto es el rechazo que algunos de estos padres ejercen hacia sus propios hijos e hijas cuando deciden abandonar el sacerdocio o la vida religiosa. Esta reacción, lejos de ser una simple decepción, implica un rechazo profundo, reflejo de un fuerte sectarismo que predomina en ciertos ambientes de la Tercera Orden.
Un caso paradigmático es el de un matrimonio de San Rafael, Mendoza —él médico y ella madre de familia— de altísima reputación, uno de esos que Buela trasladó desde Buenos Aires. Tenían dos hijos sacerdotes destinados a misiones en el extranjero. Ambos hijos decidieron dejar el sacerdocio, el mayor (J. «junior») hace varios años. El hijo menor (lo llamaremos «Benjamín») era claramente una persona que no estaba hecha para la vida sacerdotal; sin embargo, el Verbo Encarnado le lavó el cerebro para entrar al seminario, y él decidió ingresar en tan solo una semana. Durante su estancia en la congregación, Benjamín tuvo una vida más de laico que de religioso y sacerdote. Benjamín dejó el sacerdocio hace poco y recientemente regresó a Argentina acompañado de su pareja, y su familia, que antes estaba orgullosa de él, ahora le demuestra a él y a su pareja un silencio que expresa su agravio.
Otro caso ejemplar es el de dos señoras de la provincia de Mendoza, primas hermanas y ambas ahora octogenarias, que tenían sendas hijas en las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará. Estas dos mujeres, que antes eran como hermanas, dejaron de hablarse cuando una de las hijas decidió dejar las SSVM. La ruptura familiar fue casi total, demostrando cómo el rechazo puede fracturar incluso las relaciones más cercanas.
Un tercer caso es el de la familia que llamaremos Arieugerrad. El hijo mayor de esta familia ingresó al seminario del IVE, para salir unos años más tarde, cuando todavía era seminarista. Durante años, no recibió comunicación alguna de su familia. Además, una hija de esta familia salió de la vida contemplativa de las SSVM para unirse sentimentalmente a un sacerdote del IVE, situación que también generó tensiones familiares significativas. Hasta el día de la fecha, los padres no pueden perdonar esa situación.
Este tipo de comportamiento es análogo al que se observa en comunidades musulmanas donde las hijas que deciden casarse fuera de su comunidad o con una persona no aceptada por el padre o el hermano mayor sufren también el rechazo total. En ambos casos, la rigidez y el control social destruyen el vínculo básico de la sangre y de la familia, generando un sectarismo que es profundamente dañino.
Consecuencias y necesidad de cambio
El sectarismo aquí implica una rigidez doctrinal y social que considera la salida del ministerio o de la vida religiosa como una traición o un fracaso imperdonable, generando un ambiente de exclusión y ruptura familiar que puede ser devastador.
Estos casos evidencian la urgente necesidad de un cambio cultural dentro de la Tercera Orden, que fomente la comprensión, el respeto y el acompañamiento sincero sin prejuicios ni exclusiones.
Solo así será posible avanzar hacia una comunidad verdaderamente fraterna y humana, lejos del sectarismo y la exclusión.
Instamos a los laicos del IVE a despertarse y reaccionar ante esta realidad que destruye familias y vidas, para que puedan construir una comunidad más humana, acogedora y libre.
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