Categoría: Testimonios

  • Advertencia por experiencia, segunda parte: «El loquillo»

    Advertencia por experiencia, segunda parte: «El loquillo»

    La primera parte de esta “advertencia” la encuentran en este mismo blog, haciendo clic AQUÍ.

    Con esta segunda edición, lo que quiero simplemente es, advertir a los lectores de buena voluntad, sobre algo más.

    Decíamos que “el que avisa no traiciona”, y cuando yo contaba mi testimonio de abuso en el seminario menor del Instituto del Verbo Encarnado, lo hacía para “avisar”. Cualquier persona de buena voluntad y sentido común lo toma bien; es más, agradeciendo, porque éstas son cosas que, si han pasado, pueden pasar. Pienso en muchos padres que envían a sus hijos con total confianza y desconocimiento.

    En cambio, no faltan aquellos que se lo toman mal, diciendo que publicar estos hechos es un escándalo, y que no se debe hacer, porque el instituto de marras es bueno y hace el bien. Con este tipo de pensamiento, han mostrado la hilacha muchos aficionados al IVE, demostrando con su comportamiento que lo que denunciamos no está del todo alejado de la realidad: síntomas de deriva sectaria, cuando no se puede criticar una institución, y otros etcéteras.

    A mí ya me conocen bien. Y este artículo va especialmente dedicado a los laicos que pertenecen al círculo del IVE, sea porque tienen sus hijos en los colegios o internados (menor y aspirantado), o por su simple cercanía, y se han enterado de mis denuncias. A ustedes, que me conocen, les quiero hoy advertir una segunda vez, sobre algo que quizás ya se han dado cuenta.

    Y es lo siguiente:

    Por experiencia, por haber estado allí desde los 12 años y haber defendido la institución siendo ya profeso, conozco muy bien los apelativos con los cuales se descalifican y desautorizan a los que se atreven a hablar. Loco, enfermo, necesitado de oración, pobrecito, rencoroso, influenciado, desagradecido, e incluso, malvado.

    Lo digo porque me lo han dicho en el seminario. Salió Fulano… “pobrecito; fue víctima del demonio; allá afuera no va a ser feliz; se dejó influenciar por los que nos persiguen; siempre tenía juicio propio; no fue humilde” etc., etc.

    Yo, una vez me lo creí: Había salido un sacerdote del instituto y se había hecho diocesano. Mis compañeros, que se habían enterado antes que yo, y que se lo había contado algún superior, me lo contaron a mí, diciéndome literalmente: “Fulanito enloqueció” …

    ¿A qué voy con esta advertencia?

    Que es muy fácil, (y no menos cobarde), defender la institución atacando a los que la dejan. Simplemente porque la dejan. Y si se atreve a hacer públicas las críticas, ese tal es un perseguidor, y de ahí, todos los
    calificativos imaginables. Como no hay un argumento lógico ni un confrontamiento intelectual, se lo suele calificar de “loco”, haciendo referencia, justamente, a que todo lo que afirme, es fruto de su “delirio”.

    En este mismo blog, AQUÍ, por ejemplo, pueden encontrar un resumen de las características de las comunidades con deriva sectaria. Y una de ellas acierta con llamativa exactitud: el trato que se le da a los que dejan:

    «Un síntoma muy fuerte de sectarismo es tratar con indiferencia, rencor o desprecio a los exmiembros de la comunidad. E inclusive se puede llegar al extremo de tratar con desconfianza a los miembros que mantienen relaciones con las personas que se retiran de la institución».

    Y continúa:

    «Es una actitud demoníaca que golpea muy duro a las personas que durante muchos años entregaron su vida al servicio de la comunidad. ¿Somos capaces de entender esto? De un momento a otro, por el hecho de haber decidido dejar el movimiento, el grupo o la familia espiritual —por las razones que fueran—, los compañeros y los amigos que hiciste ahí te cierren las puertas y te traten con distancia y sospecha.»

    Por experiencia… Sí… por experiencia lo digo. Existe un prejuicio contra el que sale. Yo lo tuve, al menos inconscientemente. Gracias a Dios, siempre me hizo ruido ese aspecto, y terminé percibiéndolo claramente, y ahora me doy cuenta con total conciencia.

    Los argumentos, cuando los hay, suelen ser “ad hominem”, es decir, simples y directos ataques a la persona, sin ningún razonamiento ni autocrítica de lo que la persona denuncia. Así de simple se los sacan de encima.

    ¿Será tu caso, hoy, que te preguntas si lo que Luis de la Calle anda diciendo, es fruto de su imaginación o delirio?

    Quizás no lo piensas, pero te lo han dicho. Lo sé, porque es la línea oficial que se ha bajado desde arriba para desacreditarme y así sacar de circulación las cosas que vengo exponiendo.

    Han preguntado algunos padres de alumnos, qué pasa con lo que dice este blog, con lo que dice Luis, y le han respondido exactamente eso: está loco, está delirando.

    Pues yo les digo que, por lamentable experiencia propia, es cierto: así se quitan las objeciones de los laicos y de los mismos religiosos que preguntan. Con esa cobardía y miseria se escapa a la realidad que deberían afrontar.

    Yo siempre he dado la cara, he dado mi nombre y apellido. No así los comentadores anónimos que, con sintomática reacción sectaria, han saltado a insultarme.

    Me he abierto también al diálogo, dejando incluso mi correo electrónico (luismdelacalle@gmail.com) para que el que quiera me pregunte directamente sobre lo que denuncio. ¿Qué cuesta ir a la fuente, informarse honestamente, dialogar con apertura y respeto?

    Con respecto a las mentiras, lean cómo se cae en un “acostumbramiento” a ellas, en el artículo anterior, cuando se las usa, justamente, para distraer la atención de las objeciones reales y totalmente lícitas que empañarían la imagen idílica, la fachada impecable de la institución y su fundador.

    Con esta segunda advertencia que les hago, por un lado, me defiendo, por supuesto, de las cosas que se afirman solo para desacreditarme. Pero sobre todo lo hago para que los lectores honestos no sean tan ingenuos como para creerles, y se detengan por un instante a ver si lo que vengo denunciando no tiene alguna lógica.

    No se olviden: muchas personas de sano juicio y sentido común ya han agradecido por mi advertencia. Muchos, incluso, han aportado su testimonio, al menos contándomelo como secreto. No caigan en la trampa del sectarismo, por la cual, directamente se anula toda capacidad de juicio personal independiente, faltándote de esa manera a la caridad y al respeto.

    Si alguien, por más dotado y encumbrado que esté, no te permite, por ejemplo, leer un libro en particular… Mala señal. Por algo será. ¿No será que teme que lo leas y llegues a saber algo más? Si realmente te quisiera, te formaría los criterios como para que seas capaz de leer cualquier libro, y puedas discernir con sabiduría y humildad. Pero no. En vez de eso, bajo pretexto de que “te hará daño”, directamente te prohíbe. Extraña libertad.

    En base a mi experiencia…

    Y sí… Porque aun estando adentro, un respetado sacerdote que escribe muchos libros y se lo tiene por referente y autoridad, me decía de no leer ciertos libros, uno en particular que me acuerdo: “Derrota mundial”. Yo incluso me sentía despreciado. Obvio que no le hice caso. ¡Y qué buen libro resultó ser!

    No se dejen embaucar. Busquen la libertad de los hijos de Dios. El libro que yo recomiendo y que vengo resumiendo en este mismo blog, para facilidad de los lectores, no puede ser temible, “diabólico”, como dicen ellos. Si desaconsejan leerlo… Por algo será… Sospechoso.

    Aún si el autor no fuese un sabio, como lo es en este caso, habría que recordar lo que el mismo Santo Tomás de Aquino dice con respecto a la verdad: “Todo lo que es verdad, sea quien sea quien lo haya dicho, tiene su origen en el Espíritu Santo”

    Y para concluir la advertencia de hoy, hablando de la verdad; sigámosles la corriente a los manipuladores, y concedamos que estoy loco: Peor para ellos, porque, como dice el dicho: “Los niños y los locos dicen la
    verdad”

    El Loquillo

  • Advertencia por experiencia

    Advertencia por experiencia

    Quise titular este artículo así: Advertencia por experiencia”, porque me pareció lo más exacto.

    Es una advertencia, es decir, un aviso, para los que están adentro, pero también para los que miran desde afuera y están “a punto de comprar” …

    Y está basada en mi experiencia, lo cual la hace más valiosa, ya que voy a contar hechos reales, históricos y de público conocimiento, admitidos por los mismos superiores encargados.  

    Y hablo por los que no se animan, o no pueden hacerlo. Confío en que este artículo que escribo hoy va a dar sus buenos frutos, de ahora en adelante, ya que “scripta manent” (lo escrito permanece) … y servirá para muchos; no lo dudo.

    Mi advertencia se dirige a los que “están a punto de comprar”; y con esta comparación no quiero banalizar ni mucho menos desacralizar la vida religiosa. Simplemente me pareció muy ilustrativa: cuando estamos a punto de comprar un determinado producto o servicio, lo que solemos hacer es leer los comentarios, informarnos si no ha habido estafas o fraudes, y que no haya casos, por más que sea uno solo, con efectos adversos graves.

    Muchas familias estarán a punto de mandar a su hijo menor de edad, o a su hija menor a alguna de las casas “de formación” del IVE: les quiero advertir, a modo de comentario basado en ciertos hechos admitidos por los mismos “gerentes de la empresa”, que no es una muy buena idea, y que les convendría seguir leyendo este artículo, para hacer las cosas inteligentemente.

    “No todo lo que brilla es oro”, reza el dicho; y yo hoy les confirmo que en el IVE no todo es color de rosas.

    Les cuento que mi caso es ya bien conocido… No soy ningún famoso ni mucho menos. Lo que hice hace algunos años, en el 2016, fue publicar mi historia en un diario de Mendoza, lo cual tuvo gran repercusión en todo el mundo. Sin embargo, ya me conocían muchas familias del IVE, porque estuve allí desde pequeño y hasta hace no mucho, en el 2015, cuando logré liberarme y cambiar mi vida para bien.

    Mi nombre es Luis María de la Calle. Ingresé al seminario menor a los 12 años en el 1997. Allí sufrí un abuso sexual por parte de un diácono que a los meses se hizo sacerdote. Denuncié esta experiencia traumática en el 2005, cuando vencí el miedo, al Padre Gabriel Zapata, solamente de manera oral ya que no me solicitó nada más, teniendo yo 20 años y siendo seminarista mayor de segundo año de filosofía, en San Rafael.

    Más tarde, ya ordenado de sacerdote, hice la denuncia formal por escrito, como corresponde, delante del Obispo de San Rafael, Monseñor Eduardo María Taussig, el cual la tomó y llevó diligentemente a Roma, haciendo todo lo que el Padre Zapata no hizo en su debido momento.

    ¿Qué hizo y qué no hizo el Padre Zapata?

    Lo que no hizo, (y por lo cual acabo de denunciarlo por encubrimiento en la Diócesis sanrafaelina actualmente dirigida por Mons. Domínguez), es llevar mi caso al ámbito de la Iglesia Universal, a la diócesis en primer lugar, y luego
    a Roma, como hizo Taussig. Eso evidentemente no lo hizo.

    En cambio, lo que sí hizo fue comunicar “ad intra” solamente a los superiores del IVE, entre los que estaba de superior general el fundador, el Padre Buela. Y con eso se quedó tranquilo. Ellos sacaron al abusador de Perú donde se encontraba misionando, y lo llevaron a San Rafael, al Monasterio, para que haga penitencia y se rehabilite. A los años ya estaba bastante “rehabilitado”, participando de las reuniones de clero, concelebrando misas en público y votando para el capítulo general del IVE.

    Hasta aquí mi caso.

    Ahora quiero compartir algunas reflexiones importantes, luego de enterarme que muchas víctimas pasan por situaciones parecidas, y el “modus operandi” del IVE no cambia a lo largo de los años.

    Eso en primer lugar: el modus operandi.

    En los pocos años de vida que lleva este instituto, no ha habido grandes cambios en cuanto al modo de llevar adelante las denuncias de abuso, y el trato a los que salen del grupo. Se han comportado y se comportan actualmente, como una secta. Los que salen son mal vistos y se corta toda relación con ellos. Y si hay denuncias o víctimas, los culpables son los que hablan, y terminan siendo los victimarios víctimas, y éstas los delincuentes. Resulta que el escándalo no lo producen los malos, sino los que sufrieron y se animaron a hablar. Todo al revés. Y esto en pro de la institución, para no perder una buena imagen de la obra. A la larga, sabemos que este modus operandi destruye aún más su imagen. Y es justo lo que están cosechando ahora.

    Dentro del modus operandi siempre estuvo la defensa a ultranza del fundador, el Padre Carlos Buela. No les importa si es cierto lo que se dice de él: en todo caso, habrá que cambiar la moral para adaptarla y justificarla a la imagen intocable del fundador. Si besó a un cura, o si anduvo toqueteando a hombres, no estará tan mal; serán “las caricias del abuelo”, -incomprendido, por cierto-, y los denunciantes serán exagerados, puritanos y sembradores de mal espíritu y murmuradores, además de soberbios y desagradecidos.

    Sin embargo, no se sorprendan: “en todas partes se cuecen habas”, como dice el dicho. No nos engañemos con que este síntoma sea exclusivo del IVE.

    Otra reflexión más: no hay que generalizar. Por supuesto, como en todos los ámbitos, tampoco podemos decir que todos sean igual. Yo hago referencia a un modus operandi llevado adelante por ciertos superiores especialmente manipuladores, que suelen rotar y permanecer siempre en sus cargos.

    A propósito de esto último, quiero hacer un llamado al sentido común y generar un disparador de pensamiento libre, que no sea el pensamiento único al cual se nos somete dentro del IVE.

    Es el siguiente interrogativo: ¿Por qué, -y ya después de casi cuarenta años-, siguen yéndose los curas más viejos, y se quedan o entran solamente los jóvenes? ¿No será porque son más manipulables estos últimos, y tienen menos experiencia de vida?… ¿Por qué más de la mitad se han ido? … ¿Por qué esos puestos de influencia, como son los superiores y formadores, están ocupados por jóvenes sin mucha experiencia y sumamente dóciles y obedientes? …

    Hay muchos interrogantes más, pero creo que, para muestra, bastan.

    Si está usted a punto de comprar, le aconsejo que lea también los comentarios negativos que no son tan propagandeados. Sepa que hay muchas víctimas que no saben o no pueden expresarse como lo estoy haciendo yo ahora.

    Sepan que quizás sea yo, Luis de la Calle, el primer ex miembro del IVE que lleve a los culpables de crímenes de abuso sexual y sus encubridores ante los tribunales de la justicia, en el ámbito penal de la República Argentina, y que estamos en pleno proceso.

    Sepan que no lo hago con ánimos de venganza ni odio a nadie, sino todo lo contrario: por compasión de los que están sufriendo allí en este mismo momento, y para evitar futuros daños irreparables.

    Sé que muchos se enojarán por este escrito o por mis acciones, pero también sé que muchos otros agradecerán y compartirán esta visión, al menos, para prevenir prudentemente.

    Lo hago porque yo también tengo dos hermanos en dicho instituto: una religiosa y un sacerdote, y los dos son excelentes personas. Pienso en su bien, tanto moral como psicológico y físico. Así como ellos, conozco muchas personas que tienen las mismas cualidades, y a las que simplemente quiero ayudar.

    No me resulta prudente, como está el IVE ahora, mandar a sus hijos a las casas de menores, como el seminario menor y el “aspirantado” femenino. Porque, aparte de un eventual abuso que se pueda padecer, existe el triste y conocido fenómeno de lavado de cerebro, que comienza justamente a esa tierna edad.

    Como ejemplo para que se entienda: hay muchas personas que no les ha hecho mal consumir suplementos de Herbalife o cualquier otra marca. Pero, con que haya habido al menos uno a más casos de gente que sí le produjo cáncer o algún otro traumatismo, para mí ya es suficiente. No pondría en riesgo, valga la comparación, mi salud ni la de mis hijos.

    El IVE no es la Iglesia. La que goza de notas sobrenaturales es la Iglesia, no el IVE. El IVE forma parte de ella, pero no es de naturaleza divina, sino humana: tan humana como que la fundó el Padre Buela.

    Por lo tanto, alejarse de un ambiente no sano, como mínimo, es lo más prudente. Se puede seguir siendo fieles a Dios y a su Iglesia, desde fuera del IVE.

    Me adelanto a quien diga que en todos lados hay corrupción: sí, muy bien: en todos lados, hasta en la Iglesia de Cristo, hay seres humanos. Por esa misma razón no tienes necesidad de quedarte en el IVE como única opción.

    Conocemos muchas personas que han perdido su salud por quedarse allí mucho tiempo, y para muchas, ya es demasiado tarde.

     

    “Más vale prevenir que curar”, y en lo que nos toca hoy, más vale escuchar
    testimonios
    que mandarse de una.

     

    Les agradezco a los que han leído mi testimonio. Los aliento a investigar más antes de comprar. Y sobre todo los animo a que sean libres. Estamos hablando con libertad, sobre hechos reales, no conspiraciones ni
    calumnias.

    El Padre Buela resultó culpable de 12 casos de abusos demostrados y denunciados. Dentro de poco conoceremos la sentencia. No sabemos si habrá más. Por lo menos, que nos digan la verdad estaría bueno.

    Pueden compartir mi testimonio y ponerse en contacto conmigo para que les explique en primera persona. Es muchísimo más lo que tendría por decir, pero creo que con lo expuesto hasta aquí es suficiente.

    Para más información no duden en escribirme a mi mail: luismdelacalle@gmail.com

    La verdad nos hace libres.

     

    Luis María de la Calle

  • 14 años dentro del CONVENTO de las CARMELITAS DESCALZAS

    Esta es la sorprendente historia de Silvia, una joven Argentina que fue esclavizada durante 14 años dentro del convento de las «Carmelitas Descalzas» de Nogoyá – Entre Ríos.

    (más…)

  • El sectarismo vocacional de las SSVM

    El sectarismo vocacional de las SSVM


    Quiero compartir mi experiencia en este blog como un testimonio más acerca de las actuaciones sectarias y de abuso que existen dentro de la familia religiosa de las Servidoras del Señor y La Virgen de Matará. Si han leído otros testimonios, podrán comprobar ustedes mismos que hay muchos puntos en común, lo cual no es casualidad, sino la prueba de que esto es así. 
    Yo era una chica creyente y practicante, con bastante formación religiosa. A pesar de ello, nunca tuve la intención o la vocación (hablando en su terminología) de entrar en ningún convento, y eso que han sido muchos los que se han cruzado en mi camino. Esa opción no la vi nunca para mí. 

    (más…)

  • «Experiencia vocacional” en el noviciado del Verbo Encarnado

    «Experiencia vocacional” en el noviciado del Verbo Encarnado

     

    Hemos recibido este testimonio de un joven que, luego de haber hecho una experiencia vocacional en un seminario diocesano, quiso conocer más de cerca la vida religiosa de un Instituto religioso. 

    Este joven a diferencia de otros supo ver que en el IVE, infelizmente, no existe un proceso de discernimento como tal.


    (más…)