Etiqueta: Abuso de autoridad

  • Las autoridades de la Iglesia se desentienden y no responden: ¿Qué hacer entonces?

    Las autoridades de la Iglesia se desentienden y no responden: ¿Qué hacer entonces?

    Noticias de abusos en la Iglesia nunca faltan, y menos en estos últimos tiempos.

    Los casos del obispo Zanchetta y del reciente Padre Rupnik son un actual e innegable ejemplo.

    Evidentemente, la Iglesia ha tomado una política de callar y encubrir casos que, a todas luces, es la peor. ¿Acaso disminuirán el escándalo por esconderlo? Sabemos que es todo lo contrario: el escándalo aumenta cuando se ocultan y encubren los casos.

    Y la máxima autoridad en la Iglesia lo sigue haciendo: Ya lo hizo con Zanchetta; ahora lo hace con Rupnik.

    Hoy queremos dar a conocer a nuestros lectores esta lamentable política que se viene aplicando, y que no es en absoluto distinta a la utilizada con el fundador del Verbo Encarnado, el Padre Carlos Miguel Buela.

    Contacta una de las víctimas del jesuita Ivan Rupnik con el portal italiano Left para contar que ella y otras tres monjas de la congregación del sacerdote artista escribieron sendas cartas al Papa, cartas que nunca recibieron respuesta.

    El Papa Francisco recibió cuatro cartas de otras tantas ex monjas de la comunidad del comisariado. “Una era mía”, dice la víctima que se ha puesto en contacto con Left, y que ofrece un extracto de la misiva: “En los últimos años las pocas vocaciones de la Comunidad de Loyola han venido sobre todo de Brasil y África. Son niñas frágiles por cultura y por historias personales muy complejas y dolorosas, que pueden quedar atrapadas más fácilmente en relaciones de dependencia y sumisión absoluta, según una forma malsana (tanto desde el punto de vista religioso como antropológico) de concebir el valor y la práctica del voto de obediencia y del propio carisma comunitario, entendido como «disponibilidad a los Pastores”.

    Cada vez es más evidente que “la adicción y el maltrato psicológico son muy difíciles de probar y que por ello se configuran como una forma de maltrato aún más grave”, prosigue la exmonja. Un dolor silencioso, que hace a la víctima aún más frágil y expuesta porque no es creída, no reconocida; o porque se considera responsable de su condición.

    El Papa Francisco nunca contestó a esta o a las otras tres cartas. Además, denuncia la fuente, “llevamos meses esperando el resultado de la investigación de Libanori, el jesuita encargado sobre el proceso a Rupnik, sobre la Comunidad de Loyola”.

    Un silencio inexplicable. «Hoy la Comunidad Loyola prácticamente ya no existe, pero sabemos que la fundadora, Ivanka Hosta, y sus seguidoras se han mudado a Braga en Portugal”, aclara la víctima anónima citada por Left. “Aquí, a pesar de la investigación y todas las prohibiciones que siguieron, hubo un intento de que una niña brasileña tomara los votos perpetuos. Su hermana está desesperada porque se dio cuenta de que todo es una estafa y está muy preocupada porque le impiden contactarla. Aquí también está toda la dinámica de una secta: ha habido un alejamiento de la familia que no es del todo voluntario, hay un impedimento para cualquier contacto con el mundo exterior, hay una situación de fragilidad interior, y hay dudas que han llevado a esta chica a un paso de rendirse. Dudas que desaparecen con mucha culpa por haber vacilado, frente a algunas de las figuras de autoridad, figuras claves de la Comunidad Loyola”.

    Al igual que estas monjitas, nosotros también seguimos esperando la justicia del Vaticano con el Padre Buela y un saneamiento de su “fundación”. Mientras tanto… ¿qué hacer?

    Por supuesto, no sólo esperar, sino, sobre todo, continuar.

    Continuar con las denuncias, seguir con la política acertada de dar a conocer la inmoralidad de los inmorales y procurar la correspondiente justicia; denunciar en los tribunales civiles, no dejar de escuchar y defender a las víctimas, en simples palabras: seguir haciendo lo que venimos haciendo en este blog.

  • Un análisis imperdible sobre los abusos en la Iglesia

    Un análisis imperdible sobre los abusos en la Iglesia

    Creo que casi todos los lectores estarán al tanto de las distintas y recurrentes noticias de abuso sexual dentro de la iglesia, y no se estarán desayunando con ninguna nueva sobre este desagradable tema.

    Hoy queremos ofrecerles un artículo de Domenico Marrone que nos ha parecido excelente en su análisis, y muy actual con lo que respecta al caso Rupnik, el más actual y escandaloso del decadente pontificado de Francisco. Los dejamos con el texto:

    En el ámbito eclesiástico, en los últimos años se han registrado abusos sexuales y abusos espirituales, entendidos como el ejercicio del poder, la sumisión y la dignidad vulnerada, explotando la fe de la víctima como contexto de cobertura. El caso Rupnik nos ha dejado atónitos e incrédulos.

    El asombro también lo determina el hecho de que estamos en presencia de un artista talentoso y de renombre internacional. Picasso afirmó que «el arte tiene el extraordinario poder de sacudir el polvo acumulado en la vida cotidiana del alma». Creemos en esta afirmación, pero, al mismo tiempo, sentimos que nuestra alma está como abrumada por una tormenta de arena y polvo.

    El caso Rupnik

    Entendemos el poder que está en manos del arte y los artistas. El verdadero artista tiene una sensibilidad particularmente desarrollada y su genio se realiza a través de un análisis social, civil y religioso muy profundo y agudo. El artista es un intelectual con un papel que conlleva una gran responsabilidad humana y social.

    El artista es el vocero de pensamientos éticos, religiosos, sociales y humanos que pueden ayudar a construir un mundo mejor alrededor de las personas. La del artista es una verdadera misión comunitaria. Los artistas pueden ayudar a ser más felices y a redescubrir un entusiasmo positivo capaz de cambiar a las personas desde dentro.

    Entendemos cuál debe ser el papel ético del artista y qué importante responsabilidad social tiene que gestionar. En el caso Rupnik surgen cuestiones de no poca importancia: ¿rechazar las obras de los artistas inmorales? ¿Atribuir la ética del autor a sus obras? ¿Es correcto disfrutar de obras de arte hechas por personas inmorales? Éstas son solo algunas de las preguntas que abrumadoramente surgen ante el lamentable caso.

    Sentimos el desenlace dramático de una arrogancia prometeica disruptiva y devastadora de una concupiscencia insaciable y lujuriosa de un solo hombre, encerrado en la prisión de un narcisismo trágico, en un vano intento de ponerse en el lugar de Dios usurpando su poder. Estamos en presencia de una decidida perversión del espíritu y/o del enmascaramiento de una perversión sexual (y las dos cosas suelen coincidir). Estamos en presencia de una mística orgiástica.

    Abuso: un incesto espiritual

    Inmediatamente debemos señalar que los abusos perpetrados tienen un rasgo que puede calificarse de incesto espiritual. De hecho, fueron cometidos -si se establece la imputabilidad- precisamente por quien debería haber sido la transparencia encarnada de la paternidad de Dios y la maternidad de la Iglesia para aquellos de quienes en cambio abusó escandalosamente.

    Y tales abusos son también espiritualmente orgiásticos, siendo el protagonista también un hermano en la misma fe por su común bautismo. Justificó las acciones desviadas en sus ojos. Abusó del papel de «padre espiritual» para imponer actos eróticos a personas subyugadas y sin libertad.

    También se hace referencia impropiamente a una excomunión latae sententiae para la absolución del cómplice. Pero ¿se puede considerar cómplice a una persona sometida y no libre? ¿No sería más apropiado hablar de violación y uso fraudulento, con el único fin de obtener ganancias sexuales, del discurso religioso, de teología desviada y corrupción de las almas? Necesitamos deconstruir las «justificaciones» de la casuística hipócrita.

    Si nos limitamos a la indignación (y esto es necesario, ante tal acumulación de escándalos internos), si nos conformamos con explicaciones psicológicas o psiquiátricas (que en todo caso son parte del problema), corremos el riesgo de perdernos lo esencial: el vínculo directo entre el abuso espiritual y el abuso sexual.

    Los depredadores sexuales operan dentro de las estructuras eclesiales sobre almas inocentes sedientas de Dios, no fuera, al margen de las sexualidades imposibles, sino al contrario en el seno de sus misiones religiosas.

    Estos escuchan confesiones, dirigen las conciencias para torcerlas mejor y devolverlas a sus perversiones. Se aprovechan de su ascendencia religiosa, de su posición de dominio (fundador, sacerdote o en todo caso «padre espiritual») para practicar no sólo violaciones de la conciencia, violaciones de la inocencia, de la frescura del alma, del cuerpo y del espíritu, sino también para justificar todo esto en nombre de la religión.

    Perversión de la palabra religiosa

    Entonces se comprende mejor por qué la perversión sexual interviene en el proceso de perversión del discurso religioso: se necesita el dominio espiritual sobre un alma inocente para corromperla; se necesita el poder del secreto religioso y la iniciación en los misterios de Dios para conducir a las víctimas a esa muda impotencia; se necesita el poder de la gracia de Dios para borrar todo. Este uso de Dios para fines de humanidad diabólica mantiene al pervertido en la ilusión de una justificación diferente, de una «relación especial» que estaría más allá de las reglas morales.

    Es sobre todo una perversión espiritual. La víctima debe consentirlo. La violación se convierte en una “relación especial”. La moral se desvanece en favor de la «misión». Para pasar la repugnante página de los abusos, la cuestión de la manipulación espiritual en la Iglesia todavía necesita ser abordada, a través de sus instrumentos (confesión, dirección/acompañamiento espiritual), sus discursos.

    Incluso más allá de las flagrantes perversiones, estas herramientas siempre deben manejarse con precaución, y los discursos deben hacerse con el mayor respeto por las personas y la mayor consideración por la integridad (espiritual, psíquica y física) de las personas.

    ¿Cuál es la relación entre el abuso espiritual y el sexual? El abuso espiritual y sexual están estrechamente entrelazados. El abuso espiritual es a menudo la estrategia de preparación, es decir, la estrategia de iniciación del abusador para prepararse y justificar el abuso sexual.

    Abuso espiritual

    En comunidades organizadas jerárquicamente o en relaciones donde hay un superior y un subordinado, siempre existe la posibilidad de conflictos. En la búsqueda de una definición adecuada de cuándo se produce un abuso de poder, de autoridad o espiritual, es necesario ante todo advertir que cualquier dificultad con el respeto a la autoridad en la jerarquía eclesiástica no es ya en sí misma un abuso.

    Hablamos de maltrato espiritual cuando en un contexto religioso se rebasan los límites de la dignidad de la persona, que el Creador ha trazado para el hombre como persona, de tal forma que se restringe su espacio vital físico, espiritual e íntimo. Esto ocurre de manera manipuladora y sin el consentimiento del individuo, para que bajo el pretexto de la espiritualidad en el sentido más amplio de la palabra sea humillado o anulado.

    El límite del abuso es cuando la persona en el cargo de superior abusa del poder y la autoridad para satisfacción personal e ingresa al espacio íntimo y espiritual de la persona subordinada, utilizando diferentes formas de manipulación e intimidación.

    La primera característica del abuso espiritual es la violación de los límites. La violación de los límites espirituales viola la privacidad de una persona. La persona pierde el espacio de protección que merece su dignidad. Aquí tienen lugar las cosas más íntimas de la vida espiritual. En las comunidades, esto, aterradoramente, a menudo toma la forma de un acompañamiento que se ofrece, incluso se permite, solo dentro de la comunidad.

    Aquí se fusionan las áreas del foro interno y del foro externo, estrictamente separadas por el derecho canónico. Las estructuras incestuosas se desarrollan muy fácilmente en las comunidades.

    Toma el lugar de Dios

    Según Klaus Mertes, el abuso espiritual se basa en una profunda confusión en la relación entre el guía espiritual y la voz de Dios, lo que puede dar lugar a las siguientes anomalías. El superior o compañero confunde al subordinado para que éste lo confunda con la voz de Dios. Una segunda posibilidad es que el mismo superior o compañero sustituya la voz de Dios. En cambio, una tercera variante de abuso espiritual conduce a la sustitución combinada de roles de las dos primeras posibilidades. Esto quiere decir que el superior se considera enviado por Dios en quien el subordinado debe creer y seguir, pero el mismo subordinado también lo ve bajo esta luz.

    Este tipo de abuso puede incluir manipulación y explotación, imposición de responsabilidades falsas, censura de decisiones, demandas de secreto, coerción, control bajo el disfraz de la voluntad de Dios, demandas de obediencia, subrayar la posición excepcionalmente privilegiada o sublime de los subalternos, el aislamiento como un instrumento de castigo, superioridad y elitismo.

    Es característico del abuso espiritual que la persona superior lesione al sumiso en el ámbito de su autonomía personal y libertad en un contexto religioso. Este abuso puede manifestarse en forma de abandono espiritual, donde la persona subordinada es privada de las posibilidades de crecimiento espiritual, como manipulación espiritual o como violencia espiritual.

    Un tipo de comportamiento sutil y oculto es propio de la manipulación espiritual, donde la persona subordinada es engañada, recibe información incorrecta sobre su comportamiento, para que no se dé cuenta de que le están quitando su autonomía, es decir, su libertad personal.

    En la violencia espiritual hay un control total del otro que debe seguir las indicaciones, aceptar los ideales presentados, limitar severamente los contactos con los demás, someterse al control en la vida cotidiana, por ejemplo, en la comunicación con los demás. Tal forma de abuso puede durar mucho tiempo hasta que la persona subordinada reconoce su autoridad y poder al superior, es decir, hasta que logra escapar del círculo de cautiverio.

    Los abusos espirituales, de los que la Iglesia sólo en los últimos años ha tomado conciencia de manera más integral y completa, pueden afectar al individuo o a las comunidades. Ocurren en un ambiente de fe, donde bajo el pretexto de escuchar a Dios, representado por el guía espiritual o superior, ejerce poder sobre los demás.

    Violencia sexual y violencia espiritual

    El abuso espiritual puede relacionarse con el abuso sexual y puede ser un preludio del mismo, aunque esto no es una regla. Ambos pueden manifestarse como formas independientes de abuso. La característica de ambos es la relación asimétrica entre el responsable y el subordinado, por lo general se trata de abuso espiritual en sistemas cerrados con una organización estrictamente jerárquica.

    Aquí se debe enfatizar que la violencia sexual en un contexto religioso es difícil de entender sin conocer la naturaleza y el contexto de la violencia espiritual. Las personas frágiles y en riesgo que son presa fácil de este tipo de abusadores, son especialmente los novatos en las comunidades religiosas, los conversos, las personas con ideales elevados, las comunidades carismáticas y religiosas con reglas confusas sobre el papel de los miembros individuales y los órganos de gobierno.

    La principal característica del maltrato espiritual es la pérdida de la autonomía espiritual personal, por lo que el maltratador desprecia a la víctima, la manipula y ejerce violencia contra ella. Aquí siempre está en evidencia la pregunta por Dios y la fe, por lo que se abusa de lo que es de Dios en la relación con el otro para satisfacer necesidades personales.

    Al igual que el abuso sexual, la dinámica del abuso espiritual también es tal que posteriormente la víctima, si no procesa los traumas, puede convertirse en perpetrador del abuso y asumir sin saberlo los modelos de comportamiento de los abusadores, repitiendo en el rol de gobierno lo que ha sufrido como víctima.

    ¿Cuáles son las causas del abuso contra la mujer? El primer requisito es un desequilibrio de poder. Las mujeres adultas a menudo son abusadas en las relaciones pastorales. El adicto suele tener una confianza enorme en el agresor, puede ser manipulado. El agresor utiliza el poder para transformarla en un objeto con el que puede hacer lo que quiera.

    En el caso de los sacerdotes entra en juego el exceso de poder sobre las mujeres. Las mujeres piensan: «Estoy bien cuando sirvo y no digo ‘yo’ demasiado alto». El abuso sexual a menudo no se trata de la satisfacción de impulsos, sino más bien de la necesidad narcisista de manipular a una persona hasta el punto de quebrantar su voluntad.

    De la confianza a la agresión sexual

    El abuso viene lentamente, no sucede de inmediato. Los atacantes generan confianza y se vuelven indispensables. Le dicen a la víctima que ella es la persona más importante en la vida y empieza a creérselo y se vuelve adicta. Sólo entonces se producen los ataques. Los afectados ya sienten que esto no es bueno para ellos, pero su percepción está tan anulada que ya no pueden encontrarle sentido.

    En las comunidades, los miembros se encierran en sí mismos y esto resulta en intimidación y aislamiento. Y de repente no queda nadie para que el afectado cuente lo que está pasando. Los atacantes les dijeron cuál era la voluntad de Dios para ellos y tenían que obedecer.

    Es difícil definir el abuso sexual; hay varios intentos de una definición especializada. El concepto de abuso (del latín, abusus) en el sentido más amplio del término significa una actividad o acto contrario a las normas sociales vigentes, a las normas humanas generalmente aceptadas y contra la dignidad de la persona humana.

    Indica la explotación de su condición para beneficio personal o para una acción ilegal que causa daño material o inmaterial a sí mismo y a los demás. Es el uso incorrecto o negativo, es decir, el abuso de la propia condición en contraposición a la finalidad del cargo encomendado. El abuso se caracteriza porque su acción es planificada e intencional, lo que también se aplica a la dinámica del abuso sexual.

    El abuso sexual es cualquier acción no verbal, verbal o física que atente contra la dignidad y traspase los límites de otra persona de cualquier edad o género con el propósito de lograr placer sexual o perpetrar violencia. Es todo contacto o interacción física, acción visible, verbal o psicológica entre un menor y un adulto, o entre dos adultos, cuando el maltratador utiliza al otro contra su voluntad como medio de excitación sexual.

    Trauma y poder

    La violencia sexual es una de las experiencias existenciales más traumáticas y deja profundas heridas. Cuando hablamos de violencia sexual, primero pensamos en la violación, que sin embargo representa solo un aspecto mínimo en el contexto de este tipo de violencia. La mayoría de los abusos son otros mecanismos anteriores de dependencia en las relaciones y la demostración de poder sobre víctimas particularmente seleccionadas.

    Sólo cuando miramos la experiencia interior de la víctima, con la que el agresor se comporta como ella no quiere, nos damos cuenta de que se trata de violencia. En esta condición la víctima no logra desarrollar ni reconocer su propia voluntad, y menos aún hacerla valer.

    Las experiencias de los psicoterapeutas atestiguan que en todos los casos de abuso sexual hay una larga preparación que comienza en primer lugar en la fantasía del abusador. En primer lugar, el abuso sexual es un abuso de confianza, es decir, un abuso sentimental, que sólo puede alcanzar el nivel físico en un paso posterior, como es propio en particular de los miembros de la familia o de quienes abusan entre las filas del clero, que goza de gran confianza entre la gente. El abuso a largo plazo, aunque sea sólo sentimental, y la adicción a las relaciones pueden tener consecuencias incurables.

    Cuanto más dura el abuso, peores consecuencias deja para la víctima, dañándola espiritualmente hasta el punto de no poder vivir con normalidad. La víctima, que para el maltratador no es una pareja de igual a igual, sino un puro objeto sexual, es asaltada por graves sentimientos de culpa y vergüenza, por lo que suele presentar trastornos alimentarios y dificultades para cumplir con los deberes cotidianos, el sueño y las relaciones en general.

    Por lo general, la víctima ve en escapar de la trampa su salvación, pero el escape solo puede ser interno, frente a sentimientos de culpa personales, y no frente al abusador. La huida del cuerpo, de la condición y de la experiencia personal lleva a la persona maltratada al extrañamiento de sí mismo y a la soledad, lo que puede llevar a tal confusión que ya no permite una evaluación correcta de las propias percepciones, ni confiar en ellas.

    Los perpetradores de violencia sexual a menudo son adictos a la sexualidad. La adicción es una enfermedad caracterizada por la repetición y agravamiento de conductas nocivas. Las características de la adicción son la embriaguez, la repetición y el aumento de la dosis, los excesos y las caídas del humor, la incapacidad para detener la conducta patológica a pesar de la conciencia de su nocividad y la reacción de abstinencia. La persona adicta nota la conducta dañina y quiere parar, pero fracasa, porque de lo contrario viviría una crisis de abstinencia.

    No casos sino una cuestión estructural

    La violencia sexual no es sólo una cuestión de casos individuales, sino un fenómeno generalizado y un problema estructural. En ocasiones, las instituciones eclesiales han ofrecido un entorno propicio para ejercer la violencia sexual y ocultar a los perpetradores contra jóvenes y adultos de ambos sexos que, bajo el pretexto de la espiritualidad y la vida de fe, han abusado del cargo y la autoridad encomendados para ejercer el poder y descargar sus impulsos sexuales en niños, jóvenes y adultos.

    Un gran desafío para la Iglesia es el reconocimiento de la culpa y la aceptación de la responsabilidad. Ocultar el problema debe ser cosa del pasado: se necesita honestidad, verdad y transparencia.

    Concluyo volviendo a la pregunta inicial sobre los criterios de valoración del arte. Cada vez que salen a la superficie las turbias fechorías de los ídolos del panteón del arte, uno se pregunta: ¿es correcto separar la obra del artista?

    Detrás de la cándida efigie de alguien que ha hecho de la pureza y de la sublimidad el principio de sus creaciones parecería en efecto esconderse un alma muy limpia. Los hechos que se han conocido han arrojado luz sobre los lados oscuros de una personalidad ambiguamente siniestra, que supuestamente explotó su autoridad para ejercer un control perverso sobre el cuerpo y el alma de las mujeres. De ahí la inquietante hipótesis de los actos sexuales consumidos sin su consentimiento.

    La imagen de Rupnik y su producción artística

    Luego viene la gran pregunta que es difícil de responder en monosílabos: ¿es correcto que esto repudie, en retrospectiva, el invaluable legado que este artista del mosaico ha donado a la historia del arte sacro mundial? ¿Es legítimo condenar sus tan alabados mosaicos, ahora que su imagen se ve comprometida por supuestas (o ciertas) acusaciones de abuso sexual y espiritual? Después de la noticia de los abusos, ¿es realmente posible, por tanto, poder contemplar sus mosaicos con el corazón alegre, sin dejarse arañar por una sensación de malestar por los abusos cometidos por el autor? ¿Se puede omitir este “detalle” de su vida privada?

    Mantener el foco en el producto creativo más que en el autor, ¿no significa acaso abdicar de la responsabilidad educativa y de la influencia que el arte y sus representantes ejercen en la vida de sus usuarios? ¿No sería adecuado tomar distancia para evitar que tales abusos se legitimen?

    De hecho, si en los últimos años ha crecido la conciencia en el debate público sobre actitudes que ya no se normalizan como en el pasado, habiendo cambiado -afortunadamente, añadiría- los estándares de aceptación en los circuitos artísticos, es difícil aceptar que lo que amamos es hijo de distorsiones debidas a personalidades autoritarias que se esconden detrás de una creación artística que ha atemperado nuestro gusto a lo largo de los años y trazado nuestras coordenadas en la geografía de la producción artística.

    Por lo tanto, si defender el arte por el arte significa hacerlo en detrimento de sujetos violados en su dignidad humana, además de físicamente, tal vez deberíamos repensar los límites de nuestra aceptación. Deberíamos escuchar a quienes no se sienten a gusto con ese encanto tan idolatrado en sus mosaicos. También tenemos el deber de diseccionar los efectos de esas obras en la comunidad eclesial y cuestionarnos.

  • Los doce casos de abuso del Padre Buela

    Los doce casos de abuso del Padre Buela

    Titulamos el artículo de hoy de una manera llamativa, porque son doce los casos que hoy por hoy se han registrado acerca del fundador del Instituto Verbo Encarnado, el Padre Carlos Buela. Y como muchos no conocían este puntual dato, lo ofrecemos al público citando una importante revista de antropología y cultura cristiana de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en su última edición, la número 102 escrito por la socióloga Sofia Brahm.

    El texto completo de dicho artículo de sumo interés y profunda investigación titulado “La Iglesia en Latinoamérica frente a los abusos eclesiales” lo pueden encontrar en la revista Humanitas, como dijimos, en su último número, haciendo clic AQUÍ para descargar o leer online. No tiene desperdicio.

    Nosotros recogemos en este breve artículo solamente la parte que hace referencia a dicho fundador, para dar a conocer información de público conocimiento ya imposible de ocultar. Los superiores del IVE se han estado empeñando en no hablar del tema y buscar complicadas explicaciones a los casos adjudicados al Padre Buela. Pero esto ya no es más posible.

    Agradecemos, junto con la autora Sofía Brahm, la valentía de las víctimas que cada vez con mayor fortaleza y sinceridad se animan a hablar, tanto a nivel eclesial como civil, a través de los distintos canales de información, como es el presente blog.

    «Gracias a la valentía de muchas víctimas hemos podido constatar, horrori­zados, el daño causado y el hecho de que no lo supimos ver y que muchas veces fui­mos nosotros mismos agentes de silenciamiento», dice la autora.

    En el apartado “La realidad de los abusos en la Iglesia latinoamericana y el caso de los institutos religiosos” Sofía Brahm nos trae a colación los distintos y ya conocidos casos de fundadores de institutos religiosos:

    “Destacados son los casos de Argentina, que a la fecha contabiliza alrededor de 85 sacerdotes acusados de abuso; de Chile, que suma casi 200 casos, y de Colombia, con poco más de 100 sacerdotes con denuncias”.

    Y continúa:

    “Debe constatarse, lamentablemente, que los hechos más salientes de abuso dentro de la región han sido cometidos por fundadores o líderes de institutos religiosos. Tal es el caso, por ejemplo, del mexicano Mar­cial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, quien falleció en 2008 después de haber sido condenado en 2005 por la Congregación para la Doctrina de la Fe por abuso sexual de al menos 60 seminaristas. Según un informe actualizado en marzo de 2021, los Legionarios reconocerían actualmente a 170 menores víctimas de abusos sexuales cometidos por 27 sacerdotes de la congregación entre 1941 y 2019”. Cita la fuente AQUI

    “En Argentina se tiene el caso del Instituto del Verbo Encarnado, donde la Santa Sede formuló cargos en 2016 contra su fundador, Carlos Buela, quien a la fecha acumula 12 acusaciones de abuso sexual”.

    Yendo al final de la reflexión, los dejamos con una última idea clave del artículo: la importancia de hablar; la importancia y necesidad de compartir testimonios y darlos a conocer:

    “La experiencia internacional nos muestra que los casos que salen a la luz pública son generalmente la punta del iceberg del abuso eclesial, el que siempre está rodeado de tabúes, y las víctimas muchas veces viven en soledad y silencio. Generalmente, tras cada vícti­ma de abuso sexual, hay muchas otras que sufrieron el mismo daño y no se atrevieron a denunciar, y cientos que, sin ser directamente abusadas en el plano sexual, sí fueron víctimas de manipulación, abuso de concien­cia y abuso de poder de parte de los mismos ofenso­res” …

    Doce son los casos que hasta ahora se han adjudicado a Buela. Pero siendo que suele ser sólo «la punta del iceberg», no nos sorprendamos si más adelante las cifras aumentan.

    Por eso, estimados lectores de nuestro blog, ya no se escandalicen más cuando alguien se atreve a contar su historia, haciendo un esfuerzo enorme. En vez de criticarlo, agradézcanle, ya que está haciendo un gran bien a la iglesia y a la sociedad.

  • Mano de obra barata

    Mano de obra barata

    Si algo ha estado saliendo a la luz últimamente sobre el Instituto del Verbo Encarnado (IVE) y las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará (SSVM), es la falta de responsabilidad profesional e institucional, con testimonios tremendos que parecen imposibles y difíciles de creer, pero que reflejan la cruda realidad, como, por ejemplo, el del Señor Luis Baudry que nos compartió su experiencia sobre la falta de título universitario.

    Los hechos son testarudos, como decía Lenin. Y lo que aquí damos a conocer son HECHOS. Que alguien refute, por ejemplo, el hecho de la no validez de los estudios realizados en el IVE para la sociedad, y que lo demuestre en los comentarios, si quiere.

    El uso y abuso de los miembros como fácil y barata mano de obra es otro de los escándalos que salpican a esta organización en decadencia. Algún rabioso defensor a ultranza del Padre Buela y de su “obra” saltará enfurecido diciendo que estamos “calumniando” y buscamos sólo la destrucción. Sin embargo, presten atención, y quien quiera enterarse, que se entere: lo que viven muchas monjitas y seminaristas allí adentro es un verdadero y literal abuso de su “docilidad” a los votos, sobre todo los de obediencia y pobreza. Con esta herramienta “religiosa”, (excusa, manipulación), justifican todo su extenuante y económico “apostolado” (activismo-negocio). Próximamente publicaremos nuevos testimonios que nos van a dejar con la boca abierta. Por ahora les anticipamos el tema.

    “Vida religiosa” la llaman, pero para la religiosa que no tiene tiempo ni de hacer su “obligatoria” Hora Santa (adoración al Santísimo), y, si la hace, se duerme, -porque tampoco para el sueño tiene tiempo-, no es exactamente “vida religiosa”; más bien, como nos han escrito en privado, lo que viven allí, en los hogares de caridad y hospitales, por ejemplo, es propiamente un desgaste constante, sin obra social para cuidar de su salud, sin ninguna consideración ni a su persona ni a su profesión religiosa, que le exigiría tiempo para rezar y clausura para descansar. Nada de eso existe: por el contrario, tienen que “hacer apostolado”, “obedecer”, “no tener juicio propio”, y seguir para adelante, con la convicción de que las que se fueron, (explotaron, se enfermaron o se dieron cuenta), “no se la aguantan”, “son traidoras”, “fueron infieles”, “eran soberbias” “se juntaron con Olivera o Luisito”, “tenían mal espíritu” … etc. Etc.

    A todo esto, llamamos “mano de obra barata”. Porque no tienen empleadas, sino religiosas, y de este modo se ahorran bastante… muchísimo, en verdad. Y como las “vocaciones” son numerosísimas, (las que entran y las que salen), pues entonces, el negocio es redondo.

    Podrán contar con bastantes meseros y meseras para las famosas “jornadas de los jóvenes y de las familias”, y con muchas limpiadoras para los mugrientos recintos de los seminaristas. Contarán con suficientes muchachos para armar gratis las famosas carpas de eventos, que, contratando mano de obra especializada, les costaría un alto presupuesto cada año.

    Y si a esto le agregamos el condimento de “pobreza”, mejor aún: podrán recaudar una buena suma de dinero cada año en “limosnas” y “salidas económicas”. Cuanto más religiosos pidan, más ingresos verán. Pero no se confundan: no es para el bien, la salud y el futuro de estos pobres esclavitos y esclavitas. De hecho, si algún día salen de la secta, le dirán: “agua y ajo, querido. Pusiste la mano en el arado y ahora mirás atrás: problema tuyo”.

    Con ejemplos como éstos, y muchos más que obviamos por razones de espacio, los del IVE se ahorran mucho dinero, a costa de las espaldas y la salud de cientos y miles de “vocaciones” que pasan, continúan por un tiempo, o siguen de largo. Los superiores, por cierto, salieron ganando.

    La gran pregunta es: ¿Por cuánto tiempo más les seguirá resultando un buen negocio y una praxis barata, si cada vez son más los que se van dando cuenta de estas irregularidades y faltas de profesionalismo, y deciden demandarlos civilmente?

    Desde este humilde blog informativo les recordamos que “lo barato sale caro”.

    Administradores

  • Impactante testimonio de una ex servidora

    Impactante testimonio de una ex servidora

    Estimados lectores:

    Comenzamos un año nuevo con un nuevo testimonio; de verdad impactante, digno de leerse y compartirse, ya que nos venimos a enterar de cosas realmente nuevas para nosotros mismos. Desde el Equipo de Administradores de este blog, agradecemos de corazón a quien nos lo hizo llegar de forma anónima, y aprovechamos para alentar a todos los que quieran colaborar contando su experiencia, a que lo hagan y no tengan miedo, ya que, haciéndolo, podemos estar ayudando enormemente a muchas personas.

    En la categoría «testimonios», pueden encontrar agrupados todos los testimonios de las personas que ya han querido hablar, al menos, como hemos dicho, de forma anónima, para guardarse de cualquier problema que pueda surgirles.

    Sin más, los dejamos con el presente testimonio que nos ha impactado profundamente:

    Mi experiencia con el IVE empezó cuando entré al “aspirantado” donde pasé dos años no tan tranquilos, ya que desde ahí empezaron a “lavarme el cerebro” con sus educaciones internas. Ya éramos consideradas miembros de la congregación y estábamos obligadas con voto de obediencia (extrema) aunque no lo habíamos profesado. En el noviciado la «formación» era muy dura; había una formadora muy desequilibrada psicológicamente y cada pequeño error o palabra dicha de forma equivocada era motivo para regañar y castigar a las novicias. Si una novicia estaba triste por cualquier razón o no estaba muy atenta a las cosas que decían las superioras, el castigo psicológico más fuerte consistía en quitarte la cruz (que es parte de tu hábito) para que todas las novicias y monjas supieran que estabas castigada por algo, y así nadie te hablaba.

    Mi experiencia fue mucho peor, aunque nunca me quitaron la cruz a pesar de que estaba en contra de muchas cosas. No sé por qué, pero yo fui la favorita de una superiora que me adoraba. Me dieron la oficina de finanzas de la casa cuando era apenas una novata. El oficio incluía el manejo del dinero de la comunidad, las «compras» (que prácticamente no se hacían) y la mendicidad, que era lo más humillante. Todas las novicias divididas en grupos iban al mercado, a las tiendas, a pedir comida. La gente se compadecía al ver a las monjas muy jóvenes pidiendo comida, daban lo que podían a sus expensas a pesar de que solo eran empleadas, otros en cambio insultaban diciendo «tú eres joven, también podrías trabajar y ganarte tu propia comida». Y tenían razón. Yo no soportaba esto y me resistía mucho, pero te tenías que ir a casa con las maletas llenas, si no, te regañaban porque no hacías bien tu trabajo. Había que pedir a los benefactores todo, hasta el papel higiénico. El dinero de la comunidad se gastaba en tonterías, es decir, coca-cola, papas fritas, queso, cerveza… lo que fuera necesario para hacer «stuk», una especie de fiesta de pijamas donde comías de todo, hablabas y jugabas.

    Una vez, cuando era «ecónoma», me acusaron falsamente de esconder dinero de las superioras, por lo que me trataron mal y nunca pidieron perdón por la falsa acusación.

    Otra vez fui testigo de lo peor: dos monjas, la superiora y su ecónoma, amigas íntimas en relaciones enfermizas, las encontré en una sala donde nadie entraba, dándose caricias. Yo entré porque tenía que buscar algo que se encontraba allí; entré silenciosamente porque era la hora de la siesta, pensando que descansaban, y yo no quería molestar. Ellas no se dieron cuenta que yo abrí la puerta, y cuando las vi en esa escandalosa situación, golpeé la puerta fuertemente para dar a entender que las había visto darse esas «caricias».  No me miraban ni hablaban por varios días. Yo lo conté a otra hermana de la comunidad y ella ya lo sabía, pero era de carácter débil y con amenazas la callaban. Yo no: le conté todo a la provincial pero no me creyó. Me miró como si yo estuviera loca y me amenazó diciendo que me iría al infierno por inventar mentiras sobre mi superiora.

    Durante la «formación» en el “estudiantado” ya no tenía ningún deseo de continuar con ellas, sentía el deseo de consagración, pero no en las SSVM porque no encontraba la verdad en su forma de vida. Hablé con las superioras, con el director espiritual, pero para ellos era simplemente una tentación del demonio contra la que tenía que luchar. La idea de vivir en constantes mentiras me consumía por dentro, pero con las amenazas que recibía, tenía miedo de tomar elecciones decisivas. Vi salir a muchas monjas con las que luego nos prohibieron hablar porque eran infieles a su vocación y eran peligrosas porque podían hacernos daño, es decir, según las superioras, con su salida nos daban testimonio de condenación eterna… Esto fue psicológicamente devastador. No podrías hablar con nadie de afuera porque nadie conoce la vida religiosa y nunca entendería la vida comunitaria, de hecho, solo “podrían dañarte”. Todos viven allí convencidos de que están en la verdad, y la gente, los sacerdotes diocesanos, los religiosos de otras órdenes, según IVE Y SSVM, viven en la mentira porque no viven según el evangelio como deben, y por eso nunca se podía tener un franciscano o un jesuita o un diocesano como director espiritual. Cuando yo veía a otros religiosos no pertenecientes al IVE me sentía feliz porque percibía que vivían en libertad de espíritu y no como como nosotros, esclavos dentro de las SSVM, y esto me ponía cada vez más en una situación en la que ya no podía vivir. Entonces las cosas que pasaban, las constantes mentiras en mi contra me cansaban cada vez más y no podía hablar con ninguna de las monjas porque le informaban todo a la superiora, añadiendo también cosas inventadas. Le pedí a mi director espiritual ir a otra congregación, pero me dijo que era contra la voluntad de Dios porque si yo estaba con las Servidoras es porque el Señor quería que yo fuera santa allí y no con otras monjas, y eso sería traicionar la voluntad de Dios. Pero ya no podía vivir más con ellas: todo lo que decían y hacían me daba asco. Así que, en cada reunión con el director espiritual yo hablaba de querer irme y él trataba de persuadirme de lo contrario diciéndome que no podría soportar los cambios, también porque no encontraría nada mejor, porque en todas las congregaciones viven con las mismas reglas y peor aún, no son fieles al carisma de sus fundadores, son progresistas, etc.

    Me trasladaron a otra comunidad donde nunca quise ir y con una superiora incapaz de serlo, y a su vez, manipulada por las otras superioras mayores. La vida empezó a ser cada vez más complicada, porque siempre me ponían en la situación de tener que pelear con las superioras, y yo, para ellas. siempre era una mentirosa: me espiaban día y noche, las monjas «encargadas» de espiarme estaban orgullosas de hacerlo porque se sentían importantes… En la comunidad había tanta envidia y celos hacia mí, porque tenía amigos, (la gente de la parroquia me quería porque siempre estaba ahí cuando necesitaban hablar). En cambio, las demás no eran felices porque se creían inteligentes y nunca tenían tiempo para la gente, porque pasaban todo el tiempo en la computadora haciendo cosas inútiles y a veces escandalosas. La gente enseguida entendió cómo eran las monjas y empezaron a no tenerles mucha confianza, y esto les provocó muchos celos, al punto que las mismas monjas corrieron la voz en mi contra diciendo que estaba enamorada del párroco y de otros hombres. La gente me conocía y no creía en estas «noticias» falsas. Para que no se descubriera que fueron ellas quienes difundieron estos rumores, las monjas dijeron que fue la señora NN quien lo hizo, porque las cosas han quedado en evidencia y la verdad siempre triunfa. Todo esto creaba mucha confusión entre la gente: ver a las monjas comprometidas con hacer el mal… Siempre me espiaban, escuchaban las llamadas telefónicas que recibía para saber con quién y de qué hablaba, tanto que después empecé a decir, sin miedo, a quien llamaba que nos estaban escuchando al otro lado del auricular. Yo ya estaba convencida de salir de ahí pero no me dejaban, y tenían miedo. Yo sabía y había visto demasiadas cosas que podían ser usadas en su contra. Me amenazaron con el infierno si dejaba la congregación y muchas veces me decían que con mi comportamiento (de querer irme) estaba condenando a mis familiares al infierno por mi falta de fidelidad a la congregación.

    Me ofrecieron importantes tareas solo para mantenerme adentro, pero no acepté; me amenazaron con otras cosas; me prohibieron hablar con gente de afuera: amigos, padres… Me enviaron al monasterio de clausura, como hacen con muchas, a rezar por mi «conversión» y perseverancia en mi vocación, porque según ellas, era una tentación. Yo ya estaba al tanto de muchas cosas ocultas que no comunican a los miembros, por ejemplo, los escándalos de Buela, que para ellas era un santo perseguido por la iglesia porque es el único que predica la verdad y la doctrina correcta: «nos persiguen porque tenemos tantas vocaciones que otros no tienen y a la Iglesia esto no le gusta”. Lo escuché muy a menudo. Nunca nadie ha dicho la verdadera razón por la que Buela fue sacado de su cargo, al contrario, iban a visitarlo a escondidas. Empecé a descubrir muchas salidas de sacerdotes y monjas, y descubrí muchos testimonios, y esto me dio mucho valor para salir sin miedo.

    Me hicieron la vida imposible cuando les comuniqué que me iría en breve. Inventaron otras historias en mi contra pensando que me podían chantajear, pero fracasaron. Descubrí que todos los días hurgaban en mis cosas, siempre encontraba un armario desordenado y cosas extrañas como si fuera brujería… Eso no me asustaba, pero cada vez me escandalizaba más con estas actitudes. Un día estaba trabajando cuando me llamaron porque buscaban cartas de amor de mis supuestos amantes, pero no las encontraban y querían ver si las había escondido en las maletas, pero como estaban cerradas con candado, no pudieron revisar. Yo estaba furiosa: tomé mis cosas, las tiré en la maleta y me peleé con esa «monja», y me fui. Ella lloraba porque entendió que perdían si empezaba a hablar sobre lo visto: me pedía que no me apurara, que es el diablo el que me empuja a hacer eso, y que ellas solo quieren mi bien. Esta vez me invadió la ira que me dio el coraje de tomar esa decisión: estaba furiosa, pero no me arrepiento.

    Cuando llegué a casa, mis padres no entendían lo que estaba pasando allí. Les expliqué la situación y no podían creerlo. En casa, sin embargo, no tenía paz porque me encontré con que las monjas venían a mi casa a convencerme de que volviera, me ofrecieron dinero para volver con ellas, me dijeron que fuera con ellas a hacer los ejercicios espirituales para ponerme de vuelta en el camino correcto. Siempre he rechazado todo.

    Entendieron que yo no retrocedería en mi elección; me empezaron a mandar sacerdotes del IVE, me llamaron por teléfono (después de lo cual cambié de número), luego llamaron a mis familiares para decir que tenía que hablar con ellos, intentaron por todos los medios que me «convirtiera» y volviera a ellas, usando incluso tonos y formas agresivas. Uno de los sacerdotes le dijo a un familiar mío muchas mentiras sobre mí para ponerlo en mi contra, para hacerle ver que yo era el problema y que solo estaban tratando de ayudarme. Su comportamiento me hizo sentir mal y decidí contarles a todos mis familiares lo que viví allí. Cada vez que los sacerdotes aún trataban de manchar mi nombre, mis familiares me defendían diciendo: «¿Qué clase de religioso eres si haces cosas obscenas y vives en una mentira?” Los Padres del IVE y las SSVM se dieron cuenta de que les conté cosas a mis familiares y se asustaron de que pudiera seguir diciéndoles a otros, entonces comenzaron a poner en mi contra a los feligreses que me conocían bien. Incluso llegaron a amenazarme a través de mensajes telefónicos diciendo: «Estás enojada porque cambiaste el cielo (es decir, el IVE) por el infierno (es decir, mi familia). Te mereces el infierno y te llevas a tus familiares contigo». A este mensaje respondí con igual desenfreno diciéndoles que ya viví un infierno en su congregación y ahora soy libre y estoy en el cielo.

    No se dieron por vencidos y siguieron amenazándome, enviándome mensajes amenazantes a través de conocidos en común. Me amenazaron con la excomunión de la Iglesia. En ese momento se me acabó la paciencia y le respondí con aire fuerte diciendo que, si no me dejaban en paz, mañana iría al obispo y le contaría todo sobre ellos y serían ellos los que tendrían miedo a la excomunión y no yo. Tuve que mudarme a otra ciudad para estar lejos de ellos y nunca volver a verlos. Pero siguieron buscándome, tenían miedo de mí y de lo que pudiera hacer contra ellos. Mis familiares me informan de todo y a través de ellos he mandado mensaje a los sacerdotes y monjas para que dejen de perseguirme porque mi paciencia tiene límite y pueden tener grandes problemas. No me han molestado desde entonces.

    Trataron de ser amables con mis familiares, me pidieron mi número de teléfono porque «solo» quieren estar en contacto conmigo. Nunca les he dado esta satisfacción.

    Cada vez me doy más cuenta de que esa Congregación es una verdadera y propia secta, tienen actitudes que, para permanecer intactos ante la Iglesia y la gente, destruyen la vida de aquellos miembros que se rebelan y se van.

    Este testimonio mío es una pequeña parte de lo que viví: para contarlo todo en detalle tomaría mucho tiempo y muchas páginas, pero mi intención aquí es mostrar y hacer entender qué tipo de religiosos son los del Verbo Encarnado y cómo son. Pueden arruinar tu vida. Le doy voz a todos aquellos que no tienen el coraje de contar o que ya no tienen la cabeza porque se enfermaron de esquizofrenia y ya no pueden decir nada, como una amiga mía que se enfermó allí e incluso intentó suicidarse queriendo tirarse por la ventana para salvarse de ellos; la atrapamos a tiempo, está viva, pero su vida está arruinada y es joven.

    Cierro aquí esperando que mi testimonio pueda abrir los ojos de aquellos que están “hipnotizados” por la fingida alegría de las monjas y sacerdotes del IVE. Si sientes vocación, sigue otras órdenes o congregaciones que se han fundado hace muchos años, aunque tengan pocas vocaciones, pero al menos, que vivan bien el Evangelio en la libertad de los hijos de Dios, y así serás feliz y te sentirás realizado en la vida. Y sobre todo en la verdad.

    Aclaración:

    Los hechos aquí descriptos por la ex religiosa de SSVM, quien nos ha pedido mantener su anonimato, sucedieron, por autorización suya de ser aclarado aquí, entre los años 2005 y 2014 en Ucrania e Italia.

  • El pecado contra el Espíritu Santo

    El pecado contra el Espíritu Santo

    ¿Tan así es esto?… ¿Puede ser tanto?… ¿No se nos estará yendo la mano?

    Queridos lectores: me parece que no. Es más… no encontramos otra expresión más justa y exacta.

    Antes que nada, aclaremos a qué realidad nos estamos refiriendo. Porque “pecados contra el Espíritu Santo” puede haber muchos, y los hay. Nosotros en este blog nos referimos a uno muy evidente, que seguro ya se imaginarán: la ceguera voluntaria.

    Nos referimos a una voluntad de no querer ver. Nos referimos a un pre-juicio. Nos referimos a un formateo de cerebro, diseñado y preparado con mucho esmero y anticipación. Hablamos aquí de la incapacidad para recibir cualquier información distinta a la oficial.

    ¿Cuál es el problema, entonces? El problema, estimados lectores, es que, con una actitud así, no se puede avanzar, y con razón dijo Jesús que los tales así, “no tienen perdón”, porque no quieren ver.

    Como en todo pecado, para que exista, es necesario quererlo.

    Hoy, justamente, nos referimos a no querer ver la verdad, y estar predispuesto de antemano a no escuchar nada que me contradiga “mi verdad”, o “la verdad de mis superiores”, que es lo mismo para el caso.

    Porque no es que ahora nosotros lo digamos sin fundamento, por defender “nuestra postura”, o para “no perder”. No es una discusión adolescente de egos. Todo lo contrario: nos fundamentamos en hechos. Y en otros hechos que nos constatan esta ceguera de la que hablamos: personas que se niegan sistemáticamente a “enterarse”. Prefieren la comodidad de la ignorancia al compromiso de conocer la verdad oculta. Los superiores les mantienen en este estado, y les enseñan que es lo correcto.

    Nosotros, por el contrario, entendemos que no es lo correcto. No es correcto mirar a otro lado cuando suceden cosas que te incumben. No es correcto mirar al costado cuando un amigo, amiga, compañero de años, cae, sale o te cuenta algo incómodo. No es correcto apelar a “la santidad” cuando dejas de hacer lo esencial de la santidad: la caridad.

    ¿Fanatismo? Puede ser.

    ¿Lavado de cerebro? Segurísimo.

    ¿Ignorancia invencible? Mmm… Lo dudo.

    Vamos a ser más claros: sale una noticia en algún medio de comunicación. Pero dicha noticia contradice mi versión de las cosas, señala a mi Instituto, muestra ante el público comportamientos indecentes de mi Fundador. Entonces, inmediatamente, mi “chip” me indica que es una “fake news”, una mentira. Básicamente, todo lo que digan los medios de comunicación es mentira. Así salvo el particular.

    Pero si fuesen esos mismos medios que hablasen bien de mi fundador, pues en ese caso, sería una “buena noticia”, de esas que deberían publicarse más, ya que hoy en día “sólo se destacan las malas”. Entonces: ¿en qué quedamos? ¿Los medios mienten siempre, o a veces?

    Más claros aun: Sale una noticia de un escándalo en la iglesia, incluso de otra Orden distinta a la mía (entiéndase IVE). Yo, “para no hacerme daño”, ni siquiera la leo, ni escucho nada al respecto: es todo mentira, exageración, denigración de la Iglesia, en este mundo impío que nos toca vivir. Y si es de la misma Iglesia: “persecución” a los buenos, ‘que somos pocos, cada vez menos”, o una más reciente:

    “El Papa es liberal, progresista, está suprimiendo todas las Órdenes tradicionales…”

    ¡Increíble; de locos! Pero cierto. Lo sabemos por testimonio y experiencia propia. Hay una ceguera voluntaria, que, a mi entender, puede ser tan grave como el “pecado contra el Espíritu Santo” del que Jesús nos advirtió. Ahora entendemos: dicho pecado no es que Dios no lo quiera perdonar… Es que la persona no quiere ni siquiera escuchar.

    ¿Es que el Padre Buela es infalible, impecable, o algo así, como para que recaiga sobre su persona una “imposibilidad” de culpabilidad? ¿Habrá sido concebido sin pecado original y la Iglesia aún no se enteró?

    ¿Es que existen personas tan estúpidas como para defender a toda costa (entiéndase: a costa de la mínima vergüenza y decencia humana, mínimo sentido de justicia y moral, básico pudor espiritual y físico) a un fundador por el solo hecho de ser mi fundador? Lamentablemente sí: existen personas que defienden lo indefendible. No les importa ser como él. Se siguen creyendo que “siendo como él” “se santifican”. Una locura absoluta.

    Tampoco les importa la sentencia de Nuestro Señor: “Ay de aquél que escandalice a uno de estos mis pequeños” … ¿Escandalizar? —se justifican. No; jamás. El escándalo lo producen ellos, los enemigos, que publican en los medios para destruir la obra”. Sin embargo, la gran pregunta a la cual evaden sistemáticamente, sigue en pie: ¿Es verdad o no, que sucedieron estas cosas que denunciamos? Y si es cierto: ¿quién hace realmente “escándalo”, los que denunciamos o el que realizó el escándalo? Y si me dicen que no hay que hablar de ello “para no escandalizar”, les decimos desde ya que, mayor escándalo hay en hacer y tapar estas cosas, que simplemente contarlas, para que no vuelvan a suceder. De hecho, no estaríamos publicando nada, si nada hubiese sucedido.

    Tan básico es el razonamiento, que nos impresiona sólo el pensarlo. No es creíble; no es posible que exista gente así. Sin embargo, existen. Son todos aquellos que defienden y saltan como perros rabiosos, antes de detenerse a considerar la acusación. Son todos aquellos que primero argumentan en defensa, antes de escuchar el cargo. Suelen ser los que no conocen, y hablan sin conocer. Hay muchos de éstos: incluso entre los laicos.

    Pero no nos asustemos: siempre han existido, y no debería ser una maravilla encontrarnos con algunos especímenes así. Ya sabíamos que la estupidez humana no tiene límites.

    ¿Van a seguir defendiendo al Padre Buela, su inocencia y santidad, aun después de la sentencia pública y definitiva?

    No lo duden; no hace falta ser Palavicini ni Nostradamus para predecirlo: absolutamente sí. Será la “Gran Persecución” que San Juan Apokaleta se olvidó de narrar.

    Y nosotros, del otro lado, del lado del sentido común, ¿qué diremos?, ¿cómo reaccionaremos? … Pues, con una descontracturante carcajada y una buena copa de vino, celebrando que todavía quedan personas que encuentran al pasto verde, y a las vacas que lo pastan un excelente alimento.

    Por ello brindamos: por un óptimo año nuevo, libre de fanatismos, lavados de cerebro, prejuicios absurdos y causas superfluas. Si hemos de luchar por algo, que sea por la verdad.

    ¡Salud! Y si todavía no te convencí de la salud, pues, “andá pallá bobo”.

    Luis de la Calle

  • El silencio de los buenos

    El silencio de los buenos

    Lamentablemente la mayoría de los institutos con rasgos sectarios suelen tomarse años para formar en sus miembros una conciencia, pudor espiritual y dependencia psicológica tal que no puedan transmitir sus sufrimientos, pensamientos o intimidades más que a aquellos designados, y así utilizan al director espiritual para que sea el único con quien un joven o una joven religiosa pueda consultar. Se les prohíbe las amistades particulares (para que los religiosos no sepan qué piensan los demás o qué sufren, o se unan a él; eso sería peligrosísimo para ellos…), se les prohíbe consultar con gente de afuera de la orden, o con la familia, etc…

    Así lo hicieron mucho tiempo los legionarios de Cristo, bajo el 4°voto de caridad en el que no podías faltar la caridad con nadie, por lo tanto los que veían algo raro sobre el fundador no podían decir nada para no faltar a ese voto….tal extremo hizo que los desórdenes morales del fundador crecieran en años y nadie se dé cuenta, aparte de que se cuidaba la figura de Maciel como un santo, por lo tanto nadie se atrevía ni siquiera pensar mal; tenían terror de faltar al voto, aun cuando Maciel ingresaba su esposa e hijos a los seminarios, (hay testimonios de sacerdotes que aunque se daban cuenta de que eso no era normal o dudaban, por el voto de caridad preferían salvarle la intención pensando que esa familia sería algún benefactor que lo llamaba “Papá” —o mejor no pensar nada y enfocarse en la santidad y así tranquilizaban sus conciencias).

    Esto hizo que la iglesia, luego de la sentencia de Maciel, les suprimiera el 4° voto a los legionarios, considerándolo terrible ya que apunta contra la libertad de las personas impidiéndoles pensar y actuar libremente. Si hubiesen hablado antes, tal vez la iglesia hubiese tomado medidas a tiempo y Maciel hubiese sido condenado por muchísimos abusos de menores y muerto en una cárcel, no rodeado en su convento lleno de honras y lujos; muchos crímenes se hubiesen evitado.

    El Verbo Encarnado no llegó a un 4° voto como ese, pero desde el noviciado se insta a la santidad, y quien aspira a la santidad, no debe “murmurar”, como le llaman ellos, (por lo tanto, no puedes pensar distinto, porque si lo haces, estás “murmurando”); no debes tener amistades particulares (“hace mal al alma”); no debes hablar las cosas internas que te pasan con nadie, sólo con tu director y superior/a. Todo bajo la máxima de “ser santo”, y ese es el camino.

    Con esto lograron que generaciones de chicos y chicas excelentes, que, al pasar los años, y ante tanta presión decidieron dejar la vida religiosa, aun afuera del sistema les cueste hablar. Han logrado que se convenzan que están “traicionando” la institución, que no están siendo agradecidos ni virtuosos, que harían daño a la Iglesia hablando, que generarían escándalo, etc. Y esto mientras la misma institución sí se dedica a hablar mal de ellos desacreditándolos, para que nadie más siga su ejemplo yéndose, ni les crea.

    Nuestro equipo recibe a diario consultas en privado, de gente que vivió en el IVE y en las SSVM, algunos más de 20 años, y la mayoría recién ahora se dan cuenta que cometieron un gran error en no hablar en su momento, y en dar vuelta la página de sus vidas apresuradamente, sin cerrar etapas y sanar heridas. Muchos vieron o escucharon los desórdenes de su fundador, los abusos psicológicos, el mal uso del dinero de los bienhechores, la cantidad de gente enferma psicológicamente, las vocaciones forzadas etc. y decidieron alejarse… y en muchos casos es entendible. ¿Pero por qué el silencio?

    • Algunos tienen todavía familiares adentro y por no crear divisiones en las familias sólo se alejan despacito, sin explicaciones de lo que verdaderamente sucedió.
    • Otros le tienen terror a la lengua de Buela y su séquito, ya que se los desacredita moralmente con falsas acusaciones y los aduladores son fáciles para repetir lo mismo. Con eso logran que los demás miembros no se acerquen, y si no, dentro de los conventos y seminarios, cuando ven que un sacerdote o monja ejemplar deja la vida religiosa, ellos no dan explicaciones de lo sucedido a los miembros, y simplemente dicen: “Fulano está mal, no podemos hablar, pobre…, se volvió loco/a, pobre…no fue fiel… Dios lo dejó de lado, no fue fiel al carisma”, etc. y no se habla más de esa persona, dejando que cada uno imagine qué habrá sido lo “terrible” que hizo.
    • Otros sólo piensan que la iglesia no hará nada al respecto, que todo está corrupto, entonces no servirá de nada…
    • Otros simplemente vivieron situaciones traumáticas tan duras que sus mentes bloquean muchos recuerdos para salvaguardarse y no quieren revivir ciertos hechos.
    • Otros recibieron tantos años la bajada de línea de que hay que guardar la imagen del instituto, no escandalizar a los laicos, etc. que es mejor alejarse, convencerse de que el problema fueron ellos mismos, y así se libran de los ataques por parte de la Tercera Orden y fanáticos, y la vida, obviamente, les resulta más llevadera.

    Lo dicho es totalmente entendible, pero lo cierto es que estas buenas personas se alejan en silencio de la comunidad a la que ayudaron con su trabajo por muchísimos años, y que ahora son abandonados al mundo, sin estudios válidos, sin aportes jubilatorios, sin familia, sin amigos —ya que los “amigos” del IVE le dan vuelta la cara y no los reconocen. Es por este “silencio de los buenos” que dichos manipuladores siguen haciendo daño a tantas almas que ingresan con la ilusión de “ser santos”, y que, con el paso del tiempo, salen quebrados psicológicamente.

    El IVE perdió más de 100 sacerdotes en los últimos años. Las Servidoras no tienen religiosas de edad adulta, ya que la gran mayoría salió y sigue saliendo… Ingresan 30 novicias, y después de 10 años quedan 10 y después de 20 años quedan 2. Y en algunos noviciados no queda ninguna.

    Nos podemos preguntar con sentido común: ¿Vale la pena seguir callando?… ¿cuántas personas más deben seguir siendo afectadas?

    La iglesia tuvo que intervenir a estas órdenes de actitudes sectarias enviando Visitadoras y Comisarios, pero es muy difícil que alguien pueda pensar distinto, puesto que eso sería faltar la caridad o tener mal espíritu, y no ser tan santa. En las charlas y ejercicios espirituales se lava tanto el cerebro sobre “defender el carisma” (entiéndase no autocrítica), que adentro nadie se atreve a pensar distinto, ya que se iría contra el mismo carisma y se sentiría un hereje.

    Pero Dios existe y la verdad tarde o temprano sale a la luz.

    Al final el tiempo va haciendo salir grotescos abusos de todo tipo y los pone a la luz, aunque traten de tapar todo, y esto, de parte de los más indefensos y débiles. Dios es grande.

    Y ya son muchos los que, al alejarse de la situación y del lugar, pueden ver con claridad la manipulación sufrida y desean no callarse más, por el bien de los que ingresan cada año sin saber la historia real.  

    Muchos tuvieron sólo algunos años y vivieron sólo la experiencia buena de que “la finca es como el cielo en la tierra”. Éstos deberían sentirse agradecidos de no haberse dado cuenta de nada. Otros, sin embargo, fueron parte del gobierno y pudieron escuchar y tomar decisiones que afectaban a muchos, sólo por defender la imagen de Buela y sus locuras. Otros recibieron abusos sexuales por parte de Buela u otro sacerdote degenerado. Otros simplemente los enviaban con corta edad a misiones sumamente difíciles para terminar luego con tratamientos psicológicos donde ellos mismos los medican.

    Pero a pesar de todo este infierno, nunca sospecharon que espíritus libres fueran capaces de pensar por sí mismos y decidir romper el silencio, simplemente contando su experiencia. Estos espíritus no tienen de qué esconderse, (por el contrario, el IVE tiene una deuda con ellos: los enviaron a pedir para la construcción de muchos de sus proyectos, y ellos iban obedientes a defender fanáticamente al instituto que ahora les da la espalda, repitiendo las mismas mentiras que recibían de arriba)

    Y el hecho de hablar hizo que se ayude a muchos a no sentirse solos, a saber que la culpa no era de ellos sino del sistema que los tensaba tanto hasta enfermarlos; saber que ellos no le debían nada y no le tenían miedo a la crítica de los “manijeros” de siempre. Esos espíritus libres se convirtieron en cable a tierra de cientos que pensaban lo mismo y no se sentían capaces de expresarlo, y hoy decidieron contar su verdad.

    Que el IVE no es el único medio de salvación y que la vida y Dios es mucho más que el IVE, y aunque hayas estado más de 20 años adentro y piensas que perdiste gran parte de tu vida en una mentira colectiva, es hora de ayudar a otros a que sepan la verdad, tu historia, y luego, ellos también serán libres para decidir lo que quieran para sus vidas.

    Hay espíritus sublimes en muchos lugares, más de lo que nos imaginamos. Por ejemplo, en los Miles Christi, gracias a dos o tres que descubrieron las mentiras del fundador y gracias a que rompieron el silencio, se lo pudo allanar al fundador al estado laical. A los legionarios se los obligó a hacerse cargo de las aberraciones del fundador y destituir a los miembros del gobierno general que había tapado todo. Tantas otras congregaciones tuvieron que cerrarse en estos últimos tiempos por los desórdenes y abusos psicológicos hacia sus miembros, gracias a que las víctimas hablaron.

    El IVE no está exento de todo esto y la iglesia lo sabe. Sabe de los abusos del fundador, sabe que a los miembros les minimizan todo y nunca les llega la información real, y menos a la Tercera Orden, a la cual sólo le dicen lo que ellos quieren y los cuidan de cualquier información escandalosa, ya que de los laicos se sustentan, y no les conviene perder la gallina de los huevos de oro.

    En fin, sabemos que Buela tendrá pronto su sentencia por la cantidad de abusos, pero también esperamos justicia para el gobierno que siempre lo acompañó y tapó sus excesos de alcohol, sus largas noches de tv, sus abusos en el manejo del dinero mientras en muchas misiones los misioneros pasaban necesidad. Esperamos que también tengan su merecido y la iglesia castigue a los cómplices, sin los cuales, toda esta farsa no sería posible.

    Pero lo más importante es que las victimas ya han perdido el miedo, y el que tenga que hablar, hablará.

    Muchos decidieron denunciar a la autoridad correspondiente para que se tomen medidas correspondientes.

    El que no quiere denunciar formalmente, al menos puede dejar su testimonio en este blog para que le sirva a otros.

    Ojalá Dios nos conceda muchos espíritus sublimes con agallas de enfrentar lo que está mal, y sacar a luz lo que tantos años escondieron, como es el caso de Luis, que siempre aporta al equipo de este blog y su fortaleza es admirable. ¡Nuestro aplauso y apoyo para este valiente joven!

    Esperemos que “el silencio de los buenos” que solo ayuda a que el mal se desparrame más, se acabe pronto, y la verdad triunfe a la luz de todos.

    Equipo de Administradores

  • Legionarios de Cristo buscaron limpiar la imagen del fundador: la serie millonaria que nunca vio la luz

    Legionarios de Cristo buscaron limpiar la imagen del fundador: la serie millonaria que nunca vio la luz

    (Georgina Zerega – El País) La congregación de los Legionarios de Cristo intentó limpiar la imagen de su fundador, Marcial Maciel, acusado en múltiples veces de pedofilia, con una serie de televisión que al final nunca vio la luz. Así lo cuenta el periodista Emiliano Ruiz Parra en una investigación publicada en la revista Gatopardo. En unos 19 capítulos de aproximadamente 20 minutos, la orden religiosa realizó una producción para mostrar una imagen de Maciel, como un sacerdote “maravilloso” y “compasivo”. Las grabaciones se llevaron a cabo a inicios de este siglo, por el año 2002, cuando el líder de la Legión acumulaba denuncias por abuso sexual. La producción nunca fue difundida, porque la congregación optó por “dar un giro y pasar de la defensa a ultranza a deslindarse” de su propio fundador, comenta Ruiz Parra. La producción televisiva había surgido en varias conversaciones que había tenido el reportero con sus fuentes. Pero un día, una de esas personas finalmente le dio las transcripciones de los capítulos. Eran siete apartados, seis de ellos dedicados a la historia de Maciel y la Legión, que iban desde Cotija, el municipio de Michoacán donde nació el fundador, a su establecimiento en Roma. El último se llamaba Un día en la vida, y mostraba al sacerdote por aquellos años, viviendo en la sede romana de la Congregación, y se le enseña como “un hombre de oración y trabajo”. Se trata, cuenta Ruiz Parra, de una producción profesional, “grabada con mucho dinero”, más de una cámara, en varias locaciones que incluyen ciudades de México, España e Italia.
    La serie fue realizada por Apostolate Resource Center (ARC) y dirigida por David Murray, autor además del libro Fundación, historia y actualidad de la Legión de Cristo. “Fue su último intento de hacer un relato oficial diciendo que Maciel era un santo”, dice el reportero y escritor, que cuenta que pudo ver algunos de los capítulos grabados. Parte de la serie fue narrada por Evaristo Sada, uno de los miembros históricos más cercanos a Maciel y por las imágenes circulan varios nombres que integraban la cúpula de la orden en aquel entonces, como Luis Garza Medina, el gran arquitecto de las finanzas legionarias, o Rafael Moreno, secretario particular de Maciel.
    “A mí me parece un caso muy interesante el de Rafael Moreno, porque él dice a cámara en la serie: ‘Lo más difícil de mi vida es darme cuenta de lo pecador que soy y convivir la mayor parte del día con una persona tan extraordinaria”, cuenta Ruiz Parra, “y luego nos enteramos por (la filtración de datos conocida como Vatileaks), que mientras decía esto estaba buscando en el Vaticano quien le escuche para dar una declaración de los delitos de Maciel”. Esa misma filtración reveló también que Moreno se encontraba entre los nombres de la extensa lista de víctimas de los abusos del fundador.
    Cuando se grabó la serie, habían pasado unos 50 años de la primera investigación por pedofilia que realizó el Vaticano contra el sacerdote, que concluyó en nada. Habían pasado también unos cinco años de que ocho exlegionarios denunciaran públicamente a Maciel por abuso sexual. Para inicios de este siglo, la imagen de la congregación estaba manchada, y barajaron la idea de limpiarla con un “relato propagandístico” en el que vendían a Maciel como “la gran bendición”. “Todos estaban de acuerdo en defender a Maciel”, dice el reportero. Finalmente, los Legionarios decidieron alejarse de Maciel, decir que desconocían “la doble vida” de su fundador, y rechazar el encubrimiento. Una versión insostenible para las víctimas, que denunciaron que operaba bajo el resguardo de no solo la elite católica, sino política.
    Los Legionarios se codearon durante años con políticos y famosos. Entre las figuras que aparecen o son nombrados en la serie televisiva están el magnate mexicano Emilio Azcárraga Vidaurreta, fundador de Telesistema Mexicano, la empresa fundadora de Televisa, de quien se dice que se recibió un donativo. O Alberto Martín-Artajo, el ministro de Exteriores durante el franquismo, sobre quien se comenta que le da becas a Maciel para que lleve a sus seminaristas al seminario jesuita de Comillas. También aparecen dándole la mano los cardenales de Juan Pablo II, entre quienes destacan el exsecretario de Estado de la Santa Sede Angelo Sodano, acusado de encubrir los abusos sexuales dentro de la Iglesia, o el cardenal Giovanni Battista Re, aún en activo.
    Pese a que las denuncias se acumulaban y el tema se volvía un asunto espinoso en el Vaticano, la cúpula religiosa optó durante años por encubrir a Maciel y proteger a la orden, que para ese entonces era una de las más ricas del mundo católico. La producción, explica el autor de la investigación, “es la prueba de esa complicidad” entre las más altas esferas de la Iglesia y el sacerdote mexicano. “Hay una escena rocambolesca en que Maciel explica los dulces típicos de Michoacán [su lugar de origen]”, comenta Ruiz Parra. Es “un esfuerzo de humanizar” al líder de la congregación y “de borrar sus crímenes”.

    Fuente – El País

  • Francisco interviene el Instituto Miles Christi y nombra Comisario Pontificio al obispo Jorge Ignacio García Cuerva

    Francisco interviene el Instituto Miles Christi y nombra Comisario Pontificio al obispo Jorge Ignacio García Cuerva

    El Papa Francisco ha decidido intervenir el Instituto de derecho diocesano Miles Christi, cuyo fundador, el sacerdote argentino Roberto Juan Yannuzzi, fue reducido al estado laical por abusos sexuales y de conciencia.

    El Obispo de Gallegos en Argentina, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, fue nombrado por el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Consagrada como “Comisario Pontificio” del Instituto de derecho diocesano Miles Christi.

    Fundador expulsado del estado clerical

    En 2016 la Santa Sede inició una investigación canónica para investigar al Fundador del Instituto, el sacerdote Roberto Juan Yannuzzi. El proceso fue iniciado por las autoridades de Miles Christi, quienes oportunamente informaron a la autoridad competente (Archidiócesis de La Plata, Argentina) de las irregularidades, abuso de autoridad en su gobierno y abuso sexual con adultos cometido por el Yannuzzi. La autoridad diocesana, a su vez, informó a la Santa Sede.

    En febrero del año 2020, el Papa Francisco impuso la dimisión del estado clerical al sacerdote Roberto Juan Yannuzzi, fundador y superior del Instituto Miles Christi en Argentina.

    Roberto Juan Yannuzzi, fundador de Miles Christi

    A través de un comunicado, el Arzobispado de La Plata explicó que la decisión del Papa Francisco se funda en que Yannuzzi “ha sido hallado culpable de los delitos contra el sexto mandamiento con adultos, de absolución del cómplice y de abuso de autoridad”.

    Este Instituto, tiene presencia en Argentina, Italia, México y Estados Unidos.

    Fuente: https://infovaticana.com/2022/12/05/francisco-interviene-el-instituto-miles-christi-y-nombra-al-obispo-jorge-ignacio-garcia-cuerva-comisario-pontificio/