Categoría: Reflexión

  • La inmoralidad en algunos miembros del IVE en su máxima expresión

    La inmoralidad en algunos miembros del IVE en su máxima expresión

    He decidido compartir este testimonio, con la esperanza de que se publique, ya que considero que es de suma importancia. Mi relato puede ayudar a muchas víctimas a abrir los ojos y prevenir que situaciones similares vuelvan a ocurrir.

    Conocí en Tucumán (Argentina) a un sacerdote del IVE que estaba de paso. Venía desde San Rafael hacia su ciudad natal a cuidar de su madre y de paso por Tucumán, le permitieron quedarse en una parroquia, colaborar ahí y seguir de viaje.

    Uno veía un sacerdote de sotana, que venía de haber misionado en Sudán (África) y se imaginaba un santo sacerdote. Inmediatamente no dudé en abrirle las puertas de mi casa y de mi conciencia.

    Este sacerdote se llamaba Marcos Fabricio Medina; le decían «Padre Foco». Entabló conmigo una relación de amistad, me convertí en su benefactora, yo era casada. Le presenté a mi familia. Inmediatamente se incorporó como un miembro más. Mi esposo viajaba mucho y sus visitas a Tucumán se hicieron muy frecuentes. Hasta que de a poco fue mostrando su verdadero rostro.

    Al principio me hablaba de que se había enamorado perdidamente y todo aquello parecía sucumbir a tentaciones humanas. Entre muchas intimidades me terminó confesando que no había sido su primera vez ya que en su vida sacerdotal había tenido muchas caídas.

    Incluso con estudiantes del Colegio «Isabel la Católica» que tienen en San Rafael. Eso me hizo mucho ruido, ya que se trataba de estudiantes de secundario, por lo tanto, menores. Me relató que lo enviaban de chofer en algunos viajes de estudio y que algunas chicas lo tentaban y él cedía. (Que luego las monjas en el colegio a esas chicas que trataron de contar les pidieron se cambien de colegio para que no hablen mal de los sacerdotes).

    Eso me cayó muy mal, traté de alejarme, pero cada vez que se iba al monasterio volvía pidiendo perdón y pidiendo plata porque era muy pobre. Nunca entendí cómo sus superiores lo dejaban moverse con tanta libertad sabiendo sus adicciones sexuales.

    También me contó que lo habían traído de África porque habían encontrado en su celular información sobre sus relaciones con mujeres africanas. Y no tan solo mujeres… En fin, todo su sacerdocio se la pasó conquistando adolescentes o mujeres de la propia misión.

    Le supliqué visite un psicólogo, no podía continuar haciendo el daño que hacía. Todos se acercaban a él buscando un pastor y se aprovechaba de su condición para acostarse con cuantas mujeres encontraba, sin importar edad, estado civil etc.

    Me impresionaba que después de cada intimidad quería que ambos nos confesáramos. Y salía corriendo preocupado a celebrar la misa, como si nada hubiese pasado.

    Me decía que el IVE le hacia mucho hincapié en la liturgia y lo sacro, pero nunca entendí que lo que él cometía hacía más daño a las personas que su preocupación por la liturgia. Abusaba de su condición sacerdotal para manipular y acostarse con quien deseaba.

    Pero esto no es lo peor. Lo peor vino después, cuando corté totalmente la relación con él, por darme cuenta era un hombre enfermo psicológicamente.

    Tiempo después, al no sentirme bien de salud, me hicieron unos estudios y me descubrieron HIV. Quería morirme, no podía creer… lo llamé inmediatamente y solo me dijo que no me preocupara, que eso se trataba… que él se contagió en África, en un desliz que tuvo y que sus superiores estaban al tanto, por eso lo habían traído.

    Ahí me di cuenta el daño que este hombre llegó a hacer….investigué un poco más…y sé que estuvo ayudando en parroquias en Salta, Mendoza, Bs As. ¿¿A cuántas menores y no tan menores habrá contagiado??

    Me comuniqué con sus superiores en San Rafael; el Padre Gabrial Zapata sabía todo. Ya había tenido otros casos, pero nunca hicieron nada. Solo dijo que por eso lo tenían en el monasterio. Para que rezara más…

    En algunos casos hasta llegaron a dar dinero a las víctimas para que no hablen y escandalizen. Mientras ellos lo mantenían en un monasterio, como todos los casos difíciles, la solución es encerrarlos un tiempo. Si ellos hubiesen actuado a su debido tiempo, este hombre al menos no hubiese contagiado en nombre de Dios a tantas personas.

    Creo que después de varios reclamos al IVE, decidieron sacarlo del sacerdocio.
    ¿Pero quien da la cara con las victimas? ¿Cuántas adolescentes, hoy mujeres, se acercaron tal vez para consultar una vocación y terminaron manipuladas y enfermas?

    Por supuesto su congregación no cuenta nada de esto… Nadie sabe nada… Aquí siguen llegando los del IVE a pedir dinero y solo cuentan la santidad del fundador, las grandes misiones, lo pobre que son y yo por dentro pienso: ¿estos jóvenes sabrán todas estas historias que el IVE OCULTÓ SIEMPRE?

    Le dieron tan mala formación que en vez de darse cuenta de que si desean hacer doble vida deben dejar de utilizar el nombre de Dios y salir. Es preferible que dejen a seguir haciendo daño escondidos en una sotana. Tal vez se acostumbraron a pedir plata y vivir sin trabajar. y eso los hace no salir y hacer doble vida. ¡Ojalá alguien haga justicia!

  • El IVE y su doble discurso sobre el Papa Francisco

    El IVE y su doble discurso sobre el Papa Francisco


    Desde que publicamos los testimonios que nos llegan sobre Juan Alcaraz, sacerdote del IVE y párroco en Guayaquil, Ecuador, parece que se ha destapado una cloaca de barbaridades. Estos relatos describen la manipulación que este sacerdote ejerce en su parroquia: su trato excesivamente familiar con las mujeres, visitas privadas a una joven a la que ayuda económicamente y de quien todos comentan que es el padre de su hijo, además de su comportamiento inapropiado con otras chicas.

    Lo que más llama la atención es cómo utiliza sus sermones para manipular las conciencias. Desde que salió este artículo, la gente no deja de comentar cómo los ha desafiado, preguntando si entre ellos está el «topo» que comenta sobre su conducta. Aunque este sacerdote es un fiel fruto del IVE y de sus superiores —ya que ingresó al seminario menor del IVE y, junto con otros compañeros que salieron de forma escandalosa, no perdió las malas mañas—, hoy en día, en su apostolado, refleja lo que aprendió de sus mayores.

    Este sacerdote ha enseñado y presentado en su parroquia la figura de Francisco como un “masón que vino a obligarnos a vacunarnos” (según decía en sus sermones). Y no es el único sacerdote del IVE que repite esto. Muchos muestran su descontento con Francisco públicamente, lo llaman progresista, masón, y parte de lo que hay que aguantar por estar en los últimos tiempos. Sin embargo, cuando al IVE le conviene, cambia de postura rápidamente. Aunque la mayoría en el IVE no soporta la figura del Papa Francisco, hoy el mundo entero habla de la visita del Papa a Papúa, invitado por los misioneros del IVE. Están orgullosos de que haya aceptado la invitación de los padres de Papúa.

    Desde que Francisco ayudó a que el IVE no fuera cerrado y les nombró un obispo en Ucrania, comenzaron a ser más cautos al opinar sobre él. Se dieron cuenta de que era mejor tenerlo como aliado. Sin embargo, parece que esa noticia no llegó a todos. Así, Juan Alcaraz en Ecuador sigue hablando del «papa masón» que nos toca soportar por amor a Dios… O tal vez sí les llegó la noticia, pero les conviene celebrar su llegada a Papúa, aunque muchos en el IVE apenas puedan digerirlo.

    El fin de semana pasado, en su sermón parroquial sobre el mendigo del evangelio, Alcaraz aprovechó para atacar a quienes se atrevieron a hablar de su conducta inmoral. Algunas de sus amonestaciones textuales fueron:

    «Voy a tener el alma en paz si le he dado todo al Señor… pero el Señor dirá… ¿de dónde salen las maldades, las difamaciones? ¿De dónde salen? Salen del corazón. Aquel que no lo dé todo y no esté contento, no ama a Dios… Por eso las difamaciones salen del corazón malo, pero si tengo el Espíritu Santo, no puedo tener nada de eso, solo amor, piedad, alegría y todos los frutos del Espíritu Santo.»

    Lo que para algunos lectores podría parecer insignificante, para una comunidad de jóvenes que observa los desórdenes de este sacerdote parece una reprensión solapada, interpretada como una advertencia contra quienes se atrevan a hablar o pensar de manera distinta. No nos sorprende, ya que el IVE siempre ha tratado de manera distinta a quienes no piensan como ellos, llegando a calificarlos de traidores o de haber perdido el Espíritu de Dios. Hoy, esto se refleja en sus parroquias, donde silencian a quienes denuncian sus inmoralidades con las jóvenes.

  • La humildad del Padre Gonzalo Ruiz Freites en sus comunicados

    La humildad del Padre Gonzalo Ruiz Freites en sus comunicados

    Dejamos a criterio del lector el último comunicado que envía el P. Gonzalo Ruiz Freites a su familia religiosa con motivo del fallecimiento de Mons. Alberto Tricarico, quien, según el mismo artículo, fue el que facilitó su ingreso en Ucrania y, en más de una ocasión, tuvo que usar sus contactos en favor del IVE, en Italia.

    Son conocidas las visitas de este sacerdote, el P. Ruiz, a numerosos obispos, especialmente al fallecido y al cardenal Sodano, con el fin de que intervinieran para evitar el cierre del IVE. Él mismo se gloría de esto en el comunicado que envía.

    Es notable también cómo subraya, a través de esta carta dirigida a los más jóvenes, que este obispo apreciaba al IVE por ser «los mejores y guardianes de la salvación». Cita que, «dado que lo nuestro es ser fieles a la Iglesia y al Magisterio romano, amantes de la tradición y, al mismo tiempo, misioneros». Aquí uno se pregunta: si lo del IVE es ser fieles a la Iglesia, ¿por qué no obedecen? A la tradición, ni hablar, según el gobierno de turno.

    ¿Obediencia a la Iglesia?

    ¿Por qué buscar tantos contactos para que lo ayuden y no cierren el IVE?
    ¿Por qué no dejar actuar al Espíritu Santo en lugar de andar mendigando entre obispos para que muevan hilos y frenen las sentencias ante las inmoralidades del fundador y de varios sacerdotes?
    ¿Por qué no obedecer a la legítima autoridad que tienen hoy: el cardenal Santos Abril?

    Lo que sí creo es que terminaron obedeciendo a los consejos de este obispo: «En tiempos de grandes dificultades, el Instituto se salvaría solo si todos formábamos un bloque de granito alrededor del Fundador, evitando cualquier división».

    Esto sí lo practican muy bien hasta el día de hoy. Lo que este pobre obispo no sabía era la cantidad de denuncias que pesaban sobre este fundador y sus consecuencias en Argentina. Solo conocía la versión contada por Gonzalo, quien era el encargado de estas visitas protocolares y de llevar la versión de las «víctimas» ante los obispos y cardenales de Roma.

    Pero, claro, tampoco cuenta que sobre él también pesan denuncias de encubrimiento y manipulación. El texto enviado por él es suficiente para que el lector se dé cuenta de la influencia de estos hombres que se consideran los fundadores del bloque alrededor del fundador.

    In Memoriam

    Familia Religiosa del Verbo Encarnado

    In memoriam S.E.R. Mons. Alberto Tricarico

    (Gallipoli, 10/08/1929 – Roma, 27/06/2024)

    El pasado 27 de junio falleció en Roma el arzobispo Alberto Tricarico, quien fue un gran amigo y bienhechor del Instituto desde los años ’90 del siglo pasado.

    Ordenado sacerdote para su diócesis de Gallipoli con solo 22 años, después de ejercer el ministerio allí por algunos años entró en 1953 en la Pontificia Academia Eclesiástica, dedicando el resto de su vida al servicio diplomático de la Santa Sede. Trabajó en las nunciaturas de Brasil, México y de otros países. En 1987 fue consagrado Obispo y enviado como Pro-Nuncio Apostólico en Singapur y Tailandia, y como Delegado Apostólico en Laos, Malasia, Brunei y Myanmar. Allí se destacó por su espíritu misionero y por su celo por el bien de los misioneros (tenía muchas anécdotas al respecto). Por motivos de salud, tuvo que regresar a Roma, y fue nombrado oficial de la Secretaría de Estado (1993).

    Con la caída del bloque soviético, el Cardenal Angelo Sodano, entonces Secretario de Estado, lo designó como encargado de los países de la ex Unión Soviética. Precisamente en ese rol nos contactó en 1997, cuando San Juan Pablo II había decidido confiarnos la Missio sui iuris en Tayikistán, en orden a poder dar todos los pasos formales para el establecimiento de la missio.

    A partir de allí nos fue conociendo y apreciando, llegando a ser gran amigo y bienhechor. Lo fue de manera especial en los momentos más difíciles que el Instituto tuvo que atravesar en aquello años. Se movió visitando a Obispos italianos para ponerlos al tanto de nuestra situación, y pidiéndoles su testimonio y su ayuda. Así lo hizo, por ej., con Mons. Pecile, Obispo de Latina, y con Mons. Erba, obispo de Velletri-Segni. También se reunió para trabajar por nosotros más de una vez con el Padre Velasio De Paolis, eximio canonista que llegaría a ser Cardenal de la Iglesia, quien ya en ese tiempo nos asesoraba jurídicamente.

    En las incontables veces que Mons. Tricarico nos recibió en la Secretaría de Estado o en su casa, en Via di Valle Aurelia, siempre nos escuchaba y nos daba preciosos consejos. Conservo los memorandos de esos encuentros. Lo íbamos a ver cada vez que había alguna nueva noticia que valía la pena que él conociese. Incluso se ofreció a redactar algunas de nuestras cartas a personalidades importantes, supliendo así, con su generosidad y disponibilidad de tiempo, nuestra inexperiencia en esa materia.

    Con su gran experiencia, y con su visión de fe, fue él quien nos dijo en la Secretaría de Estado, el 4 de diciembre de 1991, en tiempos de grandes dificultades, que el Instituto se salvaría sólo si todos formábamos un bloque de granito alrededor del Fundador, evitando cualquier división: “un blocco granitico attorno il Fondatore”[1]. En esa misma ocasión nos dijo que si éramos fieles al carisma siempre volveríamos a renacer, incluso de las cenizas, “como el ave fénix”. Porque los dones y la vocación de Dios son irrevocables (Rm 11,29). Pero si no estábamos unidos en el carisma como un bloque granítico terminaríamos viviendo como sacerdotes diocesanos, cada uno en su propio lugar de misión. Y eso no es lo nuestro.

    En el año 1999 quiso venir a pasar con nosotros la fiesta del Verbo Encarnado, el 25 de marzo, en Sezze. Lo hizo movido por su caridad, para acompañarnos paternalmente, sabiendo de las vicisitudes por las que atravesaba el Instituto. Quedó muy impresionado del clima de alegría y de fiesta que reinaba entre nosotros, a pesar de las dificultades.

    Cuando el Instituto fue aprobado, en 2004, participó activamente de nuestros festejos. Varias veces nos visitó, no solo en Segni, sino también en la Procura del Instituto en Roma. En una de esas ocasiones, el 22 de diciembre de 2006, con el Instituto ya aprobado, y en relación a las dificultades pasadas y a la ayuda que nos habían dado San Juan Pablo II y su Secretario de Estado, el Cardenal Sodano, Mons. Tricarico escribió en el libro de visitas de la Procura: Agradeciendo el recuerdo afectuoso, y esta recepción fraternal, intensa de recuerdos del apostolado hecho con la gracia de Dios y de lo mucho por hacerse… Así es, querido y estimado hermano: “nox recessit”, no lo decimos solamente nosotros sino también las personas de conocimiento y autoridad en la Santa Iglesia: “nox recessit”. Ahora, el ahora de Jesucristo, lo repetimos: “labora sicut bonus miles Christi”.

    Tuvo siempre un notable celo sacerdotal por las vocaciones. Más de una vez nos presentó jóvenes que decían tener vocación a la vida consagrada para que pudiesen formarse con nosotros. Él mismo los seguía y los ayudaba incluso económicamente. Y siempre, siempre, elogiaba la seriedad de nuestra formación académica y “en la piedad”. Decía que él estaba convencido de lo providencial y oportuno de nuestra congregación para nuestro tiempo. Lo decía, creo, con relación al progresismo, dado que lo nuestro es ser fieles a la Iglesia y al Magisterio romano, amantes de la tradición y al mismo tiempo misioneros –lo cual de suyo es la respuesta eficaz contra el progresismo–, pero evitando todo tradicionalismo o conservadurismo por el conservadurismo mismo, y todo formalismo cerrado a los legítimos y necesarios cambios.

    Se preocupó de conocer a nuestros misioneros en los países de la ex URSS, y fue él quien nos aconsejó que aceptáramos la invitación de Mons. Milan Šašik, obispo de Mukachevo (Ucrania), para fundar en su eparquía. Recuerdo muy bien que nos animó a ir allí porque era necesario apoyar a ese obispo, pues la eparquía había atravesado o atravesaba muchos problemas. Mons. Tricarico conocía bien la situación porque Mukachevo depende directamente de la Secretaría de Estado. Incluso, aunque no estoy del todo seguro, creo recordar que nos dijo que había sido él quien había sugerido al obispo que nos pidiese (la carta de pedido es del 1 de junio de 2003, dirigida al P. Fernando Bravo, que era superior del Instituto en Ucrania). Teniendo en cuenta que Dios hace todo con número, peso y medida (Sab 11,25) y que los días del hombre están contados (Job 14,5; Sir 17,2; 37,25), no deja de ser llamativo que en esa eparquía haya sido nombrado y consagrado hace pocos días el primer obispo del Instituto, SER Teodoro Matsapula, y que Mons. Tricarico haya fallecido poco antes de su ordenación episcopal. Como si tuviese que cumplirse, también en este caso, la ley universal enseñada por el Señor: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto (Jn 12,24).

    A todos, los que lo conocieron y los que no lo conocieron, les pedimos que recen por su alma. De modo particular pedimos a los sacerdotes que ofrezcan por él la Santa Misa.

    Rev. P. Gonzalo Ruiz Freites, IVE
    Ponzano Romano, 31 de julio de 2024.


    [1] Lo mismo decía el Cardenal Sodano, Segretario de Estado y por muchos años Decano del Colegio Cardenalicio. Se entiende que ellos se referían a nuestra fidelidad incondicional al carisma aprobado por la autoridad de la Iglesia, en el cual encontramos no sólo la fecundidad del Instituto en cuanto a sus fines propios, sino también el principio de unidad entre nosotros y el principio de perdurabilidad del Instituto.

  • «El amor a la Congregación ante todo»

    «El amor a la Congregación ante todo»

    Estos últimos meses nos tocó presenciar y escuchar innumerables testimonios en el IVE sobre el amor al fundador, la fidelidad al carisma y el amor a la congregación. Se comparaba al Padre Carlos Buela con los santos canonizados y es así que al cumplirse un año de su fallecimiento, aparte de las celebraciones en su honor en todo el mundo, muchos miembros daban sus testimonios sobre su persona. Así tuvimos que escuchar incongruencias como religiosas de los primeros tiempos de fundación contando las bondades del padre, aun cuando todos sabemos que las monjas no eran de su agrado y él era bastante tosco y bruto con la rama femenina.

    Más de una vez solíamos escucharlo burlarse de las monjas o retarlas con ironías en público. Se le agradecía en los testimonios su generosidad al enviarlas a misiones difíciles y eso es verdad, las enviaba generosamente con 20 años a destinos difíciles como Rusia, China (leprosarios), etc., sin contar que muchas de esas primeras terminaron con problemas psicológicos por el abandono que recibieron en esos lugares, donde iban sin saber la lengua y a veces sin lugar donde ampararse. Pero Buela pregonaba orgulloso las nuevas fundaciones, sin contar cuántas hermanas de esas fundaciones dejaron la vida religiosa ya que siempre tuvo piezas nuevas para reemplazar a las enfermas. Así que eso no fue problema, con el tiempo se va olvidando, se usa el mismo nombre que tenía la anterior y problema resuelto.

    En fin, en todas partes del mundo se recordaban las bondades del P. Buela y la importancia de defender el Carisma. ¿Defenderlo de quién? ¿De la propia iglesia, que investiga qué sucede realmente en el IVE? ¿De sus propios formadores, que defienden más la institución que sus miembros? ¿Defenderlo de la crítica constructiva de cientos de religiosos que abandonaron el IVE? La defensa que el IVE decidió librar es a través de los medios. Llenar las redes de videos sobre la santidad de vida del fundador, sobre el cielo de vida religiosa dentro del IVE, sobre el amor a la congregación, etc. Con estos multimedia en las comunidades, solo se acrecienta el amor al Instituto y se aleja cualquier duda sobre la conducta por la que están siendo intervenidos. Todo lo que sirva para aumentar el amor a la Congregación se deja; el resto, lo que siembre duda, se aleja, porque viene del enemigo.

    Entre los tantos testimonios y videos que se enviaron, publicamos aquí uno que nos llamó particularmente la atención y demuestra el nivel de secta del IVE.

    La religiosa María Madre Virgen Demianzuck, superiora actualmente de la comunidad que trabaja en el colegio «Isabel la Católica» en San Rafael, escribe y publica un texto titulado: «Es de bien nacidos ser agradecidos, a mi madre la congregación».

    Esta joven y buena religiosa ingresó a los 11 años al aspirantado de las SSVM, por lo que no llama la atención que sienta al IVE como su propia madre, ya que tiene más años de vida dentro de la institución que lo que vivió con su familia de sangre. Es por esto que expresa que no hay otra madre más hermosa que su congregación, que es todo lo que conoció. Su familia de sangre, muy religiosa, dio a la congregación 3 hijos: dos religiosas y 1 sacerdote (que misionó en Holanda y abandonó el instituto siendo sacerdote, alegando que no tenía vocación. Otro caso donde el Instituto los tenía más de 20 años y aunque sospechaban que no tenían vocación, los ordenaba igual). Las dos religiosas de esta familia ingresaron pequeñas al aspirantado, una con 15 años y otra con 11 años. Sus padres donaron la mayoría de las tierras donde hoy están los conventos de las monjas en San Rafael. Su madre Roxana, psicóloga, y muy cercana al Instituto (de hecho, atendió psicológicamente a religiosos del IVE por mucho tiempo hasta hace muy poco, aunque fuese poco objetiva su terapia por tener hijos dentro de la institución y ser parte de la tercera orden).

    Amigos cercanos del P. Buela y toda la vida de esta familia fue alrededor de la congregación. Por lo que la manija y obsesión por la congregación es bastante conocida en sus alrededores, ya que aunque haya visto a su hijo sacerdote salir y a todos los demás hijos adoptivos que tenían también salir, sin embargo, la lealtad y amor es más grande que el amor a la propia iglesia. Ni siquiera cabe la posibilidad que el P. Buela y el Instituto se hayan equivocado… Solo son persecuciones.

    Y con esta escuela hoy su hija nos deja un mensaje: «el pecado que más ofende a Dios es la ingratitud con una institución que aún no ha sido ni siquiera aprobada como congregación religiosa».

    En fin, el lector al leer esta carta, sin ser psicólogo ni estudioso en el tema, puede ver que esta alma no puede ni siquiera permitirse dudar en nada de su institución; una madre que nunca dice mentiras, que la preparó para la vida, ¿qué sería de mí sin ella? Se interpela.

    Esta religiosa que es la superiora de una comunidad grande, que jamás comprenderá si alguna otra no siente el amor maternal que ella siente por su Instituto, al contrario, no será de buen nacida atreverse a dudar o interpelarse sobre la obra de Carlos Buela.

    Esto y otros cientos de testimonios de jóvenes religiosos nos confirma una vez más que el fanatismo daña toda posibilidad de que estos espíritus sean libres. El fanatismo no soporta la dolorosa realidad y elimina la incertidumbre al 100%.

    Pero como en todos los casos, al final el juicio caerá sobre aquellos que dejen que el tiempo pase y estas buenas almas sigan tan o peor de confundidas que antes.

    ¡Que la Virgen de Luján nos libre de todo fanatismo y obsesión institucional!

  • 20 años de aprobación diocesana de las SSVM

    20 años de aprobación diocesana de las SSVM

    En el día de la fecha, 24 de marzo, la Superiora General, Madre Corredentora, hizo llegar un extenso comunicado a las hermanas recordando el «milagroso» hecho de que les hayan sido otorgado a ambos Institutos la aprobación diocesana de las manos de Mons. Andrea Maria Erba.

    Recordemos que antes de la aprobación las SSVM eran apenas una Asociación Pública de Fieles y que los padres del IVE atravesaban una época difícil a los ojos de Iglesia Argentina en vías de recibir una aprobación diocesana (ya que, el IVE estaba bajo comisarios pontificios). Buela conocía esta dificultad y trató de mover los hilos para que rápidamente el gobierno general del IVE se trasladase a Roma, pues si sufrieran un cierre de seminarios se comprometería la Casa General.

    El gobierno general de las SSVM ya estaba en Roma y juntamente con los sacerdotes que eran enviados allí a estudiar trataron de mover los hilos con obispos y cardenales influyentes para facilitar el cambio.

    A través de la rama femenina no seria tan difícil, pues la táctica de Buela en la mayoría de las veces era enviar primeramente a las servidoras «para abrir camino» y caer en gracia a los obispos con su simpatía y servicialidad. Y así fue con Monseñor Erba, un obispo ya mayor, que con la insistencia del gobierno general de las SSVM y de los padres del IVE en Argentina, utilizando también de la influencia del Cardenal Sodano que le pidió al mismo Mons. Erba que recibiera a ambos gobiernos en su diócesis, Velletri-Segni y les aprobara diocesanamente. Cabe recordar que este hecho ocurrió después del orden de cierre del noviciado masculino y del destierro de Buela a Ecuador por Juan Pablo II, pero cómo siempre Buela y los suyos se desviaban de las órdenes de Roma con astucia.

    En el texto enviado, la Madre Corredentora trata de plasmar en todas las servidoras la mano providente de Dios en aprobarlas, citando la escena de la luz que se prendía y se apagaba en la residencia papal, cómo una especie de señal que Juan Pablo II las apoyaba en todo, pero que en realidad ha sido Sodano el que ha desviado la mano del Papa en esa historia, y muchos conocemos la poca honestidad de ese Cardenal.

    Con la humildad que la caracteriza, relata cómo en ese momento era apenas la Vicaria General y testigo de todo. Ahora siendo la Superiora General siente la necesidad de plasmar a fuego en todas las SSVM una historia de «milagro» y de «momentos providenciales» que, según ella, demostraron la cercanía y la aprobación del Papa Juan Pablo II, lo que en realidad -repetimos- ha sido un «milagro» providenciado por el cardenal Sodano.

    Corredentora se olvida de mencionar que en la anterior diócesis no contaban con un obispo tan benévolo para ellas, por tanto, hacer con que Monseñor Erba recibiera a ambos Gobiernos Generales en su diócesis significaría unir fuerzas y que Buela se trasladaría de su destierro en Ecuador a Roma y gozaría de más libertad.

    Recordemos que desde 2022 hay una nueva disposición por parte de la Iglesia en dar la aprobación a Asociaciones Pública de Fieles. Los obispos deberán, primeramente pedir autorización a la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada en Roma para evitar las prisas y las inexperiencias de Institutos religiosos que resultaron en problemas de abusos de todo tipo, manipulaciones, malversación de fondos, etc.

    Ese comunicado de 2022 lo firma el Cardenal João Bráz y el Mons. José Rodríguez Carballo, ambos también tuvieron que levantar los votos a numerosas SSVM que dejaron la vida religiosa y a recibir cientos de denuncias sobre el IVE en los últimas décadas.

    Dejamos al lector el mensaje de la M. Corredentora a las SSVM.

  • El abandono de personas en su máxima expresión

    El abandono de personas en su máxima expresión

    Hace poco se publicó en YouTube el video de 4 exreligiosas, contando sus experiencias en las «Servidoras del Señor y la Virgen de Matará», un video que en una semana alcanzó 5000 visitas.

    Cada una desde su sencillez expresó sus vivencias de abusos, manipulaciones, abandono de persona, y lo que les llevó a dejar el Instituto y no seguir permitiendo que la Congregación manipularan sus vidas.

    Entre tantos mensajes de apoyo, muchos expresaron que se sintieron identificados con el testimonio de Mónica en cuanto al abandono de persona después de años de vida religiosa. ¿Y por qué será?

    Para aquellos que la conocieron, recordarán que Mónica ingresó con apenas 17 años, fue una joven activa, transparente y con muchos anhelos de santidad. Una joven dócil a su director espiritual, a sus superioras y amante de su instituto. ¡Quizás demasiado dócil!

    Mónica ha sido cómo muchas vocaciones que ingresaron, joven, fuerte, con grandes deseos de santidad, de hacer el bien, etc., pero este no es el problema, sino el modo con que el Instituto se aprovecha de ellos, abusando de sus conciencias, manipulándoles, y después de años abandonándolos.

    Conocido es el afán que tenía Buela a principio en fundar rápidamente en muchos países, de enviar a sus jóvenes misioneros a lugares lejanos, con lenguas difíciles, sin experiencias; lo importante era crecer en número, eso evitaría que la Iglesia los cerrara, sin embargo él nunca tuvo la iniciativa de ir a misionar.

    De esos primeros misioneros, algunos permanecen, pero la tasa de abandono en el IVE es grande. Algunos se hicieron diocesano, otros se enfermaron, otros perdieron la fe o simplemente tuvieron que abandonar por algún escándalo o por «temas de pollera».

    El IVE prefiere tener a algunos cómo amigos, tener a sus hijos en los Bachilleratos de San Rafael y en la Tercera Orden, desde cuando esto no signifique un gasto para ellos, más bien quieren demonstrar que son caritativos, o quizás, para evitar que se sepa lo que realmente ocurrió, pues en el caso de los que optaron por no quedarse como «amigos», a denunciar los abusos de autoridad, llegando a casos de delitos, a eses los superiores prohíben cualquier contacto; aunque hayan sido buenos religiosos o que, incluso, sigan siéndolo, hacen comentarios en detrimento de su persona, lo tachan de locos para que los miembros no lo busquen, diciendo: ¡»son un peligro»!, ¡El peligro es si llegan a contar la verdad!

    No son «locos», simplemente se fueron porqué empezaron a PENSAR, al darse cuenta de las acciones de los superiores, de las manipulaciones y que estafaron su buena FE.

    Así ocurrió con Mónica, la enviaron a un hogar con más de 140 niños con diversos problemas familiares y judiciales. Con 20 años de edad ya era la vicaria de la comunidad (la segunda en autoridad), pero prácticamente estaba sola en el mando, ya que, la superiora era la ecónoma provincial y viajaba mucho, y Mónica no solo atendía a los niños con sus problemas, sino también a las religiosas, sin tener respuestas efectivas de su superiora.

    Un hogar con pocas religiosas, algunas enfermas, sin una preparación profesional para tratar a niños en situaciones, muchas veces, complejas; con la ayuda de pocos voluntarios, comida insuficiente y escaso tiempo para el descanso.

    Las SSVM juegan con la caridad, no forman lo suficiente a sus miembros y les sobrecargan con funciones que sobrepasan humanamente sus capacidades, las envían con una única frase: «son madres de almas» y con esto piensan que no pueden fallar.

    Son indiferentes al sufrimiento humano de las religiosas. Repiten la famosa frase de las Constituciones: «que venderían un cáliz por el bien de la salud de las hermanas», lo dicen, pero no lo aplican.

    Apenas se reemplaza por otras más joven y dócil.

    Mónica llevaba más de 20 años de vida religiosa, no dejó nunca de comunicar los problemas que ocurría, tanto en las comunidades por donde pasó cómo su situación personal, la única ayuda por parte de las superioras fue cambiarla de comunidad, pero exigiéndole lo mismo hasta que su salud física y psicológica colapsaron.

    Su superiora provincial le llegó a decir que podía ayudarla más afuera que adentro (un modo sutil de «echar» a una persona que ya no es útil), la misma superiora sabia que seria una ayuda de dos meses máximo, y luego dejaría de contestarla.

    En Mónica están representadas cientos de religiosas que salieron enfermas, después de muchos años y aun sigue ocurriendo.

    Otro tema es el de la Obra Social, (se tratará más adelante), solo la tienen las que trabajan en la docencia y si la ley del país lo exige, caso contrario ninguna tienen aportes jubilatorios, y en el caso de que futuramente vengan a necesitar por temas de enfermedad pasarán por lo que están pasando ahora mismo las jóvenes, tendrán que dejar la vida religiosa, pues la Congregación no tiene medios económicos -o no quieren utilizarlo- para la salud de las hermanas.

    Mónica, incluso, salió sin haber acabado estudios secundarios, pues fue recibida en el noviciado y le impusieron el hábito sin haberlos acabado, contrario de lo que pide el Derecho Canónico.

    Y esta es la situación de muchas que, suma el hecho de no contar tampoco con sus padres vivos, pero a las SSVM eso les interesa más bien poco.

    La redacción de este blog consultó a otras congregaciones como los Franciscanos, los Redentoristas, los Oblatos, etc y les preguntaron cómo hacen con aquellos que salen. Todas respondieron que los religiosos tienen sus aportes y su Obra Social correspondientes, y al salir el Instituto trata de ayudarlos a que se inserten en el mundo, ya sea con trabajos, viviendas, etc. Aunque, el derecho canónico no los obligue, se recomienda por caridad a aquellos que un día entregaron parte de su vida a la Congregación.

    Sin embargo, el IVE y las SSVM, con sus ex miembros, en el mejor de los casos, les envían un sobre con algo, dos trapos cómo ropa y no les vuelven a hablar, y si se entera de alguna queja, los tachan de mal agradecidos.

    Tal vez por esto y muchas razones más siguen siendo un Instituto de derecho diocesano y jamás lleguen a una aprobación pontificia, pues a los superiores solo les interesa el sistema fundamentalistas creado por Buela. Mónica tuvo el valor de hablar y denunciar por los daños morales y psicológicos que causaron, que en su caso fue terrible.

    No sabemos cómo la conciencia de estos superiores los deja seguir, causando, cada día más daños a otros, pues saben que los miembros salen sin fuerzas e indefensos, que no podrán procesar rápidamente lo sucedido, ponerse de pie y contarlo.

    ¿Cuándo la Santa Sede hará algo para detenerlos?

    ¡Ojalá se haga justicia!

  • Finalmente la Hermana Guadalupe anuncia su salida definitiva de las SSVM

    Finalmente la Hermana Guadalupe anuncia su salida definitiva de las SSVM

    En sus redes oficiales, la Hermana Guadalupe (nombre de laica Ximena Rodrigo) anunció en un comunicado que el Instituto Servidoras del Señor y la Virgen de Matará no renovó su pedido de exclaustración por otros tres años, cómo lo hizo mientras fundaba su nueva comunidad.

    Ante esta situación, se vio en la necesidad de tomar una decisión: regresar a las Servidoras o solicitar el levantamiento de sus votos, este último significaría su salida definitiva de la Congregación.

    Finalmente, la Hna. Guadalupe optó por dejar las Servidoras. Firmó su indulto el 10 de febrero de 2024 para dar continuidad con su proyecto religioso: «Los Nazarenos». Ahora su situación canónica dependerá del permiso del obispo o del patriarca, -por su relación con el Patriarcado de Siria- para utilizar algún hábito. Sus votos han sido levantados lo que le constituye ahora mismo en una persona laica, aunque seguramente mantenga sus votos de forma privada y utilice un hábito fabricado por ella misma.

    Hasta que pueda resolver su situación canónica, necesitará encontrar algún patrocinio que le permita continuar con su nueva «Aventura misionera» y obtener autorización para usar hábitos religiosos.

    ¿Pero quién es la Hna. Guadalupe?

    La Hna. Guadalupe llevaba más de 30 años de vida religiosa en las Servidoras. Gran parte de su vida misionera la pasó en Medio Oriente. Fue superiora provincial de las SSVM para las misiones de Medio Oriente por 12 años, junto al Padre Luis Montes IVE, también superior provincial. Juntos guiaban a los religiosos y a los superiores de las comunidades de Medio Oriente.

    Lamentablemente, en esos 12 años que estuvo de superiora provincial no ha dejado buenos recuerdos en las monjas que estuvieron bajo su cargo. Más allá de su jovial temperamento y buena oratoria, durante su gobierno más de 15 religiosas abandonaron la vida religiosa para siempre. Muchas de ellas denunciaron haber avisado a la superiora general, Madre María Anima Christi, lo que ocurría en aquellas tierras.

    1) El cuestionable comportamiento y el escandaloso vínculo de esta religiosa con el Padre Luis Montes, IVE.

    2) Las donaciones recibidas de todo el mundo para los hogares. Se desviaban para gastos frívolos, una práctica que será detallada más adelante.

    3) Su conducta, marcada por salidas frecuentes con este sacerdote ha dejado en evidencia un notable abandono de las religiosas y comunidades bajo su responsabilidad.

    Numerosos testimonios de religiosas que vivieron en su misión han alzado la voz ante Roma, describiendo cómo esta superiora realizaba viajes prolongados en compañía del sacerdote o alquilaba un departamento bajo el pretexto de preparar Capítulos, desapareciendo juntos. Relatan cómo este sacerdote ejercía un dominio dentro de las comunidades participando en convivencias de religiosas y alentándolas a tomar alcohol, fumar e incluso a vestir inapropiadamente en las playas para pasar desapercibidas, «dada la tensión de la guerra», decía.

    Algunas religiosas llegaron a sorprenderlos juntos, presenciando muestras de afectos entre ellos, lo que escandalizó a más de una. Esto causó tristeza entre las religiosas, quienes esperaban que Roma tomara medidas, sin embargo, recibían la respuesta de que debían esperar la próxima visita a la madre general a la Provincia.

    En varias ocasiones, la superiora tenía encuentros de dirección espiritual con el sacerdote en su habitación. Ante las muchas críticas de las demás religiosas, decidieron que Guadalupe llevase a una novicia árabe como compañía, quien, aunque no entendía bien el español, sí se percataba de los gestos de cercanía, caricias y el hecho de estar solos en la habitación, comportamiento no apropiados para los superiores provinciales.

    En medio del conflicto y la crisis en Medio Oriente, esta provincia de las SSVM se destacó por recibir una considerable ayuda económica, proveniente de Estados Unidos, Italia, etc. Se instaba a las hermanas de otras comunidades a destinar parte de sus salarios o a practicar la austeridad para ayudar a estas misiones consideradas las más necesitadas. Sin embargo, a pesar del favorable cambio del dólar y de la realización de algunas construcciones, hubo escasa mejora en los hogares y en la alimentación de los niños.

    En cambio, se promovió el gasto en el alquiler de lujosas casas para las vacaciones de las hermanas, a las que, evidentemente, también asistía el sacerdote. Disfrutaban de vacaciones en las playas de A Dahab y Sharm El Sheik, con costosos whiskies, cigarrillos y tenían que utilizar ropa especial para la ocasión, para evitar escandalizar a la gente.

    Esta forma de vida se hacía cada vez más visible, fue contado por la misma Guadalupe, en sus visitas a Argentina en sus charlas explicativas como misionera.

    Destacaba que en las comunidades de Medio Oriente se vivía una vida religiosa más fraternal, sin las diferencias presentes en otras Congregaciones.

    Compartiendo casi todas las actividades juntos, fomentando las relaciones fraternas entre padres y hermanas, con el fin de elevar el animo y el espíritu, dada la situación de guerra. Sin embargo, la situación empezó a salir de control.

    La cantidad de dinero que recibía también levantó sospechas, incluso, en el mundo árabe, con la publicación de un artículo cuestionando el origen de estos fondos.

    Muchas religiosas de ese período sufrieron enfermedades diversas, desde problemas de depresión hasta sentimientos de profunda soledad. Aquellas que se atrevieron a hablar de lo que veían fueron ignoradas e incluso se las indujo a creer que estaban perdiendo la razón o sufriendo un stress por la situación del conflicto.

    Finalmente, debido a las numerosas quejas, la Hna. Guadalupe fue destituida de su cargo como superiora provincial y enviada a Siria a una pequeña comunidad con solo tres religiosas. A partir de entonces, sufriendo la situación de Siria su figura se volvió notablemente pública, atrayendo la atención de los medios de comunicación internacionales. Comenzó a viajar por todo el mundo dando charlas sobre la guerra y los mártires, acompañada en la mayoría de sus viajes por su mentor, el Padre Luis Montes.

    Desde Hong Kong hasta Sudamérica, recorrieron el mundo impartiendo conferencias sobre la guerra y sus impactos. Su creciente notoriedad no solo atrajo donaciones, sino que también despertó vocaciones.

    Las SSVM apoyaron, a pesar de las criticas, y en cierta medida, su labor evangelizadora haciendo oídos sordos, ya que, «si hay frutos, es de Dios».

    La organización consideraba que los frutos de esta labor, como las donaciones y el mayor reconocimiento mediático de las SSVM, eran pruebas de su divinidad y, por ende, debían ser fomentados.

    Sin embargo, llegó un punto en el que no supieron cómo controlar los frutos de su propio trabajo, lo que marcó un cambio radical en la situación.

    ¿Qué hicieron las SSVM y el IVE ante tal situación?

    A pesar de que las SSVM en un principio alentaron y respaldaron los numerosos viajes y charlas de la Hermana Guadalupe, luego comenzaron a percibir cómo esta religiosa se iba abriendo paso poco a poco por su cuenta. Cada vez resultaba más difícil encontrar una hermana disponible para acompañarla en los viajes largos, pues obligaba a sacrificar y sacarla del apostolado. Con el número de monjas profesas que iban saliendo en las SSVM, esto se convertía en un problema.

    Al intentar las superioras locales ejercer algún tipo de control sobre sus viajes o ajustar su comportamiento, Guadalupe se comunicó directamente con la superiora general, presentó sus quejas y poco después solicitó una exclaustración temporal de tres años para dar inicio al Movimiento «Los Nazarenos».

    Mientras tanto, el IVE reaccionó cómo de costumbre. A través de algunas figuras prominentes para las SSVM, cómo los PP Gabriel Zapata, Fernando Vicchy, Pablo Rossi, que anteriormente la elogiaban cómo ejemplo, pasaron a descalificarla.

    Este comportamiento es común en el Instituto, utilizar la información de la dirección espiritual cómo medio para socavar a los miembros y emitir juicios sobre aquellos que piensan de manera diferente o intentan abandonar el Instituto.

    Aunque no todos los sacerdotes actúan de esta manera, varios aprovechan de esas situaciones con aquellos que ya no comparten sus ideas, sin atreverse a enfrentarlos de frente o a contar la historia completa, siguiendo, de este modo el ejemplo del fundador. Sienten la necesidad de desacreditar a los que intentan abandonar el instituto, pero en este caso, al tratarse de una figura pública, debían ser cuidadosos y asegurarse de que pareciera que todo estaba en orden y que todos estaban de acuerdo con la decisión de Guadalupe.

    Por ejemplo, el Padre Gabriel Zapata, IVE comentaba a las religiosas bajo su dirección que la Hna. Guadalupe tenía problemas de afectividad, insinuando que era poco confiable y que se estaba alejando del carisma.

    Sin embargo, al encontrarse con Guadalupe en público, la saludaba efusivamente y hasta la invitaba a dar charlas a los seminaristas. Sus dirigidas, confundidas por este doble discurso, no entendían su actitud. Este tipo de comportamiento dejaba dudas en los miembros, pues internamente se sembraba la desconfianza, pero externamente no se enfrentaba a la persona directamente.

    Guadalupe y su nuevo hábito

    Guadalupe optó por vivir de forma independiente, convirtiéndose en su propia superiora y organizando una nueva comunidad. Solicitó una exclaustración por tres años para explorar esta nueva experiencia junto a los laicos. Con esto, se liberaba de la supervisión de las SSVM, aunque seguía presentándose como religiosa de la Congregación debido a su exclaustración.

    Durante este tiempo, decidió adoptar un nuevo hábito. Siguiendo el consejo inicial del fundador, el difunto Padre Carlos Miguel Buela, de que el hábito debía ser rojo en honor a los mártires. Guadalupe decidió llevar el mismo modelo del hábito, cambiando a rojo el escapulario y el velo. Sus amigos laicos adoptaron una capa roja, simbolizando así la presencia de los mártires en su comunidad.

    En esta nueva aventura, contó con la compañía del Padre Luis Montes, IVE, quien se convirtió en el asesor espiritual de la comunidad de Los Nazarenos. Juntos recorrieron diferentes países del mundo impartiendo charlas sobre el Medio Oriente.

    Ante esta situación, la superiora general envió un correo electrónico a todas las superioras para aclarar que la iniciativa de «Los Nazarenos» de la Hna. Guadalupe no era una obra respaldada por la Congregación. Que rezaban por ella, pero su proyecto no estaba relacionado con el Instituto, cerrando así cualquier duda al respecto. Aunque Guadalupe afirmaba que sus hermanas la habían animado con su idea, la realidad interna era diferente, y sus acciones fueron vistas como una traición al Instituto.

    Al término de los tres años cómo religiosa exclaustrada, solicitó otro permiso por tres años más a las Servidoras. La respuesta fue clara: debía tomar una decisión entre regresar a las Servidoras o renunciar a sus votos y quedar en libertad. Guadalupe optó por lo segundo, anunciando públicamente su salida definitiva del Instituto y la renuncia a sus votos.

    A pesar de las decisiones de Guadalupe, el Instituto nunca rindió cuentas por los escándalos de esa época. Las hermanas que se marcharon y presenciaron lo ocurrido en Medio Oriente fueron silenciadas, lo que borró cualquier evidencia de lo que pasó durante aquellos años de presión misionera, escándalos y enfermedades entre las religiosas de votos perpetuos.

    Además de las quejas sobre su doble vida y discurso, se criticó su práctica de otorgar hábitos a jóvenes árabes de manera precipitada, lo que generó numerosos problemas en las comunidades, cuando estas abandonaban poco tiempo después.

    En resumen, Guadalupe fue uno de los primeros frutos del IVE/SSVM, en quien todos se enorgullecían en un principio, pero que ha sido olvidada.

    La atención se centra ahora en otras jóvenes promesas. Y el eterno ciclo de manipulación y destrucción que sigue.

    ¿Cuándo esta gente dejará de destruir vocaciones?

    ¿Será que algún día se defenderá la verdad ante todo?

    ¿No es momento que la Santa Sede prohíba todo ingreso a estas dos congregaciones de una buena vez, en nombre simplemente de la humanidad y del respeto mínimo que se debe a cualquier ser humano?

    Comunicado de la Hermana Guadalupe

    Queridos todos: Finalizado el permiso de 3 años que, aconsejada por mis superioras, había pedido a mi Instituto para acompañar la naciente experiencia del movimiento Nazarenos, solicité la extensión. Pero mis superioras consideran que ha llegado el momento de tomar la decisión de seguir uno u otro camino.

    Luego de haberlo rezado he decidido abrazar plenamente este carisma al que me siento llamada por Dios, como Mensajera Nazarena.

    Por eso el 12 de diciembre -día de Santa María de Guadalupe- pedí formalmente la salida de mi querido Instituto, como quien abandona entre lágrimas la casa paterna, embargado a la vez por la emoción de estar formando una nueva familia.

    El sábado 10 de febrero, bajo el patrocinio de Nuestra Señora, recibí el indulto de salida de manos de mis Hermanas, que fraternalmente me animaron a seguir adelante en el cumplimiento de la voluntad de Dios. También era el día de San José Sanchez del Río ¡mártir cristero! Y vísperas de la canonización de Mamá Antula, laica consagrada argentina. A ellos encomendé este paso tan importante.

    Agradezco todo lo recibido en estos años y seguiré espiritualmente unida a la Familia Religiosa del Verbo Encarnado que me formó y me preparó para esta nueva misión.

    Me encomiendo a sus oraciones. ¡Un abrazo a todos!

  • Las groseras faltas de respeto del IVE hacia su superior general (parte II)

    Las groseras faltas de respeto del IVE hacia su superior general (parte II)

    Cualquiera podrá pensar que el escandaloso video del Padre Rossi (superior provincial de Argentina) y el Padre Ruiz imitando al comisario y dedicándole una canción, es solo por tratarse de la forma de ser chabacana del provincial.

    Sin embargo, aunque sabemos que como bien se dice en el IVE, a ese provincial se lo puso en ese lugar por dos razones:

    1. El IVE pensaba que si subía un comisario lo primero que iba a hacer es desterrar los provinciales puesto por ellos, por lo que decidieron custodiar a los sacerdotes claves para ellos (Zapata, Gonzalo Ruiz, Clarey , Cima y tantos otros), cubriendo esos puestos por jóvenes fieles al carisma y al gobierno de la sombra.
    2. En tiempo de crisis el IVE enseña que hay que custodiar el carisma y para esto se necesita de provinciales dóciles a los superiores mayores y fieles al Padre Buela.

    Aquí están las características que deben tener los candidatos. Y, si a eso le suman que son manijeros, fanáticos, mejor, porque llevan a la manada.

    En el caso de Argentina les tocó el actual provincial, de procedencia payaso en sus tiempos de laico, y que hoy no ha cambiado tanto su estilo y mantiene en Argentina a todo el rebaño saltando y cantando: «¡¡¡Viva la Congre!!!!… ¡¡¡Viva el Padre Buela!!!». Pero no le da más que eso, ser animador del grupo fidelísimo a Nieto y su consejo.

    Sin embargo, en Argentina la figura clave pensante y reinante sigue siendo el Padre Gabriel Zapata, más conocido como «Padre Gaby».

    ¿Quién es el Padre Gabriel Zapata?

    Este sacerdote, oriundo de Entre Ríos, llegó a San Rafael con el gran éxodo de seminaristas del año 1985 que venían de aquel famoso Seminario de Paraná. Toda su vida sacerdotal en el IVE la pasó en San Rafael. Por razones familiares no pudo tener otro destino misionero más que en San Rafael, por lo que ocupó durante muchos años cargos como rector del Seminario Mayor del IVE y provincial del IVE para Argentina, alternando estos periodos entre esos cargos. Este último tiempo y para cuidar su figura clave en Argentina es que se lo envió de rector al Seminario menor del IVE en Argentina, donde reside actualmente.


    Como el audio lo expresa, antes que el Padre Rossi y su compañero dedicaran la canción al comisario, hablando con tono español ibérico, dejan en claro que esto fue idea del Padre Gaby (la actuación de ellos) y no dudamos que solo eso… ya que es de público conocimiento que el provincial, Padre Rossi, no debe hacer nada sin dejar de consultarle al P. Gaby, quien tiene más experiencia y en el fondo debe gobernar la provincia. Uno gobierna y el otro anima.

    Es así que el mismo Padre Gaby toma la palabra y agradece al Padre Gustavo Nieto en nombre de todos, como lo hemos escuchado y no una sola vez sino varias veces.

    Es más, a modo de burla al Cardenal Santos Abril, lo invita al Padre Nieto a dar la bendición final como cierre de todos los festejos. Diciendo que solo lo invita a dar la bendición por ser «hincha de Racing», por ser un «buen profesor», etc., desatando la risa de todos los presentes, que saben bien que esto hace referencia a unas de las últimas cartas del cardenal con fecha 5 de octubre del año pasado (la carta completa se encuentra al final del artículo) donde se dirige al Padre Gustavo Nieto dejando claro:

    “Compruebo con dolor la existencia de un gobierno a la sombra”,

    prohibiendo que se realice cualquier tipo de actividad sin su permiso y conocimiento.

    Es más, continúa el Cardenal dirigiéndose a Nieto:

    “Aprovecho para indicarle que toda comunicación incluso digital de naturaleza masiva al IVE o a las Servidoras, o a sus superiores y formadores por parte de Usted está prohibida”.

    Ya que no se puede tener contacto digital, la muerte del fundador fue una gran oportunidad para que Nieto se reúna, primero en Italia con su antiguo consejo, y sea ovacionado por todos los religiosos como Aquel defensor de la figura del Padre Buela y su carisma.

    Lo mismo se hizo en Argentina, ya que él mismo acompaño los restos de Buela hacia la famosa Finca y ante cientos de religiosos fue aclamado por todos, juntándose en diferentes tiempos con los sacerdotes, aprovechando a unir la prole y dejar directivas en vista al futuro del Instituto.

    Para esto obviamente contó con la organización del mismo Padre Gabriel Zapata y el resto que como se enseña en el IVE:

    “En tiempo de guerra todo vale”

    incluso desafiando la misma Iglesia. Total era el entierro del fundador, ¿quién les iba a decir algo?

    Curriculum Vitae

    En fin…

    Para quien no conoce este personaje histórico del IVE, el Padre Gabriel Zapata es de un carisma muy particular. De tono afable y cortez, que se ha ganado siempre mayormente el público femenino con su trato paciente y amable, ha sido para el IVE una pieza clave a la hora de gobernar la rama femenina.

    Se dedicó a la dirección espiritual de cientos de religiosas; muchísimas de ellas han abandonado la vida religiosa y muchas lo han acusado con el Gobierno General de manipulación de conciencia, de haberlas inducidos a las profesiones sin vocación, de su falta de actuar ante problemas graves en lo que solo escuchaba y no ayudaba a poner orden, aun cuando en algunos casos él mismo era el capellán del gobierno de las SSVM y estaba en sus reuniones de consejo.

    Es así que este hombre afable para muchas paso a convertirse en el dolor de muchas que hoy ven truncada sus vidas por su falta de carácter en defender la verdad…

    No solo ex religiosas; se han comunicado seglares para manifestar que han buscado en él ayuda sobre abusos de sacerdotes siendo él el provincial de Argentina y solo ha cambiado a los sacerdotes de lugar sin darles una solución.

    En algunos casos lo que más hacia era enviarlos a hacer un curso de adicción sexual con el Padre Miguel Ángel Fuentes y luego fueron devueltos a parroquias del IVE como si nada, aun cuando saben que están en contacto de jóvenes y niños inocentes.

    En el Seminario de San Rafael sin ir más lejos se presentó contra él, una Denuncia Penal por Encubrimiento en el caso LUIS DE LA CALLE, ya que él era el superior provincial del momento y cuando se le avisó, no hizo absolutamente nada. En sus declaraciones judiciales solo dice que el cumplió en decirle al Padre Carlos Buela, que era en ese momento el Superior General, y que estaba en las manos de él hacer algo al respecto y que si Buela no lo hizo, no es su culpa.

    Lavándose así las manos con algo que podría haber evitado: que el culpable abusador siguiera varios años más impartiendo bendiciones y confesando. Al menos lo podría haber denunciado a la justicia civil. Él tenia a cargo menores. Recién actuaron muchísimos años después cuando el Sr. Luis de la Calle decidió abandonar el Instituto del Verbo Encarnado. Sino es la hora que Luis y el abusador siguen adentro.

    No solo eso, varios laicos refieren haber hablado con él por otros abusos de otros sacerdotes mientras era provincial, algunos casos graves, donde obispos han intervenido por los escándalos del IVE y él mismo reacciono cobardemente desapareciendo de escena. Las victimas muy poco le han interesado. Solo se preocupó de guardar la «imagen del Instituto» y la «imagen sacerdotal».

    Hay vocaciones que dirigió desde que eran aspirantes o menores (14 o 15 años). Hoy esos chicos con más de 30, 40 años solo recuerdan que se cansaron de hablar las cosas que veían mal con éll, y solo les animaba a tener paciencia, hasta que esas personas enfrentaban luego alguna enfermedad (depresión, cáncer etc), para luego demostrarles que la santidad pasaba por aceptar eso o encerrarse en un monasterio, pero nunca pasaba por intentar cambiar algo del desorden.

    Porque en realidad

    hay que mostrar al exterior que no hay desorden.

    Hoy este sacerdote es superior del Seminario Menor; aunque tiene denuncia de encubrimiento por abuso sexual de un menor, aun así sigue de rector, aunque en la realidad se la pasa entre conventos de monjas por direcciones espirituales eternas y el seminario mayor ya que el provincial no puede mover un pie si antes él no lo autoriza.

    Lamentablemente el IVE está en mano de estos personajes, algunos más cobardes que otros, donde prefieren esconderse detrás de las sarcásticas bromas y juegos de palabras para no decir abiertamente que declararon una guerra contra la misma Iglesia, y que, en el Instituto, el que no defienda a Buela, ¡debe marcharse por traidor!

    En el próximo capítulo seguiremos analizando el extenso funeral del Padre Carlos Buela y los demás personajes.

    Continuará…

  • Las groseras faltas de respeto del IVE hacia su superior general, el Cardenal Santos Abril

    Las groseras faltas de respeto del IVE hacia su superior general, el Cardenal Santos Abril

    Desde hace mucho tiempo el IVE y su gobierno paralelo han declarado una guerra abierta contra lo que la iglesia misma ha decretado para ellos, un nuevo superior general, el Cardenal Santos Abril, y su nuevo consejo conformado por distintos sacerdotes, incluso algunos son miembros del IVE.

    Pero con esta decisión del papa parece no le cayó bien a los religiosos del IVE, sobre todo a su antiguo superior general, el Padre Nieto, y demás consejeros antiguos, por lo que decidieron formar un gobierno en la sombra, donde se siga actuando y manejando a los miembros como mejor les parezca, decidiendo y organizando un sinfín de actividades para unir la prole en este tiempo y proteger al rebaño de cualquier información que venga desde afuera, incluso del mismo comisario superior general.

    He aquí que se organizó para Buela un funeral tan largo como el de la Reina… donde se pedía que la mayoría de los miembros viajaran para el mismo; y así en Italia tuvieron cientos de religiosos y en Argentina otro tanto. Sin embargo, solo eran miembros del IVE. Nunca lograron ni un responso, ni una misa celebrada por algún Obispo. Ni en Italia (donde tienen tantas fundaciones), ni en San Rafael, donde es la casa madre. Ningun obispo quiso ir… Nadie quiso quemarse con un fundador acusado de abusos.

    Luego del entierro en Argentina, el IVE con su impronta chabacana estuvo de festejo en La Finca el día miércoles 31 de Mayo en una cena solo para religiosos. Aparte de los típicos cantos parte del fogon, tuvieron un número especial y esperado: el provincial de Argentina, Padre Emilio Rossi, junto al Padre Diego Ruiz, chileno, misionero en el seminario de Estados Unidos, quienes interpretaron disfrazados de españoles, la canción de Carlos Vives («La gota fría») —todo en alusión al Cardenal— y cambiaron el estribillo de la canción por:

    Comisario a mí no me lleva por que no me da la gana… y el tiro le salio mal…

    Como se podrá ver y escuchar los festejos de los superiores reflejan que lograron que Buela muriera sacerdote y sin condena, y dejar en claro que no les da la gana hacer nada que venga ordenado por el cardenal. No solo lo dicen sino que si los superiores tienen esta actitud y se la enseñan a los cientos de religiosos presentes burlándose así de un prelado de la iglesia (puesto por el mismo Papa Francisco),por lo que ya podemos imaginar como tomarán la próxima carta del cardenal y sus decisiones.

    Esto, por supuesto, ante los aplausos de todos los presentes, incluido el superior renegado P. Gustavo Nieto, quien luego también fue ovacionado y reconocido como al líder que hay que seguir y en quien como dice el que dirige el show, el P. Gabriel Zapata: «Nuestras vidas estan en tus manos…»; no en Dios, sino en las manos de Nieto, en el confian todos para que los salve y siga organizando desde Estados Unidos un plan de salvacion contra lo que ellos llaman sus perseguidores: la misma Iglesia.

    Lamentablemente una vez más se puede ver la dicotomia del IVE, por un lado escuchamos en sus sermones y retiros la «gracia de la persecución», la «caridad ante todo», el «amor a las tres cosas blancas», y aquí en los actos diarios de sus vidas la realidad que son. Imaginemonos si esto hacen los superiores que supuestamente están más formados, que se espera del resto.

    La chabacanería del IVE está cada vez más lejos.

  • La visión de un laico

    La visión de un laico

    ¿También en Argentina?

    Bien, esto es realmente difícil para mí, con tantas cosas horribles que parecen estar sucediendo en todo el mundo y, como si eso no fuera suficiente, también dentro de la Iglesia. Bueno, de todos modos, en este artículo quiero tratar ese tema, sin importar la depresión que lo acompaña.

    Por favor, tengan paciencia conmigo, soy argentino y, además, intento informar una historia de este remoto rincón del mundo. Particularmente la historia de una de las criaturas de Sodano, el Padre Carlos Miguel Buela, otro de sus nuevos fundadores de los “Nuevos Movimientos” en este caso una congregación de sacerdotes, monjas y laicos, con seguidores en toda Argentina y una docena más de países, incluido EE.UU. (dicen que sus miembros son más de mil, y contando, todo en menos de un cuarto de siglo). Pero, como veremos, ahora está en problemas.

    Cómo todo empezó

    En 1971 llegó a Buenos Aires un joven jesuita, el padre Alfredo Sáenz, que acababa de terminar sus estudios en Roma. En ese entonces la Iglesia argentina estaba en un perfecto lío con prácticamente todos los obispos del país experimentando con la liturgia, el clero vistiéndose como los laicos, las monjas con faldas, los maestros en varios seminarios entrando en Teología de la Liberación, cambiando el catecismo, ahondando en Rahner o Congar (o sus peores discípulos); cientos de sacerdotes y monjas destrozando su vocación, algunos de ellos casándose, otros incurriendo en todo tipo de hechos extraños y otro tanto se unieron a las guerrillas marxistas que en este país habían comenzado una campaña violenta contra el gobierno militar, entonces en el cargo. En esos ajetreados días, un conocido obispo, Monseñor Podestá se había fugado con una monja.

    Para aquellos de nosotros que lo recordamos, fueron tiempos muy agitados y confusos, hasta mismo la devoción a la Virgen María fue más o menos sistemáticamente desacreditada, el rosario burlado, algunas de sus imágenes retiradas de aulas, parroquias, etc., hubo confesiones colectivas, los altares fueron derribados, en algunas parroquias tocaron bandas de rock durante la Misa, la gente comenzó a tomar la comunión de pie, seguido algunos años más tarde con la comunión en la mano; toda la liturgia un enorme campo de experimentación, toda reverencia, devoción o decoro perfectamente olvidados, por no hablar de la falta de apariencia de uniformidad. Fue muy difícil asistir a una misa en la que se podía contar con unos minutos de silencio. A eso lo llamaron “la nueva primavera de la Iglesia” y nos preguntamos: si eso era la primavera, ¿cómo sería el invierno? Ahora lo sabemos.

    Sin embargo, entonces como ahora, el Padre Sáenz parecía impávido. Tenía planes perfectamente imposibles: comenzar un seminario adecuado con estudios serios, patrísticos y teológicos, una sólida historia de la Iglesia, latín y griego, un decoro litúrgico, una devoción sincera, una buena reseña de profesores eruditos, un buen coro, teatro y artes en general, en resumen, todo lo que se necesita para hacer de los jóvenes, buenos sacerdotes, una tarea difícil, ¡si es que alguna vez ha sido fácil! De todos modos, de una forma u otra, como podemos decir con seguridad casi 40 años después, el padre Sáenz lo logró. El obispo de la ciudad de Paraná, en el corazón del país, Monseñor Tortolo, tenía un seminario enorme, que había visto días mejores, en 1971 había sólo un par de seminaristas y poco más. El obispo le ofreció al Padre Sáenz la oportunidad de hacerse cargo, lo que el joven jesuita aceptó con entusiasmo. No tardaron en acudir en masa los mejores sacerdotes del país para ocupar el cargo de maestros, comenzando por el renombrado Padre Alberto Ezcurra, gran amigo del Padre Sáenz recién llegado de Roma, donde se había licenciado en Teología Moral y Marcos González, un erudito dominico, teólogo, que era ampliamente respetado. Pronto el seminario comenzó a mejorar, más que eso ¡fue un éxito asombroso! Se estaban inscribiendo chicos de todo el país que se enteraron de este nuevo seminario conservador o tradicional. En 1972, cuando fui a ver si tenía vocación (finalmente decidí que no), solo había 8 seminaristas, pero para 1980 había más de 200. Las clases estaban llenas, una atmósfera alegre lo impregnaba.

    Los padres Sáenz, Ezcurra y González eran muy queridos por todos; y la revista del seminario, Mikael, había alcanzado estándares internacionales con importantes colaboradores (me vienen a la mente Josef Pieper, el cardenal Ratzinger, Cornelio Fabro, Gustave Thibon, Thomas Molnar y Dietrich Von Hildebrand, entre muchos otros). El coro cantaba maravillosamente; los muchachos aprendían latín, griego, francés, inglés, patrística, teología tomista, espiritualidad, teología dogmática, moral, etc. Y todo en poco menos de diez años.

    Por supuesto, a los progresistas no les gustó ni un poco, y cuando la salud de Mons. Tortolo le obligó a dimitir (creo que en 1983), se hizo cargo un nuevo obispo con ideas muy distintas. El Padre Sáenz fue llamado por su orden, la Compañía de Jesús, a los profesores se les dijo que su presencia no era exactamente deseada y en menos de tres meses el seminario volvió a estar en desorden general.

    Nuevos planes

    Aquí es donde entra el Padre Buela. En aquellos días era un joven párroco, recién ordenado y se había hecho amigo de los Padres Sáenz y Ezcurra. Ahora el P. Buela estaba, en buenos términos, con otro obispo, Mons. Kruk, (de ascendencia ucraniana), quien ocupó su cátedra en la ciudad de San Rafael, a unos 1000 kilómetros de Buenos Aires. El obispo Kruk se encontraba en el mismo dilema que había afligido a Mons. Tortolo en Paraná, ¿por qué no repetir la experiencia tradicionalista o conservadora en San Rafael?

    Sin embargo, había una trampa: como he dicho, el Padre Sáenz era jesuita, y sus superiores luego se negaron a dispensarlo de su trabajo como profesor de la Compañía de Jesús en su casa principal en Buenos Aires. ¿Entonces qué es lo que había que hacer? Aquí debemos ir poco a poco para comprender cómo se desarrolló esta historia. Los tres sacerdotes Buela, Sáenz y Escurra eran buenos amigos desde hacía algunos años y ninguno de ellos podía pretender ser jefe o superior entre ellos en ningún sentido, excepto que el Padre Sáenz era el mayor y tenía la autoridad natural de alguien con experiencia en el manejo de un seminario y el Padre Ezcurra era mayor que el Padre Buela y había secundado a Sáenz en su trabajo. Así que, finalmente llegaron a un arreglo que parecía perfectamente natural: el Padre Ezcurra sería el director del seminario diocesano de San Rafael, el Padre Buela su segundo a cargo, y el Padre Sáenz vendría de vez en cuando para dar pequeños cursos sobre esto y aquello y supervisar en general las cosas. Al principio, todo parecía ir bastante bien. El seminario diocesano pronto se llenó, con muchos seminaristas huyendo de Paraná y de los cambios que se estaban produciendo allí, bajo el nuevo obispo.

    El obispo de San Rafael, Mons. Kruk estaba encantado con su nuevo seminario lleno de jóvenes entusiastas que, según se veía, se estaban tomando las cosas en serio. También aquí, al principio, todo parecía bastante prometedor. El Padre Ezcurra tuvo mucho que ver con esto, siendo como era, especialmente carismático con los muchachos, servicial, perspicaz, sensato, paciente y siempre alegre; el Padre Buela, en ese momento, no parecía diferente…

    Retrato de un sacerdote joven

    Conocí al Padre Buela cuando tenía treinta y tantos años, luchando en una parroquia muy pobre en las afueras de Buenos Aires, un sacerdote fuerte, cabezota y brillante. Siempre estaba de excelente humor, solía reírse mucho de todo y de todos (incluido él mismo), vistiendo en todo momento una vieja sotana desafiante, algo que no se veía en esos días, el trozo de tela negra era un símbolo de la resistencia a lo generalizado, de las tendencias progresistas de aquellos días. Había estudiado en el seminario principal de Buenos Aires (Villa Devoto), un bastión progresista, y había logrado abrirse camino hasta la ordenación a pesar de sus duros ataques contra todo lo modernista y su firme postura de las doctrinas y prácticas tradicionales.

    Era un tipo alegre, ingenioso, que soltaba frases enérgicas e hilarantes e historias divertidas sobre casi cualquier cosa debajo de la tierra. Por otro lado, también llevaba un marcado contraste con sus homólogos Sáenz y Ezcurra, pues Buela provenía de la clase trabajadora argentina, y no era muy leído, no tenía una educación refinada y no había viajado mucho al exterior. No se podía decir del todo que fuera un simplón, pero ciertamente no era sofisticado. Más bien parecía complacer su comportamiento general identificando sus maneras más bien contundentes con la humildad cristiana en abierto contraste con las maneras refinadas que parecía asociar con las tendencias farisaicas. Por supuesto, hay algo que decir al respecto, pero visto objetivamente, de vez en cuando uno sentía que era un poco exagerado, demasiado ruidoso y casi poco caritativo cuando empezaba a regañar a alguien. Era agudo y no siempre tan compasivo y tolerante como uno esperaría que fuera un sacerdote. Sin embargo, mucha gente (yo entre ellos) lo amábamos y respetábamos bastante. Defendía las mejores causas, era un buen predicador, escribía pasablemente bien, había mostrado una lealtad valiente a las mejores tradiciones de la Iglesia, se había ganado cierta reputación como un excelente confesor (yo, por mi parte, no estaba de acuerdo con esto, lo veía demasiado moralista para mi gusto, si saben a qué me refiero), y su amistad con los padres Sáenz y Ezcurra solo contribuyó a su bien ganada fama como ejemplo vivo de lo que debe ser un joven sacerdote católico.

    ¡Pobre de mí!

    Ay, (les dije que esta era una historia difícil y trágica de contar para los lectores estadounidenses). Las cosas salieron mal para él, para el seminario diocesano de San Rafael, para todos nosotros. En primer lugar, el Padre Sáenz solo podía visitar el seminario de vez en cuando, por lo que los padres Buela y Ezcurra tenían que hacer las cosas por su cuenta. Entonces, de repente, en 1984, el Padre Buela anunció que había comprado una pequeña finca en las afueras de San Rafael donde iba a comenzar una especie de congregación, llevándose consigo algunos de los seminaristas, para vivir una “vida religiosa”, en contraposición a la de un clérigo secular (en cuanto a de dónde vino el dinero para la granja, eso sigue siendo una pregunta abierta). Pronto se habló de que había tomado su decisión “inspirado” por una visión o algo y se anunció que el carisma original de la nueva organización incluía una vida religiosa más exigente para sus candidatos que, una vez ordenados, ocuparían sus lugares en abandonadas parroquias, dondequiera que los obispos los llamen. El plan era que una vez que los reclutas fueran ordenados sacerdotes, irían de a dos o de a tres a su parroquia asignada y vivirían una vida común de oración y devoción mientras ministraban a los laicos. La idea general parecía ser que llevar una especie de vida cenobítica protegería a los sacerdotes jóvenes y los ayudaría junto con el trabajo, y no tan abrumador, como el de administrar solos una parroquia. En aquellos días era un plan bastante interesante. En efecto, no quiero adelantarme, pero creo que debo mencionar aquí que, tal y como resultaron las cosas, el padre Buela agregó sucesivamente un carisma tras otro a su congregación para que al final nadie se acordara del todo de lo que se había propuesto a principio, es decir, su característica distintiva en primer lugar.

    Pero volviendo a los comienzos… Muy pronto las cosas se agriaron. Primero, como finalmente descubrimos, el padre Buela nunca consultó su mudanza de planes con los padres Sáenz o Ezcurra. Siguió su propio consejo para consternación de sus amigos; por cierto, nos enteramos de todos estos años después: Sáenz y Ezcurra se guardaban sus rencores para sí mismos, por discreción, aunque no Buela. Desde un principio comenzó a cortejar a los seminaristas diocesanos de San Rafael de una manera bastante agresiva, en el sentido de que su congregación, denominada “Instituto del Verbo Encarnado”, era más estricta en sus deberes y obligaciones que la ordinaria en el seminario secular. A medida que pasaba el tiempo, las cosas empeoraron, lo que implicaba que si un seminarista se negaba a seguir su ejemplo, era porque no era lo suficientemente serio en su vocación.

    Los padres Alberto Ezcurra y Alfredo Sáenz quedaron atónitos ante este giro de los acontecimientos: en primer lugar, su amigo, el padre Buela, les había dado la espalda y se había ido por su propio camino sin la menor consulta. Ahora promovía activamente la deserción de los seminaristas del seminario original a favor de su congregación recién fundada, y esta promoción se llevó a cabo con un buen grado de beligerancia y manipulación. Años más tarde, el padre Ezcurra me confió que esta campaña que se estaba llevando a cabo era bajo el espíritu de “Él que no está conmigo, está contra mí” (Mt 12, 30), algo, dijo Ezcurra que, sólo Cristo podía reclamar legítimamente para sí mismo esa frase. Me atrevo a decir.

    El principio de Jack

    Cualquiera que esté familiarizado con la lectura de CS Lewis, especialmente «Los cuatro amores», reconocerá el principio de Jack: “Lo más alto no se sostiene sin lo más bajo”, cosa en lo que he estado rumiando la major parte de mi vida ¡con excelentes resultados! Y claro está se aplica a lo que les he dicho hasta ahora. Por ejemplo, supongamos que el P. Buela tuvo una visión ¿por qué no? Es perfectamente posible. ¿Quién soy yo para presumir otra cosa? Entonces, concedamos que Nuestra Señora le indicó al P. Buela que era la voluntad de Dios que fundara una nueva congregación a tal o cual efecto. Se ha visto antes y se puede ver de nuevo. Es perfectamente católico, nada de malo con eso. Por supuesto, una institución antigua como la Iglesia sabe perfectamente bien que nueve de cada diez visionarios resultan ser falsos, pero «abusus non tollit usum»; y no podríamos prescindir, digamos, de Santa Teresa o de San Francisco, etc. De todos modos, un católico sabio es siempre un poco más cauteloso acerca de estas revelaciones privadas y cosas por el estilo, ¡está muy bien, es como se debe ser! Pero, como digo, esto está fuera de mis conocimientos. A lo que voy: “que lo más alto no se sostiene sin lo más bajo”; es una regla general perfecta si quieres distinguir la cizaña del trigo. Muy bien, el P. Buela tuvo una visión: ¿por qué no se lo contó a sus amigos? ¿Por qué no contárselo con alegría a sus asociados, los padres Sáenz y Ezcurra? ¿Por qué no hablar de ello? Y, sobre todo, ¿por qué actuar sin planificar cuidadosamente cómo se iba a llevar a cabo, tratando de zanjar las diferencias, tratando de conciliar el nuevo proyecto con el anterior? (Lo he dicho es esa una buena regla de oro).

    ¡No hizo nada por el estilo! Como he dicho, siguió adelante, solo, sin consultar, sin referencia a hombres mayores más sabios y más experimentados. Parecía saber perfectamente bien de qué se trataba y no parecía necesitar de los comentarios y los consejos de sus amigos. De hecho, con el paso del tiempo perdió a todos sus amigos y continuó simplemente solo, es decir, si no se tiene en cuenta la pequeña camarilla de sacerdotes y seminaristas muy jóvenes que él prefería tener a su alrededor en todo momento y esa no es la mejor manera de evitar a ese viejo enemigo de cualquier líder: la adulación. No importa en qué lugar esté, la adulación, es la clásica maldición destinada a afligir a cualquiera que esté a cargo de un grupo de personas.

    “Lo más alto no se sostiene sin lo más bajo”, e incluso si se trata de una visión, un llamado o una iniciativa santa y puede ser esta tan elevada como se quiera, pero no se debería acabar con la amistad, -una cosa “inferior” si se quiere decir- ya que, Nuestro Señor la tenía en alta estima, como bien sabemos, tanto que lo incluyó como uno de los principios centrales de la Iglesia que iba a fundar (Juan 15:15).

    Con el beneficio de la retrospectiva, uno no puede evitar ver en estos comienzos las semillas de lo que iba a ser. Pero eso no quiere decir que compartamos la opinión de quienes reprochan al Padre Sáenz o al Padre Ezcurra su discreción, tolerancia, paciencia y actitud general de “déjalo estar”. Estaban haciendo todo lo posible y difícilmente podrían haber imaginado lo mal que se pondrían las cosas en el futuro.

    Cáncer

    Y las cosas empeoraron. El padre Sáenz estuvo ausente la mayor parte del año y, para complicarlo todo, en 1991 murió el obispo de San Rafael, monseñor Kruk, dejando tras de sí un seminario en una especie de caos. Al año siguiente, al padre Alberto Ezcurra, encargado del seminario, le diagnosticaron lo que parecía ser un cáncer terminal y, en consecuencia del cáncer ya no podía estar al tanto de todo lo que pasaba, obligado a realizar largos viajes desde y hacia Buenos Aires para sus sesiones de quimioterapia.

    Fue en una de estas ocasiones que tuve el privilegio de compartir un café con él en un acogedor café porteño, nuestra charla ocupó la mayor parte de esa luminosa mañana de invierno, meses antes de su fallecimiento. No sé muy bien el porqué, pero el padre Ezcurra estaba bastante de acuerdo conmigo (por supuesto, he conocido a otras personas que afirman lo mismo, tal vez él solo intentaba dirigir a su rebaño uno por uno como debería hacerlo cualquier buen pastor Jo 10: 3, 14, 16, 27). De todos modos, aproveché las circunstancias, estábamos bastante solos, nos conocíamos bastante bien y no había prisa para preguntarle de qué se trataba el problema con el padre Buela. Coincidió y farfulló, vaciló y se anduvo por las ramas durante algún tiempo, pero a la larga su acusación fue clara como el cristal: pensó que la forma en que Buela cortejaba a los jóvenes, presionando, instándolos a ser sacerdotes o monjas, sin tener en cuenta que esta es una decisión delicada, muy personal, que requería un escrúpulo extremo, y en la que él, Buela, ni nadie más, tenía autoridad o voz especial, solo el joven y su propia conciencia. Me dijo algo en el sentido de que nadie tiene derecho a entrar allí, en la conciencia de un niño o una niña, que era como un jardín sagrado donde sólo Dios mismo tiene el derecho a caminar. Y que, si se tratara de un caso de dirección espiritual o de alguien que pedía consejo, un sacerdote debería tener mucho cuidado en lo que dice porque está pisando terreno sagrado. Para entonces yo tenía 38 años, pero nunca había escuchado ni leído nada parecido a lo que decía el padre Ezcurra.

    En los años siguientes, mientras el Instituto crecía en número a un ritmo asombroso, llegué a ver las cosas bajo esta luz y una y otra vez este delicado principio se desarrolló ante mí y la congregación del Padre Buela y sus numerosos seguidores comenzaron a parecerme como algo indecoroso como una reproducción automática de células, algo muy parecido a un cáncer. ¿Por qué la prisa? ¿De dónde vino toda esta impaciencia? ¿Por qué no a un ritmo más lento y constante? De todos modos, ninguna cantidad de advertencias a nuestros amigos cuyos hijos estaban siendo llevados a la congregación de Buela, algunos de ellos muy temprano en plena adolescencia. Nadie escuchaba, excepto algunos amigos con los que compartíamos esta misma aprensión, especialmente porque nosotros mismos teníamos niños pequeños y queríamos protegerlos de este “viento de entusiasmo” (creo que Ronnie Knox lo habría llamado así). De hecho, si alguna vez estuviéramos interesados en los dichos del Padre Buela, el comportamiento, o empresas fue sólo porque nuestros propios hijos e hijas estaban en la línea. De lo contrario, teníamos, por así decirlo, «otros pescados para freír».

    Nunca más volví a ver al padre Ezcurra, quien falleció un poco más tarde de manera muy pacífica, dedicando sus últimos meses a su amado seminario diocesano de San Rafael, incluso dictando conferencias en sus últimos días cuando apenas podía comer. Dejó atrás recuerdos amorosos.

    A la manera de Carlitos

    De todos modos, a estas alturas, el padre Buela había reunido un grupo bastante numeroso de seminaristas propios, habiendo comenzado su propia casa de estudios en las instalaciones del Instituto. Sin embargo, no puso mucho énfasis en la calidad de sus profesores, y la mayoría de los mejores dotados pronto dejaron el Instituto por una razón u otra (estoy pensando aquí en los Padres Carlos Biestro y Ramiro Sáenz, pero fueron muchos). Había visitado sus instalaciones en 1992 y había visto cosas por mí mismo. Para empezar, no había una biblioteca adecuada, ni aulas adecuadas, ni maestros adecuados; todo el sistema de estudios no era mucho más que una mezcolanza de un poco de filosofía aquí y un poco de teología allí. Esto fue explicado, por supuesto, con referencia a las dificultades que acompañan a todas las instituciones nuevas cuando se encuentran en la etapa inicial de su fundación, etc. De todos modos, esto nunca cambió mucho, ya que el Padre Buela nunca tuvo un gran respeto por los estudios académicos, es decir, un apetito y una búsqueda sincera de la verdad. Bastante diferente fue su enfoque, como con todo lo demás, si las calificaciones altas y las distinciones académicas se consideraban sólo como un medio para otros fines. Pero, una vez más, me estoy adelantando.

    No, no hay mucho énfasis en los estudios y cosas por el estilo. El énfasis se centró básicamente en ampliar las filas. Un viejo amigo suyo, el padre Nadal, abrió una rama femenina, las nuevas monjas finalmente se instalaron en una finca vecina, algo que también se hizo de una manera un tanto descarriada y rebelde, y siempre acompañadas de la desagradable sensación de que las cosas se estaban haciendo apresuradamente. De todos modos, pronto hubo casi un centenar de monjas yendo y viniendo, ninguna muy segura de lo que estaba haciendo (aquí debo admitir mi propia impaciencia, porque nunca me molesté en intentar averiguarlo por mí mismo).

    Mientras tanto, mucha gente comenzó a acudir en masa a “La Finca”, allí se estaba dando a conocer para entonces, los sacerdotes del Instituto Buela y algunos otros asociados, pero que no pertenecían propiamente a el, estaban llevando a cabo numerosas conferencias, retiros, bendición, el rezo del Rosario o lo que fuera. El IVE se estaba haciendo un nombre y estaba creciendo en número, influencia y dinero. Sin embargo, empezaron a filtrarse algunas historias sobre sus costumbres y modales, sobre todo, que parecía estar ocurriendo bastante intimidación, aparentemente entre los seminaristas mayores y los más jóvenes. Este fue uno de los rasgos característicos del padre Buela. Me he referido a él antes, pero en ese momento era peor. Siempre que alguien se atrevía a expresar su desacuerdo sobre cualquier tema bajo el sol, en la forma en que se estaban manejando las cosas o un punto de teología dogmática, invariablemente sería sometido a una buena cantidad de acoso por parte del resto, si no del mismo Padre Buela. Los seminaristas estaban siendo robotizados lentamente, el amor por la verdad por sí misma era inaudito, la originalidad prohibida, las personalidades planificadas en un único molde espiritual, psicológico y moral.

    Tomemos lo que sucedió cuando uno de los seminaristas, un chico llamado Morsella, murió en un desafortunado accidente en un verano. Inmediatamente Buela lo proclamó santo, sus restos fueron enterrados en “La Finca” con grandes honores, se instaló un museo donde se exhiben algunas de sus posesiones como reliquias, y todos fueron invitados a venerar su memoria. ¿Bien? Era solo un joven que murió electrocutado y, por lo que sabemos, debe haber sido muy desagradable, pero ¿esto? Esto, como muchas de las actividades del Instituto, se hacía al estilo de Buela: imprudente, precipitadamente, de una manera grosera, indigna y profana. Para él, nada era lo suficientemente sagrado como para ser tratado con asombro, con reverencia, con circunspección.

    En esos años Buela publicó un panfleto incendiario titulado: Reminiscencias – ad usum privatum, escrito con el propósito de deshacer a todos y cada uno de sus ex asociados que habían tenido el descaro de oponerse de una forma u otra a la forma en que se manejaban las cosas. Los padres Sáenz y Ezcurra, salen especialmente mal, pero también su viejo amigo, el padre Nadal, el fundador, si se recuerda, de la rama femenina, SSVM, que había huido seguido por nada menos que cincuenta monjas, (aparentemente escandalizados por lo que había visto). Y de esta manera, todo lo demás.

    Tomaba las palabras del Papa Juan Pablo II, como él creía, que deberían ser digeridas como si vinieran directamente del Altísimo, incluso en la reunión de Asís, la “juvenilia” general -el término fue acuñado por Romano Amerio, y su ecuménica tendencias relativistas-. De hecho, patrocinó un servicio de intercomunión con luteranos locales en San Rafael (evento que no se repetirá debido al escándalo posterior). Buela se había convertido en un fanático del Vaticano II y le dio la bienvenida a la comunión en la mano, obligando a sus sacerdotes a seguir la práctica (un tal padre Bonello del Instituto llegó a publicar un artículo en el sentido de que esa era la forma en que los primeros cristianos recibían la comunión). Y luego, para complicarlo todo, dirigió un ataque a los sacerdotes locales de la FSSPX, especialmente porque se aferraron al rito latino, publicando su panfleto demonizador que siempre tenía a mano en caso de encontrarse con un obispo, sólo para mostrar el sacerdote regular que era. Quiero hacer constar que no pertenezco al conjunto de Mons. Lefebvre, que localmente no es muy considerado, pero hay que reconocer que son personas básicamente sólidas, y han demostrado una gran valentía en su postura en estos últimos treinta años, ciertamente no merecían el tratamiento de Buela.

    De todos modos, el que tenga una imagen general, quizás, pueda entender que a medida que pasa el tiempo, se puede reconocer a un miembro del IVE en una charla de cinco minutos, todos ellos repitiendo las mismas cosas, compartiendo los mismos prejuicios, las mismas expresiones, gestos, dichos tontos (generalmente los del padre Buela), modales vergonzosos, puntos de vista miopes, humor tonto, percepción tonta de las cosas en general, elevando puntos de vista discutibles a altitudes dogmáticas (“el padre Buela lo dijo”), dando opiniones muy tontas sobre temas complicados, formas triviales de tratar asuntos sagrados como la liturgia, por ejemplo, y niveles asombrosos de ignorancia.

    Viéndolos juntos son un grupo alegre de jóvenes con sus sotanas y vistos desde la distancia, constituyen una reminiscencia de tiempos mejores en la Iglesia (las fotografías en su sitio web son un buen ejemplo de esto), pero al acercarse la historia es bien diferente. El obispo de una provincia vecina, Monseñor Laise, los vio de inmediato y dijo que eran una «secta», como el Ku-Klux-Klan, excepto que no debían tomarse tan en serio, por lo que rápidamente comenzó a llamarlos Ku-klux; el sobrenombre evolucionó con bastante rapidez a Kuku o el plural Kukus; y esta es la forma en que todos los que los conocen se refieren a ellos. Pero hay más de lo que parece, Buela ha solidificado sus dichos y modales de tal manera que a estas alturas había un sabor distintivo en toda su moral espiritual.

    La criatura del cardenal Sodano

    Hasta ahora, puedo dar fe de cada palabra que he escrito en este artículo. Lo que sigue, sin embargo, tiene cierto grado de especulación, pero es el resultado de sumar dos más dos. A medida que el Instituto crecía en influencia y se fundaban nuevas casas en todo el mundo, el padre Buela, naturalmente, viajaba cada vez con más frecuencia a Roma. Parece haber aprendido a jugar con los hilos de allí a juzgar por lo que sucedió en 1994. Algunos padres de niños o jóvenes que habían sufrido un encantamiento por el Instituto se enteraron de hechos extraños, lavado de cerebro, técnicas de manipulación, prácticas desmesuradas, por ejemplo, se habló de sesiones colectivas sesiones de flagelación, conocidas como disciplina, y muy especialmente la instrucción de las mentes jóvenes en el sentido de que el matrimonio era lo segundo mejor, las mujeres deben ser despreciadas y el sexo algo bastante sucio, uno de los principios maniqueos de Buela que se formuló a lo largo del tiempo en crudo y en términos groseros. Su principal teólogo moral, un tal Padre Fuentes, tiene un blog donde dice especializarse en adicciones sexuales entre otras cosas. Afortunadamente para mí, aquí no hay espacio para entrar en este tema. De todos modos, llegó la voz a Roma y, para sorpresa de muchos, el Padre Buela fue destituido de su oficio de superior general se mudó a una de sus casas en Perú o Ecuador, y el Instituto fue investigado por un comisario pontificio, (un tal Rico, según recuerdo) con el mandato de averiguar qué diablos estaba pasando. Después de algún tiempo, Rico regresó a Roma con sus hallazgos, el Instituto fue puesto bajo la supervisión del obispo de San Juan, Mons. Delgado y un nuevo Padre Superior fue elegido para dirigir el espectáculo, un tal Padre Solari, un resultado increíble si se llega a considerar que el Padre Solari era el mecánico a cargo del autobús de la congregación. Se habla de manipulación.

    A pesar de la recomendación de Monseñor Delgado de que se disolviera el IVE, las cosas se arreglaron en solo un par de meses. Pronto el padre Buela trasladó su casa principal a Roma, bajo el obispo de Velletri-Segni, Mons. Erba, quien dio la aprobación diocesana a la congregación, y fue reinstalado como Superior General. Por cierto, el padre Solari desapareció, al menos del relato oficial de la historia del Instituto, tal y como está ahora en su sitio web, no estoy seguro de eso, pero aparentemente dejó el IVE y reside en Perú. Fue en este momento cuando el Cardenal Sodano se convirtió en objeto de muchos elogios por parte de todos los miembros del IVE, incluido el Padre Buela, quien lo celebró repetidamente y lo sigue haciendo hasta el día de hoy. Cualquiera que tenga dudas hará bien en consultar su página web, “El cardenal Sodano visita…

    De todos modos, el Padre Buela y su Instituto prosperaron a lo largo de los años, el número de sus miembros crecía cada vez más, aunque, hay que decirlo, hay un número desproporcionado de sacerdotes ordenados que han dejado el Instituto, algunos de ellos incluso destrozados en su sacerdocio, otros dejaron la Iglesia, se fugaron con mujeres y cosas por el estilo, pero el número exacto de deserciones es el secreto mejor guardado del IVE y solo el Vaticano sabría exactamente cuántos son.

    Hay un poco de silencio en todo

    Concluyamos:

    Más de 25 años de protestar con amigos, señalando nuestras objeciones a las acciones y el comportamiento del Padre Buela, se ha revelado de poco provecho y, para nuestra consternación, muchos continuaron enviando a sus hijos a este Instituto.

    Pero a fines de 2009, comenzamos a escuchar sobre los informes que eran difíciles de creer, dicho sin rodeos, que el Padre Buela estuvo involucrado en uno o varios escándalos de abuso, similares a los del Padre Maciel. Yo, junto con muchos de mis amigos, estábamos desconcertados, a lo largo de los años estábamos acostumbrados a esperar cualquier cosa de este sacerdote, pero no esto.

    En mayo de 2010 nos enteramos de que el padre Buela había renunciado formalmente a su cargo alegando vejez (tiene alrededor de 70 años) y mala salud, aunque, solo dos años antes se había presentado y ganado la reelección. Ha escrito al Papa rogándole que no intervenga en el Instituto, sino que les permita elegir un sucesor de acuerdo con sus constituciones.

    Oficialmente Roma no ha dicho nada hasta ahora. En 2010, al enterarse de los rumores, la prensa secular solicitó comentarios a las máximas autoridades del IVE, sólo recibieron un par de palabras del padre Clarey, líder a cargo de “La Finca” en San Rafael: “En este punto no concederé entrevistas y no tendré ningún comentario que hacer». Y todavía no lo han hecho.

    Eso fue en junio de 2010. Ahora, en 2013, con el Papa Francisco a cargo de la Iglesia -y Sodano fuera del camino- Buela parece estar en aguas muy caliente, hemos escuchado, pero no tenemos nada oficial sobre esto, que ha sido condenado en un segundo caso de abuso y que su recurso al Papa ha sido rechazado.

    Pero incluso si éstas últimas noticias resultan ser falsas, lo que hemos escrito y presenciado es una especie de advertencia. Una advertencia necesaria, en estos tiempos difíciles.

    ¡Que nadie se engañe!

    Buenos Aires, julio de 2013