Categoría: Testimonios

  • Francia: una congregación de religiosas habla de “un sistema de control”

    Francia: una congregación de religiosas habla de “un sistema de control”

    [Artículo publicado originalmente en el sitio de Radio Francia Internacional]

    Las monjas benedictinas del Sagrado Corazón de Montmartre han reconocido oficialmente la existencia de un “sistema de control, con consecuencias graves y duraderas” en el seno de su congregación desde hace “varias décadas”, en particular “entre 1998 y 2012”, según ha informado este miércoles una responsable.

    Las monjas benedictinas del Sagrado Corazón de Montmartre, en París, reconocieron en un comunicado haber sido víctimas de “un sistema de control, de consecuencias graves y duraderas, instaurado durante varias décadas” por las antiguas superioras.

    “Abusos espirituales y de conciencia, abuso de poder y de autoridad, separación de las hermanas de su familia y de su director espiritual, violencia moral y física, amenazas, mentiras sistemáticas, calumnias, clima de miedo y de manipulación, humillaciones, privación de libertad, falta de discernimiento vocacional”. Estos son los términos en los que las monjas benedictinas del Sagrado Corazón de Montmartre describen en su declaración los abusos sufridos.

    Por razones de modestia, la hermana Marie Jérémie, una de las víctimas, no quiere decir más, pero admite haber estado bajo la influencia. “Son formas de abuso de poder en las que, de hecho, por ejemplo, se puede oír de la autoridad: ‘Yo sé lo que te conviene’. Es algo infantilizante y que quita totalmente la libertad”, explica a Laurence Théault, del servicio Francia de RFI. Las superioras podían infligir sufrimiento haciendo creer que era la voluntad de Dios.

    “Estos abusos han provocado numerosas salidas de hermanas, en condiciones demasiado a menudo penosas y difíciles, ya que las autoridades de la época (…) las han condenado al ostracismo”, añaden las firmantes del texto. No es posible conocer el número exacto de víctimas, según la hermana Marie Jérémie.

    En el comunicado, publicado la semana pasada en el sitio web de la congregación, las hermanas afirman que el sistema fue “instaurado a lo largo de varias décadas por las superioras de la época”. Antes de 1998, “ya había disfunciones, pero las cosas se volvieron particularmente complejas entre 1998 y 2012”, según la hermana Marie Jérémie.

    Liberación de la palabra

    Entonces, ¿por qué una denuncia tan tardía? Los hechos se remontan a varios años atrás: “Creo que el sistema de control nos ha puesto en una forma de aislamiento entre nosotros”, analiza.
    Tras un largo proceso, la palabra se liberó, las hermanas que habían abandonado la congregación se presentaron: “Conseguimos reunirnos, reanudar el diálogo, juntar las palabras. Es extraordinario”, se alegra.

    Las hermanas piden la creación de una comisión independiente que permita el reconocimiento de su sufrimiento. Además, en el comunicado, las actuales responsables del instituto piden “perdón para todas las que fueron víctimas de estos abusos, sus familias y allegados”.

  • Hitler en sus Fuentes

    Hitler en sus Fuentes

    ¿Cómo hacer para que una persona sea sumisa a ti para el resto de la vida?

    Pregúntenselo al Padre Carlos Miguel Buela.

    O al Padre Carlos Nadal, que da testimonio de esta “táctica” de su antiguo compañero. Hoy no se pierdan este breve pero impactante testimonio que transmitimos: el sistema que utilizaba Buela para mantener sumisos a los que él elegía.

    “A los que quería tener sumisos para siempre, Buela los ridiculizaba en público… los humillaba. Y cuando él quería, los elevaba, los subía de rango, y de esa manera, se aseguraba que la persona fuese sumisa a él para siempre”.

    Palabras de quien lo conoció desde la fundación y desde mucho antes. Nadal sabe bien que Buela tiene una personalidad “atropelladora” (dicho por él con una delicadeza y prudencia admirables), y que, a pesar de que le cuesta creer que haya abusado sexualmente, dice entender que “todo comienza con un vaso de whisky”.

    Cuando uno estudia un autor determinado, para mayor éxito en su empresa, recurre a las fuentes.

    Lo hemos hecho con el Padre Carlos Nadal: nos ha contado demasiadas cosas que son dignas de un libro. Hoy relatamos sólo ésta, que muchos lectores conocen perfectamente: el sistema manipulador de Buela, con el cual, hasta el día de hoy, tiene sumisos a varios importantes “pensadores”. Veamos, por ejemplo, a Fuentes “en sus fuentes”, o como lo ridiculizó Buela en su momento: “Hitler” en sus “Fuentes”, haciendo juego de palabras.

    ¿Puede ser que un eminente teólogo que escribe libros, responde preguntas de moral y es tenido como referente en el tema, sea incapaz de darse cuenta del problema de su propia comunidad? «Yendo a las fuentes», yendo a los libros de Fuentes, encontramos en reiteradas ocasiones una fina consciencia acerca de la cooperación al mal, y cómo es inadmisible pactar con el error. Sin embargo, en el caso del Padre Buela vemos una grave laguna… ¿Será porque el apodado “Hitler” no quiere caer nuevamente en las garras del psicópata? … ¿Será que Buela logró tenerlo sumiso para siempre? … ¿Será que le tiene miedo? …

    Hitler en sus Fuentes: esa es la explicación del misterio.

  • Habla una ex servidora: Lo que nos contaban acerca de nuestros orígenes

    Habla una ex servidora: Lo que nos contaban acerca de nuestros orígenes

    El testimonio que voy a relatar ahora mismo, ya lo sé, será corto, sin muchas explicaciones, con muchísimas lagunas de por medio, pero las que fuimos servidoras sabemos que lo nuestro era escuchar, las preguntas había que saber hacerlas, y cuando eres joven crees en todo lo que escuchas, porque crees que personas consagradas no mienten, no tergiversan la historia, no ocultan unas cosas y cuentan las que conviene, etc.

    Las preguntas, como es lógico, surgen después de años, porque después de varios años vas adquiriendo experiencias, ves muchas cosas, pero ya no puedes preguntar: la duda no es bienvenida, menos aún si los superiores interpretan esa duda según el modo de actuar del fundador o del Instituto. ¡Cuidado!

    Vamos al tema, la gran crisis de las servidoras o también conocido como el éxodo de las servidoras”.

    Llegamos a Argentina, al estudiantado Santa Catalina; habían otras hermanas también recién llegadas, todas, por supuesto, jovencísimas. Circulaba por la biblioteca una fotocopia escrita por Buela, no me acuerdo como se titulaba… “El éxodo de las Servidoras”, creo yo, (que me corrijan), algo parecido a las Reminiscencias, escritas también por Buela, o mejor dicho, dictada por él.

    Por supuesto, ese escrito causaba mucha curiosidad, una curiosidad sana: conocer cómo empezó la cosa, la historia de un Instituto donde vivías. Si había pasado algo negativo en aquel entonces, qué más da, era la verdad, y las cosas se corrigen, se vuelve a empezar. Encima de la verdad se puede construir lo que sea. Pero bueno, la provincial en aquel momento era la Madre Rocio, y nosotras no teníamos que leer eso y luego hacer las preguntas como es lo lógico, ¡no! la superiora provincial, con la fotocopia en mano, nos explicaba resumidamente lo que había pasado.

    ¿Cómo nació las SSVM?

    Un grupo de chicas de San Rafael conociendo algunos padres y seminaristas del IVE, querían vivir el mismo carisma, fueron al padre Buela y se lo dijeron; Buela entonces funda las SSVM. No estoy segura si esas chicas aún eran menores de edad o no.

    Buela encarga al padre Nadal que se ocupe de las chicas: me imagino que el mismo Buela elige a la hermana Cristina Neckan para ser la superiora. Según recuerdo, nos contaban que Buela no tenía tiempo, ni quería tener nada que ver con las mujeres.

    Como no había sacerdotes suficientes en el IVE, las chicas se tenían que dirigir con padres diocesanos, y ese ha sido el gran problema, según Buela. Recordemos que todas las desgracias que han pasado en el IVE han sido o por culpa de los diocesanos o de la misma Iglesia Universal, lo de siempre: envidia y persecución.

    La crisis

    Luego pasó lo siguiente, según lo contado por la provincial: muchas servidoras cayeron en la soberbia, solo querían estudiar y hacer menos apostolado, había mucha confusión dentro y por eso muchas decidieron irse, inducidas por los diocesanos. Es decir, no fueron fieles a su vocación, tenían mal espíritu y Dios no las bendijo. “El éxodo” se explica porque muchas, por la noche y a escondidas, salían. La pregunta es: ¿Por qué a escondidas? En ningún momento se nos explicó si había pasado algo entre el padre Nadal y Buela; me imagino que el padre Nadal tendría mucha información de lo que estaba pasando. Una pregunta que una joven consagrada no pensaría en formularla, pero: ¿un grupo de chicas haciendo una experiencia de vida religiosa pasa semejante éxodo por culpa de los padres diocesanos que les ponían cosas en la cabeza y el obispo no interviene? … ¿no dijo nada al respecto?…

    Sin embargo, concluye la provincial: “Dios nos ha purificado”, muchas congregaciones se alejan del carisma, se relajan en las costumbres, etc., pero nosotras fuimos purificadas desde el inicio, es como decir, ya hemos pasado lo nuestro. Y se acaba con un: tenemos que ser fiel al carisma del fundador. También recuerdo que algunas servidoras decían: “he visto a fulana”, alguna de las que se habían ido, todas esas chicas vivían tristes, amargadas porque no fueron fieles al carisma y a su vocación.

    Les he dicho que la historia era breve, pero contada como una gran hazaña por parte de las que quedaron. Como verán, hay muchas preguntas aún por responder.

    Testimonio anónimo por pedido explícito

  • Semejanzas del ICRSS y el IVE

    Semejanzas del ICRSS y el IVE

    Estimados lectores:

    Compartimos un impresionante testimonio de un ex miembro del ICRSS (Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote) que nos ha llegado y que nos parece muy similar a los comportamientos de Buela y McCarrick.

    Nuevamente, nuestro compromiso con erradicar para siempre esta plaga de depredadores denunciándolos en los tribunales correspondientes y en los medios de comunicación.

    Agradecemos el testimonio de esta persona.

    Estimada en Cristo,

    Un resumen del caso del visitador apostólico:

    Uno de los elementos más espinosos de la historia es el caso «Bacqué» (nuncio apostólico retirado), se trata un arzobispo francés nacido a Burdeos (de una familia de ricos banqueros) y que posee una red muy potente de contactos en el Vaticano, es él, al menos en los últimos años, ciertamente el mayor protector de W.

    Bacqué es ampliamente conocido en los medios romanos por sus tendencias homosexuales (es amigo de Fréderic Martel, autor de «Sodoma», quien le menciona explícitamente en su libro, Bacqué habiéndolo albergado a Roma en la «Casa del Clero» para ayudarlo a realizar su libro sobre la homosexualidad en la curia romana).

    La relación de Bacqué con el Instituto es una relación, podemos decirlo claramente, perversa; el Instituto lo corteja por su dinero y por su poder, Bacqué ha hecho testamento en favor del Instituto y da cada año más de 30,000 euros. A cambio de sus servicios Bacqué pide una cosa sola: seminaristas.

    El Instituto (y no solo, también los legionarios cortejan a Bacqué y le mandan seminaristas, aunque mucho menos que el Instituto) le manda, sobre todo durante sus vacaciones en su casa de familia en Burdeos (le domaine de Sion) seminaristas para hacerle compañía, seminaristas – petición explicita – que deben ser «bellos seminaristas». Hasta donde yo sé Bacqué no ha cometido abusos sexuales, pero sí ha avanzado propuestas indecorosas:

    -Un amigo mío tuvo que hacerle de dama de compañía durante más de un mes; cuando le mostró su habitación, Monseñor Bacqué no se retuvo de comentarle «He aquí la ducha (es espaciosa), hay espacio para más de uno»; Bacqué no se retenía de hacer comentarios sobre la «belleza física» de su jardinero y su círculo de amigos, a decir de mi amigo, estaba claramente compuesto por homosexuales.

    -A dos seminaristas distintos, y en ocasiones distintas, les pidió que le frotasen el trasero y le colocasen una crema, cosa que fue percibida por entrambos como indecorosa y como una solicitación de tipo sexual, por lo menos implícita, uno de ellos, escandalizado, contactó Gricigliano (casa general en Florecncia) para denunciar los hechos, la respuesta de su superior fue: «Cállate y soporta, nosotros también tuvimos que pasar por ahí».

    -Bacqué intentó obtener también «bellos» seminaristas de Tolón, lo pidió a Monseñor Rey, pero Monseñor Rey rechazó (adjunto aquí la carta de Monseñor Rey que no debe ser publicada).

    Todo esto ilumina la relación con el Instituto. El ICRSS fue objeto en 2014 de una visita apostólica, ¿Quién fue el visitador…? Moseñor Bacqué, evidentemente la visita dio «buenos resultados» y el Instituto continuó a mandarle seminaristas… Bacqué dijo a dos personas diversas (un seminarista y un sacerdote que me lo compartieron) que había voluntariamente guardado silencio en su informe sobre los objetivos aspectos desviados del Instituto, mencionando explícitamente el lujo faraónico de la vida de los superiores, especialmente W.

    En el Dossier Canonique hay un apartado sobre Bacqué y la visita de 2014, ahí se narra cómo Bacqué relataba el contenido de todas las entrevistas privadas a W. y cómo los seminaristas tenían instrucción de no decir nada negativo sobre el Instituto, amenazando con que, si lo hacían, W. lo sabría, pues Bacqué se lo diría el día mismo.

    En otros correos trataré de episodios concretos que iluminaban otras dimensiones de la deriva sectaria.

    In Christo Rege

    Para entender más sobre la deriva sectaria de este instituto, leer este artículo de nuestro blog.

  • ¿Con qué título universitario salgo cuando dejo el IVE/SSVM?

    ¿Con qué título universitario salgo cuando dejo el IVE/SSVM?

    Publicamos aquí un testimonio de un lector, el Sr. Luis Baudry.

    Hola administradores del blog: ante todo, muchas gracias por el trabajo de reinformación y contra-desinformación que hacen. Quiero compartir con sus lectores mi experiencia y una advertencia.

    En 2004, después de 18 años en el IVE (2 años de seminario menor, 1 de noviciado, 7 de seminario y 8 de sacerdocio), dejé el sacerdocio.

    (más…)
  • Impactante testimonio de una ex servidora

    Impactante testimonio de una ex servidora

    Estimados lectores:

    Comenzamos un año nuevo con un nuevo testimonio; de verdad impactante, digno de leerse y compartirse, ya que nos venimos a enterar de cosas realmente nuevas para nosotros mismos. Desde el Equipo de Administradores de este blog, agradecemos de corazón a quien nos lo hizo llegar de forma anónima, y aprovechamos para alentar a todos los que quieran colaborar contando su experiencia, a que lo hagan y no tengan miedo, ya que, haciéndolo, podemos estar ayudando enormemente a muchas personas.

    En la categoría «testimonios», pueden encontrar agrupados todos los testimonios de las personas que ya han querido hablar, al menos, como hemos dicho, de forma anónima, para guardarse de cualquier problema que pueda surgirles.

    Sin más, los dejamos con el presente testimonio que nos ha impactado profundamente:

    Mi experiencia con el IVE empezó cuando entré al “aspirantado” donde pasé dos años no tan tranquilos, ya que desde ahí empezaron a “lavarme el cerebro” con sus educaciones internas. Ya éramos consideradas miembros de la congregación y estábamos obligadas con voto de obediencia (extrema) aunque no lo habíamos profesado. En el noviciado la «formación» era muy dura; había una formadora muy desequilibrada psicológicamente y cada pequeño error o palabra dicha de forma equivocada era motivo para regañar y castigar a las novicias. Si una novicia estaba triste por cualquier razón o no estaba muy atenta a las cosas que decían las superioras, el castigo psicológico más fuerte consistía en quitarte la cruz (que es parte de tu hábito) para que todas las novicias y monjas supieran que estabas castigada por algo, y así nadie te hablaba.

    Mi experiencia fue mucho peor, aunque nunca me quitaron la cruz a pesar de que estaba en contra de muchas cosas. No sé por qué, pero yo fui la favorita de una superiora que me adoraba. Me dieron la oficina de finanzas de la casa cuando era apenas una novata. El oficio incluía el manejo del dinero de la comunidad, las «compras» (que prácticamente no se hacían) y la mendicidad, que era lo más humillante. Todas las novicias divididas en grupos iban al mercado, a las tiendas, a pedir comida. La gente se compadecía al ver a las monjas muy jóvenes pidiendo comida, daban lo que podían a sus expensas a pesar de que solo eran empleadas, otros en cambio insultaban diciendo «tú eres joven, también podrías trabajar y ganarte tu propia comida». Y tenían razón. Yo no soportaba esto y me resistía mucho, pero te tenías que ir a casa con las maletas llenas, si no, te regañaban porque no hacías bien tu trabajo. Había que pedir a los benefactores todo, hasta el papel higiénico. El dinero de la comunidad se gastaba en tonterías, es decir, coca-cola, papas fritas, queso, cerveza… lo que fuera necesario para hacer «stuk», una especie de fiesta de pijamas donde comías de todo, hablabas y jugabas.

    Una vez, cuando era «ecónoma», me acusaron falsamente de esconder dinero de las superioras, por lo que me trataron mal y nunca pidieron perdón por la falsa acusación.

    Otra vez fui testigo de lo peor: dos monjas, la superiora y su ecónoma, amigas íntimas en relaciones enfermizas, las encontré en una sala donde nadie entraba, dándose caricias. Yo entré porque tenía que buscar algo que se encontraba allí; entré silenciosamente porque era la hora de la siesta, pensando que descansaban, y yo no quería molestar. Ellas no se dieron cuenta que yo abrí la puerta, y cuando las vi en esa escandalosa situación, golpeé la puerta fuertemente para dar a entender que las había visto darse esas «caricias».  No me miraban ni hablaban por varios días. Yo lo conté a otra hermana de la comunidad y ella ya lo sabía, pero era de carácter débil y con amenazas la callaban. Yo no: le conté todo a la provincial pero no me creyó. Me miró como si yo estuviera loca y me amenazó diciendo que me iría al infierno por inventar mentiras sobre mi superiora.

    Durante la «formación» en el “estudiantado” ya no tenía ningún deseo de continuar con ellas, sentía el deseo de consagración, pero no en las SSVM porque no encontraba la verdad en su forma de vida. Hablé con las superioras, con el director espiritual, pero para ellos era simplemente una tentación del demonio contra la que tenía que luchar. La idea de vivir en constantes mentiras me consumía por dentro, pero con las amenazas que recibía, tenía miedo de tomar elecciones decisivas. Vi salir a muchas monjas con las que luego nos prohibieron hablar porque eran infieles a su vocación y eran peligrosas porque podían hacernos daño, es decir, según las superioras, con su salida nos daban testimonio de condenación eterna… Esto fue psicológicamente devastador. No podrías hablar con nadie de afuera porque nadie conoce la vida religiosa y nunca entendería la vida comunitaria, de hecho, solo “podrían dañarte”. Todos viven allí convencidos de que están en la verdad, y la gente, los sacerdotes diocesanos, los religiosos de otras órdenes, según IVE Y SSVM, viven en la mentira porque no viven según el evangelio como deben, y por eso nunca se podía tener un franciscano o un jesuita o un diocesano como director espiritual. Cuando yo veía a otros religiosos no pertenecientes al IVE me sentía feliz porque percibía que vivían en libertad de espíritu y no como como nosotros, esclavos dentro de las SSVM, y esto me ponía cada vez más en una situación en la que ya no podía vivir. Entonces las cosas que pasaban, las constantes mentiras en mi contra me cansaban cada vez más y no podía hablar con ninguna de las monjas porque le informaban todo a la superiora, añadiendo también cosas inventadas. Le pedí a mi director espiritual ir a otra congregación, pero me dijo que era contra la voluntad de Dios porque si yo estaba con las Servidoras es porque el Señor quería que yo fuera santa allí y no con otras monjas, y eso sería traicionar la voluntad de Dios. Pero ya no podía vivir más con ellas: todo lo que decían y hacían me daba asco. Así que, en cada reunión con el director espiritual yo hablaba de querer irme y él trataba de persuadirme de lo contrario diciéndome que no podría soportar los cambios, también porque no encontraría nada mejor, porque en todas las congregaciones viven con las mismas reglas y peor aún, no son fieles al carisma de sus fundadores, son progresistas, etc.

    Me trasladaron a otra comunidad donde nunca quise ir y con una superiora incapaz de serlo, y a su vez, manipulada por las otras superioras mayores. La vida empezó a ser cada vez más complicada, porque siempre me ponían en la situación de tener que pelear con las superioras, y yo, para ellas. siempre era una mentirosa: me espiaban día y noche, las monjas «encargadas» de espiarme estaban orgullosas de hacerlo porque se sentían importantes… En la comunidad había tanta envidia y celos hacia mí, porque tenía amigos, (la gente de la parroquia me quería porque siempre estaba ahí cuando necesitaban hablar). En cambio, las demás no eran felices porque se creían inteligentes y nunca tenían tiempo para la gente, porque pasaban todo el tiempo en la computadora haciendo cosas inútiles y a veces escandalosas. La gente enseguida entendió cómo eran las monjas y empezaron a no tenerles mucha confianza, y esto les provocó muchos celos, al punto que las mismas monjas corrieron la voz en mi contra diciendo que estaba enamorada del párroco y de otros hombres. La gente me conocía y no creía en estas «noticias» falsas. Para que no se descubriera que fueron ellas quienes difundieron estos rumores, las monjas dijeron que fue la señora NN quien lo hizo, porque las cosas han quedado en evidencia y la verdad siempre triunfa. Todo esto creaba mucha confusión entre la gente: ver a las monjas comprometidas con hacer el mal… Siempre me espiaban, escuchaban las llamadas telefónicas que recibía para saber con quién y de qué hablaba, tanto que después empecé a decir, sin miedo, a quien llamaba que nos estaban escuchando al otro lado del auricular. Yo ya estaba convencida de salir de ahí pero no me dejaban, y tenían miedo. Yo sabía y había visto demasiadas cosas que podían ser usadas en su contra. Me amenazaron con el infierno si dejaba la congregación y muchas veces me decían que con mi comportamiento (de querer irme) estaba condenando a mis familiares al infierno por mi falta de fidelidad a la congregación.

    Me ofrecieron importantes tareas solo para mantenerme adentro, pero no acepté; me amenazaron con otras cosas; me prohibieron hablar con gente de afuera: amigos, padres… Me enviaron al monasterio de clausura, como hacen con muchas, a rezar por mi «conversión» y perseverancia en mi vocación, porque según ellas, era una tentación. Yo ya estaba al tanto de muchas cosas ocultas que no comunican a los miembros, por ejemplo, los escándalos de Buela, que para ellas era un santo perseguido por la iglesia porque es el único que predica la verdad y la doctrina correcta: «nos persiguen porque tenemos tantas vocaciones que otros no tienen y a la Iglesia esto no le gusta”. Lo escuché muy a menudo. Nunca nadie ha dicho la verdadera razón por la que Buela fue sacado de su cargo, al contrario, iban a visitarlo a escondidas. Empecé a descubrir muchas salidas de sacerdotes y monjas, y descubrí muchos testimonios, y esto me dio mucho valor para salir sin miedo.

    Me hicieron la vida imposible cuando les comuniqué que me iría en breve. Inventaron otras historias en mi contra pensando que me podían chantajear, pero fracasaron. Descubrí que todos los días hurgaban en mis cosas, siempre encontraba un armario desordenado y cosas extrañas como si fuera brujería… Eso no me asustaba, pero cada vez me escandalizaba más con estas actitudes. Un día estaba trabajando cuando me llamaron porque buscaban cartas de amor de mis supuestos amantes, pero no las encontraban y querían ver si las había escondido en las maletas, pero como estaban cerradas con candado, no pudieron revisar. Yo estaba furiosa: tomé mis cosas, las tiré en la maleta y me peleé con esa «monja», y me fui. Ella lloraba porque entendió que perdían si empezaba a hablar sobre lo visto: me pedía que no me apurara, que es el diablo el que me empuja a hacer eso, y que ellas solo quieren mi bien. Esta vez me invadió la ira que me dio el coraje de tomar esa decisión: estaba furiosa, pero no me arrepiento.

    Cuando llegué a casa, mis padres no entendían lo que estaba pasando allí. Les expliqué la situación y no podían creerlo. En casa, sin embargo, no tenía paz porque me encontré con que las monjas venían a mi casa a convencerme de que volviera, me ofrecieron dinero para volver con ellas, me dijeron que fuera con ellas a hacer los ejercicios espirituales para ponerme de vuelta en el camino correcto. Siempre he rechazado todo.

    Entendieron que yo no retrocedería en mi elección; me empezaron a mandar sacerdotes del IVE, me llamaron por teléfono (después de lo cual cambié de número), luego llamaron a mis familiares para decir que tenía que hablar con ellos, intentaron por todos los medios que me «convirtiera» y volviera a ellas, usando incluso tonos y formas agresivas. Uno de los sacerdotes le dijo a un familiar mío muchas mentiras sobre mí para ponerlo en mi contra, para hacerle ver que yo era el problema y que solo estaban tratando de ayudarme. Su comportamiento me hizo sentir mal y decidí contarles a todos mis familiares lo que viví allí. Cada vez que los sacerdotes aún trataban de manchar mi nombre, mis familiares me defendían diciendo: «¿Qué clase de religioso eres si haces cosas obscenas y vives en una mentira?” Los Padres del IVE y las SSVM se dieron cuenta de que les conté cosas a mis familiares y se asustaron de que pudiera seguir diciéndoles a otros, entonces comenzaron a poner en mi contra a los feligreses que me conocían bien. Incluso llegaron a amenazarme a través de mensajes telefónicos diciendo: «Estás enojada porque cambiaste el cielo (es decir, el IVE) por el infierno (es decir, mi familia). Te mereces el infierno y te llevas a tus familiares contigo». A este mensaje respondí con igual desenfreno diciéndoles que ya viví un infierno en su congregación y ahora soy libre y estoy en el cielo.

    No se dieron por vencidos y siguieron amenazándome, enviándome mensajes amenazantes a través de conocidos en común. Me amenazaron con la excomunión de la Iglesia. En ese momento se me acabó la paciencia y le respondí con aire fuerte diciendo que, si no me dejaban en paz, mañana iría al obispo y le contaría todo sobre ellos y serían ellos los que tendrían miedo a la excomunión y no yo. Tuve que mudarme a otra ciudad para estar lejos de ellos y nunca volver a verlos. Pero siguieron buscándome, tenían miedo de mí y de lo que pudiera hacer contra ellos. Mis familiares me informan de todo y a través de ellos he mandado mensaje a los sacerdotes y monjas para que dejen de perseguirme porque mi paciencia tiene límite y pueden tener grandes problemas. No me han molestado desde entonces.

    Trataron de ser amables con mis familiares, me pidieron mi número de teléfono porque «solo» quieren estar en contacto conmigo. Nunca les he dado esta satisfacción.

    Cada vez me doy más cuenta de que esa Congregación es una verdadera y propia secta, tienen actitudes que, para permanecer intactos ante la Iglesia y la gente, destruyen la vida de aquellos miembros que se rebelan y se van.

    Este testimonio mío es una pequeña parte de lo que viví: para contarlo todo en detalle tomaría mucho tiempo y muchas páginas, pero mi intención aquí es mostrar y hacer entender qué tipo de religiosos son los del Verbo Encarnado y cómo son. Pueden arruinar tu vida. Le doy voz a todos aquellos que no tienen el coraje de contar o que ya no tienen la cabeza porque se enfermaron de esquizofrenia y ya no pueden decir nada, como una amiga mía que se enfermó allí e incluso intentó suicidarse queriendo tirarse por la ventana para salvarse de ellos; la atrapamos a tiempo, está viva, pero su vida está arruinada y es joven.

    Cierro aquí esperando que mi testimonio pueda abrir los ojos de aquellos que están “hipnotizados” por la fingida alegría de las monjas y sacerdotes del IVE. Si sientes vocación, sigue otras órdenes o congregaciones que se han fundado hace muchos años, aunque tengan pocas vocaciones, pero al menos, que vivan bien el Evangelio en la libertad de los hijos de Dios, y así serás feliz y te sentirás realizado en la vida. Y sobre todo en la verdad.

    Aclaración:

    Los hechos aquí descriptos por la ex religiosa de SSVM, quien nos ha pedido mantener su anonimato, sucedieron, por autorización suya de ser aclarado aquí, entre los años 2005 y 2014 en Ucrania e Italia.

  • Advertencia por experiencia, segunda parte: «El loquillo»

    Advertencia por experiencia, segunda parte: «El loquillo»

    La primera parte de esta “advertencia” la encuentran en este mismo blog, haciendo clic AQUÍ.

    Con esta segunda edición, lo que quiero simplemente es, advertir a los lectores de buena voluntad, sobre algo más.

    Decíamos que “el que avisa no traiciona”, y cuando yo contaba mi testimonio de abuso en el seminario menor del Instituto del Verbo Encarnado, lo hacía para “avisar”. Cualquier persona de buena voluntad y sentido común lo toma bien; es más, agradeciendo, porque éstas son cosas que, si han pasado, pueden pasar. Pienso en muchos padres que envían a sus hijos con total confianza y desconocimiento.

    En cambio, no faltan aquellos que se lo toman mal, diciendo que publicar estos hechos es un escándalo, y que no se debe hacer, porque el instituto de marras es bueno y hace el bien. Con este tipo de pensamiento, han mostrado la hilacha muchos aficionados al IVE, demostrando con su comportamiento que lo que denunciamos no está del todo alejado de la realidad: síntomas de deriva sectaria, cuando no se puede criticar una institución, y otros etcéteras.

    A mí ya me conocen bien. Y este artículo va especialmente dedicado a los laicos que pertenecen al círculo del IVE, sea porque tienen sus hijos en los colegios o internados (menor y aspirantado), o por su simple cercanía, y se han enterado de mis denuncias. A ustedes, que me conocen, les quiero hoy advertir una segunda vez, sobre algo que quizás ya se han dado cuenta.

    Y es lo siguiente:

    Por experiencia, por haber estado allí desde los 12 años y haber defendido la institución siendo ya profeso, conozco muy bien los apelativos con los cuales se descalifican y desautorizan a los que se atreven a hablar. Loco, enfermo, necesitado de oración, pobrecito, rencoroso, influenciado, desagradecido, e incluso, malvado.

    Lo digo porque me lo han dicho en el seminario. Salió Fulano… “pobrecito; fue víctima del demonio; allá afuera no va a ser feliz; se dejó influenciar por los que nos persiguen; siempre tenía juicio propio; no fue humilde” etc., etc.

    Yo, una vez me lo creí: Había salido un sacerdote del instituto y se había hecho diocesano. Mis compañeros, que se habían enterado antes que yo, y que se lo había contado algún superior, me lo contaron a mí, diciéndome literalmente: “Fulanito enloqueció” …

    ¿A qué voy con esta advertencia?

    Que es muy fácil, (y no menos cobarde), defender la institución atacando a los que la dejan. Simplemente porque la dejan. Y si se atreve a hacer públicas las críticas, ese tal es un perseguidor, y de ahí, todos los
    calificativos imaginables. Como no hay un argumento lógico ni un confrontamiento intelectual, se lo suele calificar de “loco”, haciendo referencia, justamente, a que todo lo que afirme, es fruto de su “delirio”.

    En este mismo blog, AQUÍ, por ejemplo, pueden encontrar un resumen de las características de las comunidades con deriva sectaria. Y una de ellas acierta con llamativa exactitud: el trato que se le da a los que dejan:

    «Un síntoma muy fuerte de sectarismo es tratar con indiferencia, rencor o desprecio a los exmiembros de la comunidad. E inclusive se puede llegar al extremo de tratar con desconfianza a los miembros que mantienen relaciones con las personas que se retiran de la institución».

    Y continúa:

    «Es una actitud demoníaca que golpea muy duro a las personas que durante muchos años entregaron su vida al servicio de la comunidad. ¿Somos capaces de entender esto? De un momento a otro, por el hecho de haber decidido dejar el movimiento, el grupo o la familia espiritual —por las razones que fueran—, los compañeros y los amigos que hiciste ahí te cierren las puertas y te traten con distancia y sospecha.»

    Por experiencia… Sí… por experiencia lo digo. Existe un prejuicio contra el que sale. Yo lo tuve, al menos inconscientemente. Gracias a Dios, siempre me hizo ruido ese aspecto, y terminé percibiéndolo claramente, y ahora me doy cuenta con total conciencia.

    Los argumentos, cuando los hay, suelen ser “ad hominem”, es decir, simples y directos ataques a la persona, sin ningún razonamiento ni autocrítica de lo que la persona denuncia. Así de simple se los sacan de encima.

    ¿Será tu caso, hoy, que te preguntas si lo que Luis de la Calle anda diciendo, es fruto de su imaginación o delirio?

    Quizás no lo piensas, pero te lo han dicho. Lo sé, porque es la línea oficial que se ha bajado desde arriba para desacreditarme y así sacar de circulación las cosas que vengo exponiendo.

    Han preguntado algunos padres de alumnos, qué pasa con lo que dice este blog, con lo que dice Luis, y le han respondido exactamente eso: está loco, está delirando.

    Pues yo les digo que, por lamentable experiencia propia, es cierto: así se quitan las objeciones de los laicos y de los mismos religiosos que preguntan. Con esa cobardía y miseria se escapa a la realidad que deberían afrontar.

    Yo siempre he dado la cara, he dado mi nombre y apellido. No así los comentadores anónimos que, con sintomática reacción sectaria, han saltado a insultarme.

    Me he abierto también al diálogo, dejando incluso mi correo electrónico (luismdelacalle@gmail.com) para que el que quiera me pregunte directamente sobre lo que denuncio. ¿Qué cuesta ir a la fuente, informarse honestamente, dialogar con apertura y respeto?

    Con respecto a las mentiras, lean cómo se cae en un “acostumbramiento” a ellas, en el artículo anterior, cuando se las usa, justamente, para distraer la atención de las objeciones reales y totalmente lícitas que empañarían la imagen idílica, la fachada impecable de la institución y su fundador.

    Con esta segunda advertencia que les hago, por un lado, me defiendo, por supuesto, de las cosas que se afirman solo para desacreditarme. Pero sobre todo lo hago para que los lectores honestos no sean tan ingenuos como para creerles, y se detengan por un instante a ver si lo que vengo denunciando no tiene alguna lógica.

    No se olviden: muchas personas de sano juicio y sentido común ya han agradecido por mi advertencia. Muchos, incluso, han aportado su testimonio, al menos contándomelo como secreto. No caigan en la trampa del sectarismo, por la cual, directamente se anula toda capacidad de juicio personal independiente, faltándote de esa manera a la caridad y al respeto.

    Si alguien, por más dotado y encumbrado que esté, no te permite, por ejemplo, leer un libro en particular… Mala señal. Por algo será. ¿No será que teme que lo leas y llegues a saber algo más? Si realmente te quisiera, te formaría los criterios como para que seas capaz de leer cualquier libro, y puedas discernir con sabiduría y humildad. Pero no. En vez de eso, bajo pretexto de que “te hará daño”, directamente te prohíbe. Extraña libertad.

    En base a mi experiencia…

    Y sí… Porque aun estando adentro, un respetado sacerdote que escribe muchos libros y se lo tiene por referente y autoridad, me decía de no leer ciertos libros, uno en particular que me acuerdo: “Derrota mundial”. Yo incluso me sentía despreciado. Obvio que no le hice caso. ¡Y qué buen libro resultó ser!

    No se dejen embaucar. Busquen la libertad de los hijos de Dios. El libro que yo recomiendo y que vengo resumiendo en este mismo blog, para facilidad de los lectores, no puede ser temible, “diabólico”, como dicen ellos. Si desaconsejan leerlo… Por algo será… Sospechoso.

    Aún si el autor no fuese un sabio, como lo es en este caso, habría que recordar lo que el mismo Santo Tomás de Aquino dice con respecto a la verdad: “Todo lo que es verdad, sea quien sea quien lo haya dicho, tiene su origen en el Espíritu Santo”

    Y para concluir la advertencia de hoy, hablando de la verdad; sigámosles la corriente a los manipuladores, y concedamos que estoy loco: Peor para ellos, porque, como dice el dicho: “Los niños y los locos dicen la
    verdad”

    El Loquillo

  • Advertencia por experiencia

    Advertencia por experiencia

    Quise titular este artículo así: Advertencia por experiencia”, porque me pareció lo más exacto.

    Es una advertencia, es decir, un aviso, para los que están adentro, pero también para los que miran desde afuera y están “a punto de comprar” …

    Y está basada en mi experiencia, lo cual la hace más valiosa, ya que voy a contar hechos reales, históricos y de público conocimiento, admitidos por los mismos superiores encargados.  

    Y hablo por los que no se animan, o no pueden hacerlo. Confío en que este artículo que escribo hoy va a dar sus buenos frutos, de ahora en adelante, ya que “scripta manent” (lo escrito permanece) … y servirá para muchos; no lo dudo.

    Mi advertencia se dirige a los que “están a punto de comprar”; y con esta comparación no quiero banalizar ni mucho menos desacralizar la vida religiosa. Simplemente me pareció muy ilustrativa: cuando estamos a punto de comprar un determinado producto o servicio, lo que solemos hacer es leer los comentarios, informarnos si no ha habido estafas o fraudes, y que no haya casos, por más que sea uno solo, con efectos adversos graves.

    Muchas familias estarán a punto de mandar a su hijo menor de edad, o a su hija menor a alguna de las casas “de formación” del IVE: les quiero advertir, a modo de comentario basado en ciertos hechos admitidos por los mismos “gerentes de la empresa”, que no es una muy buena idea, y que les convendría seguir leyendo este artículo, para hacer las cosas inteligentemente.

    “No todo lo que brilla es oro”, reza el dicho; y yo hoy les confirmo que en el IVE no todo es color de rosas.

    Les cuento que mi caso es ya bien conocido… No soy ningún famoso ni mucho menos. Lo que hice hace algunos años, en el 2016, fue publicar mi historia en un diario de Mendoza, lo cual tuvo gran repercusión en todo el mundo. Sin embargo, ya me conocían muchas familias del IVE, porque estuve allí desde pequeño y hasta hace no mucho, en el 2015, cuando logré liberarme y cambiar mi vida para bien.

    Mi nombre es Luis María de la Calle. Ingresé al seminario menor a los 12 años en el 1997. Allí sufrí un abuso sexual por parte de un diácono que a los meses se hizo sacerdote. Denuncié esta experiencia traumática en el 2005, cuando vencí el miedo, al Padre Gabriel Zapata, solamente de manera oral ya que no me solicitó nada más, teniendo yo 20 años y siendo seminarista mayor de segundo año de filosofía, en San Rafael.

    Más tarde, ya ordenado de sacerdote, hice la denuncia formal por escrito, como corresponde, delante del Obispo de San Rafael, Monseñor Eduardo María Taussig, el cual la tomó y llevó diligentemente a Roma, haciendo todo lo que el Padre Zapata no hizo en su debido momento.

    ¿Qué hizo y qué no hizo el Padre Zapata?

    Lo que no hizo, (y por lo cual acabo de denunciarlo por encubrimiento en la Diócesis sanrafaelina actualmente dirigida por Mons. Domínguez), es llevar mi caso al ámbito de la Iglesia Universal, a la diócesis en primer lugar, y luego
    a Roma, como hizo Taussig. Eso evidentemente no lo hizo.

    En cambio, lo que sí hizo fue comunicar “ad intra” solamente a los superiores del IVE, entre los que estaba de superior general el fundador, el Padre Buela. Y con eso se quedó tranquilo. Ellos sacaron al abusador de Perú donde se encontraba misionando, y lo llevaron a San Rafael, al Monasterio, para que haga penitencia y se rehabilite. A los años ya estaba bastante “rehabilitado”, participando de las reuniones de clero, concelebrando misas en público y votando para el capítulo general del IVE.

    Hasta aquí mi caso.

    Ahora quiero compartir algunas reflexiones importantes, luego de enterarme que muchas víctimas pasan por situaciones parecidas, y el “modus operandi” del IVE no cambia a lo largo de los años.

    Eso en primer lugar: el modus operandi.

    En los pocos años de vida que lleva este instituto, no ha habido grandes cambios en cuanto al modo de llevar adelante las denuncias de abuso, y el trato a los que salen del grupo. Se han comportado y se comportan actualmente, como una secta. Los que salen son mal vistos y se corta toda relación con ellos. Y si hay denuncias o víctimas, los culpables son los que hablan, y terminan siendo los victimarios víctimas, y éstas los delincuentes. Resulta que el escándalo no lo producen los malos, sino los que sufrieron y se animaron a hablar. Todo al revés. Y esto en pro de la institución, para no perder una buena imagen de la obra. A la larga, sabemos que este modus operandi destruye aún más su imagen. Y es justo lo que están cosechando ahora.

    Dentro del modus operandi siempre estuvo la defensa a ultranza del fundador, el Padre Carlos Buela. No les importa si es cierto lo que se dice de él: en todo caso, habrá que cambiar la moral para adaptarla y justificarla a la imagen intocable del fundador. Si besó a un cura, o si anduvo toqueteando a hombres, no estará tan mal; serán “las caricias del abuelo”, -incomprendido, por cierto-, y los denunciantes serán exagerados, puritanos y sembradores de mal espíritu y murmuradores, además de soberbios y desagradecidos.

    Sin embargo, no se sorprendan: “en todas partes se cuecen habas”, como dice el dicho. No nos engañemos con que este síntoma sea exclusivo del IVE.

    Otra reflexión más: no hay que generalizar. Por supuesto, como en todos los ámbitos, tampoco podemos decir que todos sean igual. Yo hago referencia a un modus operandi llevado adelante por ciertos superiores especialmente manipuladores, que suelen rotar y permanecer siempre en sus cargos.

    A propósito de esto último, quiero hacer un llamado al sentido común y generar un disparador de pensamiento libre, que no sea el pensamiento único al cual se nos somete dentro del IVE.

    Es el siguiente interrogativo: ¿Por qué, -y ya después de casi cuarenta años-, siguen yéndose los curas más viejos, y se quedan o entran solamente los jóvenes? ¿No será porque son más manipulables estos últimos, y tienen menos experiencia de vida?… ¿Por qué más de la mitad se han ido? … ¿Por qué esos puestos de influencia, como son los superiores y formadores, están ocupados por jóvenes sin mucha experiencia y sumamente dóciles y obedientes? …

    Hay muchos interrogantes más, pero creo que, para muestra, bastan.

    Si está usted a punto de comprar, le aconsejo que lea también los comentarios negativos que no son tan propagandeados. Sepa que hay muchas víctimas que no saben o no pueden expresarse como lo estoy haciendo yo ahora.

    Sepan que quizás sea yo, Luis de la Calle, el primer ex miembro del IVE que lleve a los culpables de crímenes de abuso sexual y sus encubridores ante los tribunales de la justicia, en el ámbito penal de la República Argentina, y que estamos en pleno proceso.

    Sepan que no lo hago con ánimos de venganza ni odio a nadie, sino todo lo contrario: por compasión de los que están sufriendo allí en este mismo momento, y para evitar futuros daños irreparables.

    Sé que muchos se enojarán por este escrito o por mis acciones, pero también sé que muchos otros agradecerán y compartirán esta visión, al menos, para prevenir prudentemente.

    Lo hago porque yo también tengo dos hermanos en dicho instituto: una religiosa y un sacerdote, y los dos son excelentes personas. Pienso en su bien, tanto moral como psicológico y físico. Así como ellos, conozco muchas personas que tienen las mismas cualidades, y a las que simplemente quiero ayudar.

    No me resulta prudente, como está el IVE ahora, mandar a sus hijos a las casas de menores, como el seminario menor y el “aspirantado” femenino. Porque, aparte de un eventual abuso que se pueda padecer, existe el triste y conocido fenómeno de lavado de cerebro, que comienza justamente a esa tierna edad.

    Como ejemplo para que se entienda: hay muchas personas que no les ha hecho mal consumir suplementos de Herbalife o cualquier otra marca. Pero, con que haya habido al menos uno a más casos de gente que sí le produjo cáncer o algún otro traumatismo, para mí ya es suficiente. No pondría en riesgo, valga la comparación, mi salud ni la de mis hijos.

    El IVE no es la Iglesia. La que goza de notas sobrenaturales es la Iglesia, no el IVE. El IVE forma parte de ella, pero no es de naturaleza divina, sino humana: tan humana como que la fundó el Padre Buela.

    Por lo tanto, alejarse de un ambiente no sano, como mínimo, es lo más prudente. Se puede seguir siendo fieles a Dios y a su Iglesia, desde fuera del IVE.

    Me adelanto a quien diga que en todos lados hay corrupción: sí, muy bien: en todos lados, hasta en la Iglesia de Cristo, hay seres humanos. Por esa misma razón no tienes necesidad de quedarte en el IVE como única opción.

    Conocemos muchas personas que han perdido su salud por quedarse allí mucho tiempo, y para muchas, ya es demasiado tarde.

     

    “Más vale prevenir que curar”, y en lo que nos toca hoy, más vale escuchar
    testimonios
    que mandarse de una.

     

    Les agradezco a los que han leído mi testimonio. Los aliento a investigar más antes de comprar. Y sobre todo los animo a que sean libres. Estamos hablando con libertad, sobre hechos reales, no conspiraciones ni
    calumnias.

    El Padre Buela resultó culpable de 12 casos de abusos demostrados y denunciados. Dentro de poco conoceremos la sentencia. No sabemos si habrá más. Por lo menos, que nos digan la verdad estaría bueno.

    Pueden compartir mi testimonio y ponerse en contacto conmigo para que les explique en primera persona. Es muchísimo más lo que tendría por decir, pero creo que con lo expuesto hasta aquí es suficiente.

    Para más información no duden en escribirme a mi mail: luismdelacalle@gmail.com

    La verdad nos hace libres.

     

    Luis María de la Calle

  • 14 años dentro del CONVENTO de las CARMELITAS DESCALZAS

    Esta es la sorprendente historia de Silvia, una joven Argentina que fue esclavizada durante 14 años dentro del convento de las «Carmelitas Descalzas» de Nogoyá – Entre Ríos.

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